Ayer se cumplieron 183 años del nacimiento de Julio Verne (1828 – 1905).
El escritor e investigador español Juan José Benítez estudió exhaustivamente la vida y obra de Julio Verne, nacido en Nantes y muerto en Amiens (Francia).
Benítez estudia en un libro titulado, Yo, Julio Verne -editado por Planeta-, los misterios del que quizás fuera el más incomprendido de los genios, no solo de la literatura sino de la anticipación científica.
Las sesenta y cuatro grandes obras de Julio Gabriel Verne Allotte son mundialmente conocidas.
Tal vez no pueda decirse lo mismo de su vida, nimbada de secretos, y de sus frustraciones.
Como dice Benítez en su inquietante libro, a Verne le torturaron determinadas circunstancias de su tiempo y sus largas temporadas de pobreza. Su muerte equivalió a un suicidio provocado por los editores, que le obligaron a trabajar como un galeote. (Emilio Salgari, otro escritor inolvidable para los niños de antes, se suicidó, apuñalándose en un bosque, porque quienes le hacían trabajar a destajo no le pagaban lo necesario para vivir.)
¿Fue Julio Verne un profeta de la ciencia? ¿Cuántos de sus lectores descubrieron el subterráneo y esotérico mensaje encerrado entre las páginas de sus obras?
Quizás no muchos de esos lectores sepan que Julio Verne se hizo abogado contra su voluntad y que trabajó en la Bolsa durante cinco años.
Fracasó en el amor y en el matrimonio.
¿Fue víctima de un atentado? ¿Perteneció a una oculta hermandad iniciática? ¿Qué le impulsó a ser concejal?
Julio Verne, apasionado por los enigmas, murió en 1905. Su tumba, en la opinión de Juan José Benítez, encierra su gran y último criptograma.
Benítez afirma: “El mensaje de la sepultura de Amiens es estremecedor”.
© José Luis Alvarez Fermosel
Nota relacionada:
Julio Verne
El escritor e investigador español Juan José Benítez estudió exhaustivamente la vida y obra de Julio Verne, nacido en Nantes y muerto en Amiens (Francia).
Benítez estudia en un libro titulado, Yo, Julio Verne -editado por Planeta-, los misterios del que quizás fuera el más incomprendido de los genios, no solo de la literatura sino de la anticipación científica.
Las sesenta y cuatro grandes obras de Julio Gabriel Verne Allotte son mundialmente conocidas.
Tal vez no pueda decirse lo mismo de su vida, nimbada de secretos, y de sus frustraciones.
Como dice Benítez en su inquietante libro, a Verne le torturaron determinadas circunstancias de su tiempo y sus largas temporadas de pobreza. Su muerte equivalió a un suicidio provocado por los editores, que le obligaron a trabajar como un galeote. (Emilio Salgari, otro escritor inolvidable para los niños de antes, se suicidó, apuñalándose en un bosque, porque quienes le hacían trabajar a destajo no le pagaban lo necesario para vivir.)
¿Fue Julio Verne un profeta de la ciencia? ¿Cuántos de sus lectores descubrieron el subterráneo y esotérico mensaje encerrado entre las páginas de sus obras?
Quizás no muchos de esos lectores sepan que Julio Verne se hizo abogado contra su voluntad y que trabajó en la Bolsa durante cinco años.
Fracasó en el amor y en el matrimonio.
¿Fue víctima de un atentado? ¿Perteneció a una oculta hermandad iniciática? ¿Qué le impulsó a ser concejal?
Julio Verne, apasionado por los enigmas, murió en 1905. Su tumba, en la opinión de Juan José Benítez, encierra su gran y último criptograma.
Benítez afirma: “El mensaje de la sepultura de Amiens es estremecedor”.
© José Luis Alvarez Fermosel
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