Todos tenemos algún conocido que habla en
verso. Gente simpática, de cierto ingenio. Suelen frecuentar teatros, cafés,
diarios, revistas y otros lugares donde siempre hay actores, periodistas y
gente que cuenta chistes. Algunas de sus cosas a veces se publican, o se hacen
populares rodando por ahí de boca en boca.
Recuerdo a un empleado de un teatro de
Madrid que era una especie de comodín, un hombre muy agradable y muy eficiente
que se ocupaba de todo y resolvía cualquier problema que se planteara.
Una vez el director le pidió que le dijera
a un actor que subiera a verle. El empleado, cuyo nombre no recuerdo, cumplió
inmediatamente el encargo, diciéndole al intérprete:
“Oye, Riera,
que
dice el director,
que cuando termine la función,
que subas a la dirección,
que en la dirección te espera”.
De chicos repetíamos esta cantinela
deliciosamente surrealista, que todavía recuerdo:
“Pinto, pinto, gorgorito,
saca las vacas a veinticinco.
¿En qué lugar?
En Portugal.
¿En que calleja?
En Moraleja, esconde la mano que viene la
vieja”.
Aquel otro decía:
“Eres joven y eres rica;
¿qué más quieres, Federica?”.
Y Ramón Miarnau Roca lo mejoraba
sensiblemente recitando:
“Eres joven, eres guapo
y con dinero.
¿Qué más quieres, Baldomero?
Ser más joven, ser más guapo,
ser más rico
y llamarme Federico”.
Hay
una copla vasca rotunda a más no poder:
“Viva la gente de trueno,
viva la gente torera,
viva todo aquel que dice:
¡Salga el sol por donde quiera!”.
Indudablemente, los peores versos de la
lengua española son éstos:
“Eres en virtudes rico,
siendo de Luzbel espanto:
¡Federico Tedeschini,
arzobispo de Lepanto”.
No se sabe, o por lo menos yo no sé quién
fue el autor.
Federico Tedeschini era Sustituto
de la Secretaría del Estado Vaticano cuando Benedicto XV, en las postrimerías
de su pontificado, lo destinó a la Nunciatura de Madrid el 13 de marzo de 1921
para sustituir al Nuncio Apostólico Francisco Ragoneri, que había estado
en España desde 1913.
Como remate, para dejar un buen sabor de
boca, como además estamos en primavera, vaya el soneto 126 de Lope de Vega:
“Desmayarse, atreverse, estar furioso,
áspero, tierno, liberal, esquivo,
alentado, mortal, difunto, vivo,
leal, traidor, cobarde y animoso;
no hallar fuera del bien centro y reposo,
mostrarse alegre, triste, humilde, altivo,
enojado, valiente, fugitivo,
satisfecho, ofendido, receloso;
huir el rostro al claro desengaño,
beber veneno por licor süave,
olvidar el provecho, amar el daño;
creer que un cielo en un infierno cabe,
dar la vida y el alma a un desengaño;
esto es amor, quien lo probó lo sabe.”
© José Luis Alvarez Fermosel
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