Beber,
incluso bebidas alcohólicas, no tiene forzosamente que ser nocivo, ni
constituir un vicio o un defecto. Vinos y licores están presentes en las mesas,
y las cartas de los restaurantes, en infinidad de países del mundo.
Además,
hay comidas que no deben ingerirse sin el acompañamiento de bebidas con una
cierta proporción alcohólica.
Algunos
médicos aseguran que un par de tragos por día son beneficiosos para el corazón.
De
otro lado, ¡cuántas buenas amistades se inician, o se reanudan, y cuántos
problemas que parecían insolubles se resuelven con una copa –no una botella- de
por medio!
Hay
que saber beber, que no quepa duda, y esto es lo que nos dice, burla burlando,
el autor de este libro (foto), experto o por lo menos amigo de muchos expertos
en una materia, o mejor un arte que puede ser fácil o difícil, según la persona
y sus circunstancias, digamos orteguianamente.
“Si usted domina el muy noble
arte de beber, cultívelo con esmero, sin permitirse jamás perder la estética
línea de su difícil equilibrio. Si siente que le hace falta iniciarse en él,
conózcase a sí mismo, apréndalo y ejércitelo en la medida que esté de acuerdo
con su personalidad”.
Esto
dice el escritor mexicano Armando Carlock, autor del libro -una fotografía de
cuya portada ilustra estas líneas-, que es interesante, ameno y divertido, no
sólo por el hecho de ser breve, pues sólo tiene 108 páginas en cuarto, sino
porque su autor tiene gracia, sentido del humor –cosas que como hemos repetido
hasta la saciedad casi nunca van juntas- y escribe muy bien.
Está
editado en México por Editorial Universal, hace bastantes años; pero puede
encontrarse en alguna librería de lance –como lo encontré yo- o en Mercado
Libre y otras tiendas locales de compra y venta online, sobre todo las
especializadas en libros.
© José Luis Alvarez Fermosel
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