Viene el otoño al sur con ropas ligeras y sonríe, como
si no fuera a ser muy lluvioso este año.
Hablando de ropas, los modistas anticipan que la moda de
otoño para caballero incluye el sincorbatismo, que está cada vez más afianzado.
Se considera que la corbata es una prenda de derecha.
Y como todo el mundo es de izquierda, hoy en día…
A uno le parece raro ver hombres vestidos con trajes
formales y camisas despechugadas, abiertas algunas hasta cerca del ombligo.
Otra cosa sería ir informalmente vestido de pies a
cabeza, o con una chaqueta deportiva y un suéter de cuello volcado. La falta de
corbata no se haría tan rara.
Pero la moda más… bizarra, actualmente, es la del
“short”, cualquier otro tipo de pantalón corto, las bermudas y el pantalón
llamado pescador, o de pescador, que es más largo pero no llega al tobillo.
Yo creo que lo que verdaderamente está en boga es la
obsesión de prolongar su adolescencia del hombre que nosotros dimos en llamar macho
posmo de esta era boba, inconsistente, esnob, trivial, cursi y cutre al
mismo tiempo.
Por eso es tan común que proliferen los adolescentes
de hasta cuarenta años, que equivalen a los 14 de nuestra época.
Así, muchos hombres van por la vida mostrando unas
piernas flacas, lampiñas o peludas como las de los monos, varicosas, torcidas o
gordísimas. No sólo los jóvenes. Hemos visto a señores de cincuenta, de sesenta
y hasta de setenta años con pantalones cortos, calcetines también cortos y
mocasines.
Otras piernas...
El (feo) espectáculo se ofrece a todo el mundo.
Nosotros, los hombres que no somos posmodernos, volvemos la cabeza a otro lado
para ver las piernas de las mujeres, que no deben sentirse motivadas, por
decirlo de alguna manera, al ver las patas de los machos posmodernos.
En nuestros tiempos –no tan lejanos- los chicos tratábamos
de dejar atrás la adolescencia cuanto antes, y que nos consideraran hombres a todos
los efectos. Y nos poníamos pantalones largos a los 13 ó 14 años.
Una de las ilusiones de nuestras jóvenes vidas era que
llegara el momento de que pudiéramos lucir un traje, o una chaqueta de tweed
combinada con un pantalón que hiciera juego.
¡Había que ver, llegado el momento de lucir un terno, cómo
cuidábamos los nuestros, y especialmente la raya del pantalón, que tenía que
estar muy bien planchada, muy bien marcada, casi recordando el filo de una
espada!
Los elegantes del cine
Los artistas de cine a los que queríamos parecernos, cuando
estábamos terminando el bachillerato, eran para nosotros el no va más de la virilidad
y la elegancia, en particular los ingleses. Eso, la virilidad, que es lo que le
falta al hombre actual.
Ya tenían sus años, ¡pero cómo se llevaban a las
mujeres de calle en aquellas películas policiales, de aventuras o de besos!
Cary Grant –el más elegante de todos-, Georges
Sanders, Stewart Granger, David Niven, Rex Harrison, James Mason…
Gary Cooper, Gregory Peck, que estuvo en Buenos Aires
para presentar su película Gringo viejo, en la que personificaba al escritor
estadounidense Ambrose Bierce.
Sean Connery, a quien entrevistamos en Almería, el
epicentro del Cantimpalo western, el Hollywood español.
Los españoles Alberto Closas, de quien tuvimos la
fortuna de ser amigos, Paco Rabal, Fernando Rey, Fernando Fernán Gómez, el
uruguayo afincado en España Sancho Gracia…
Todos ellos, y muchos que nos dejamos en el tintero
hubieran considerado de muy mal gusto salir a la calle en calzoncillos, o
prenda similar, por mucho calor que hiciera.
Pero aquéllos eran otros tiempos, ya se sabe.
© José Luis Alvarez Fermosel
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