El inglés es un idioma autoritario. Recto.
Erudito. Académico. Pocos acentos prometen la alta nobleza del inglés de la
Reina. Es un acercamiento al idioma que agita los corazones de los devotos de
James Bond y Hemien Granger. Y si el orador no puede saciar la mayoría de tus
irracionales deseos, por lo menos aprenderás algo.
Esto ha dicho el periodista estadounidense
Jordan Burchette en una encuesta de la cadena CNN.
Pero, ¿qué inglés? Porque antes había un solo inglés. Un sólo
idioma inglés, quiero decir. Era el que nos enseñaba a los niños una profesora
particular (inglesa, por supuesto), alta, delgada, angulosa, seca, de rostro
cuadrado y enérgico y antiparras de carey. En invierno lucía –es un decir…-
trajes sastre de "tweed" y en verano vestidos floreados. Parecía un
personaje de la deliciosa novela "Los cuadernos del mayor Thompson",
del escritor francés Pierre Daninos.
La "teacher" en cuestión nos
enseñaba el inglés de Dickens (1), Johnson (2) o Goldsmith (3), que aprendíamos
a regañadientes pues nos gustaba más el francés que escuchábamos hablar a
nuestra madre y nuestra abuela.
Luego, cuando empezamos a leer los diarios
nos enteramos de que había otros ingleses que se hablaban, entre otros lugares,
en Canadá, la Península Escandinava, la India, Sudáfrica, Australia, Gibraltar,
las islas Malvinas y, naturalmente, Estados Unidos, donde se filmaban las películas
del Oeste que tanto nos gustaban.
El "Spanglish", o mezcla de
español e inglés, sentó patente de corso cuando los cubanos empezaron a irse a
Miami. Hasta ahí todo estaba más o menos bien. Uno hablaba inglés británico o
inglés norteamericano y podía viajar por todo el mundo y entenderse con la
gente, porque cuando uno empezó a viajar por todo el mundo ya se hablaba inglés
en todo el mundo.
Luego vinieron los otros
ingleses...
Luego vinieron los otros ingleses...
El primer inglés… raro fue el de
los manuales que acompañaban -y siguen acompañando- a los artefactos
electrónicos, los del hogar y los otros. A ese inglés se le denominó técnico
y la denominación es muy buena porque lo escriben técnicos de muy alto nivel.
Tan alto es su nivel -y ellos lo saben- que el inglés en el que escriben las
instrucciones para el uso de los aparatos que vienen de Japón, China, Hong
Kong, Corea y Malasia no está destinado a los usuarios, sino a técnicos de
nivel inferior al de los que escribieron las (supuestas) explicaciones.
Otro inglés es el de la
computación, en el cual "save" no es ahorrar sino salvar (un texto)
en una "folder" -que milagrosamente sigue queriendo decir carpeta en
español-; el “mouse" no es un ratón-, o sea, sí, pero un ratón distinto a
los de toda la vida, a los que les gusta
el queso que se les pone de cebo en trampas para capturarlos; y si se cuelga el
"server" no hay que preocuparse porque nadie toma la trágica
determinación de ahorcarse. Es que el sistema o la red electrónica se viene
abajo, casi siempre por razones desconocidas o sencillamente sin ninguna razón.
Lo que uno ha escrito laboriosa y prolijamente en la pantalla desaparece y casi
siempre no vuelve más.
Pero quizá el inglés más...
peculiar, por llamarlo de algún modo, sea el de la Internet, poderoso tótem de
la New Age. El inglés de la Internet -que tan bien domina Marcelo
Monzón, por ejemplo- incluye términos rusos, como iconos: así se llamaban antes
las imágenes pintadas que representaban a la Virgen o a los Santos en la
Iglesia Ortodoxa Rusa.
Los iconos que pueblan ahora todos los
programas de computación tienen su origen en el Apple Macintosh, el
primer sistema que creó una interfaz gráfica. Los iconos mandan órdenes a los
programas, operaciones o informaciones que ofrecer al usuario. Algunos de ellos
son fijos, estándares, pero la persona que utiliza los programas puede usar
iconos nuevos según sus preferencias y disponer, además, de una vasta
biblioteca de signos.
La Internet propone el lenguaje de los
ideogramas y los pictogramas. Algunos lingüistas sostienen que la escritura en
forma de pictograma es anterior al lenguaje hablado y habría surgido como un
intento de fijar en imágenes una lengua de gestos. La dislexia o dificultad de
adquisición de la lectura, tan común entre nosotros, apenas existía en culturas
con escritura ideográfica (China, Japón). El nuevo idioma pictográfico fue
ideado por el diseñador austríaco Otto Neurath, a quien se considera el padre
de las señales de tráfico.
1) Escritor inglés nacido en Landport en
1812 y muerto en 1870. Tuvo una infancia marcada negativamente por los
problemas económicos de sus padres, lo cual influyó en su obra. Entre 1838 y 1842 publicó “Oliver Twist" y "Nicholas Nicklebey". También fue
periodista y fundó el periódico "Daily News”. En 1849 editó su novela
favorita: "David Coperfield".
2) Ensayista y lexicógrafo inglés. Nació
en Lichfield (1709) y murió en Londres (1784). De su obra literaria se destaca
"Vida de los poetas ingleses". También escribió un diccionario.
3) Escritor británico nacido en Kilkenny
West en 1730 y muerto en Londres en 1774. Autor de comedias, obras de historia
y poemas. Su mayor logro literario fue la novela “El vicario de Wakefield”.
© José Luis Alvarez Fermosel
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