domingo, 25 de enero de 2015

De rosquillas "listas" y "tontas" y otras cosas de Madrid



Las rosquillas que constituyen el dulce típico de las fiestas con que Madrid celebra el 15 de mayo en la Pradera de San Isidro el día de su patrón, San Isidro Labrador, se dividen en “listas” y “tontas”. La pradera en cuestión fue inmortalizada por Goya en su cuadro La pradera de San Isidro, que está en el Museo del Prado.
Los dos tipos de rosquilla están hechos de la misma manera, pero a las “listas” las cubre una capa del llamado azúcar glas y a las “tontas” no. Hay otras, las de Santa Clara, cubiertas por merengue seco.  
Los expertos dicen que las mejores de todas las clases se venden en la Antigua Pastelería del Pozo, fundada en 1830, en la calle del Pozo, 8.
Otra delicia gastronómica típicamente madrileña son los “soldaditos de Pavía”, unas tajadas de bacalao rebozado y frito que, junto con las croquetas igualmente de bacalao hicieron famosa a la centenaria taberna Casa Labra, en la calle de Tetuán, 12, frente a una de las entradas de El Corte Inglés de la calle Preciados.
Se llaman así porque los soldados que acompañaban al general Pavía, cuando entró a caballo en el Congreso de Diputados y puso fin a la Primera República (1874), llevaban uniformes amarillos, casi del mismo color dorado de estos bocaditos.
Junto con las rosquillas del Santo, los “soldaditos de Pavía” y el chocolate con churros, el manjar –porque es un verdadero manjar- emblemático de la Villa y Corte es el cocido, o puchero. Los mejores se comen en Lhardy, el hotel Ritz, los restaurantes La Bola y Malacatín y en casa de mi primo Antonio, hecho por él.

Leguarios y trampantojos

Un leguario es un mojón, o hito que mide la distancia en leguas: la distancia que puede andar una persona a caballo en un hora.
Pues bien, en Madrid hay un leguario, concretamente en Puerta de Hierro –sí, donde vivió Perón tantos años-. En una de sus caras se lee: “Al Pardo, una legua”, y en la otra: “A Madrid, una legua”.
Un trampantojo es una pintura mural que muestra una cosa que no es lo que parece, y de ahí viene su nombre, que quiere decir trampa para el ojo.
El mejor de todo Madrid está en la Carrera de San Francisco, muy cerca de la plaza de Puerta de Moros. Es un calco de la fachada de ladrillo rojo de una casa de cuatro pisos, que reproduce los balcones y otros detalles del inmueble con tal verismo que desde cierta distancia no se advierte la engañifa.

El pairón

El pairón es una columna de unos 4 metros de altura, hecha con bloques de piedra berroqueña. En la cima suela haber alguna pequeña escultura de un santo o una Virgen en un nicho y, rematándolo todo, una cruz de hierro.
Suelen estar a la entrada de alguna ciudad, con el fin de delimitar los términos municipales. Es común que los caminantes se detengan hasta el pairón para rezar unos minutos.
La diputación de Guadalajara donó un pairón de piedra arenisca rosa que se halla en la intersección de las calles de María de Molina y Serrano. A Guadalajara se sale actualmente por la calle de María de Molina. De ahí la localización de este hito, que alberga dos pequeñas esculturas de bronce dedicadas a la Virgen de la Hoz y a San Isidro y una placa en la que se explica el surgimiento y el porqué del pairón.
  
© José Luis Alvarez Fermosel

Fuente:
Los porqués de Madrid, de María Isabel Gea Ortigas

No hay comentarios: