
La leona bosteza, ha cerrado los ojos. Su pelo pardo grisáceo está lustroso. Impresionan sus largos colmillos, más largos y más afilados que los del león –la hembra es siempre más peligrosa-. Uno contempla esa poderosa dentición y piensa con tristeza en las tiernas yugulares de las gacelas Thompson y los cervatillos de dibujo de Walt Disney, presas favoritas de los grandes felinos.
De momento, hay paz. Y un poco de modorra. Se ha saciado el hambre. Brilla el sol. Hace calor. Mejor así.
La leona, estampada en el paisaje en calma, bosteza. Su hermosura de fiera de lujo se concentra en un escorzo estatuario.
© José Luis Alvarez Fermosel
2 comentarios:
Hola, Caballero Español:en lugar de las ondas sonoras, está en el ciberespacio (¿se dirá así?).¡Pero está! Lo queremos mucho mi flía. y yo y lo hemos seguido siempre por la radio, casi desde que comenzó con Lanny. Me encantaron los textos de los bostezos pero quisiera pedirle un favor muy especial: ¿no podría publicar lo que ud. leía y que trataba uno sobre lo que pedía un cachorrito de perro a un futuro amo y el otro sobre un tipo que lo abandona en la ruta por ser viejito? Mi marido, que no es posmo, se emocionaba hasta las lágrimas cuando se los oia. Le mando un gran beso de mi madre, mi marido y mis hijas, mujeres las 2, pero... ¡posmos! Increíble. Sara (de Bernal)
Gracias, Sara, por vuestro afecto.Estoy, efectivamente, en el cyberespacio (si es que se dice así).No tengo a mano los textos que mencionas, pero los voy a buscar y te informaré en su momento de dónde podrás leerlos.
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