A la estupidez asociada con el poder, la burocracia, la tecnología y otras cosas tan de actualidad se refiere un libro de reciente aparición: “El poder de la estupidez”, de Giancarlo Livraghi, experto italiano en comunicación y publicidad, que habla de la navaja de Henlon, la ley de Cipolla, el principio de Peter y otras gilipolleces.
Todavía no hemos leído el libro, que viene muy publicitado, como es natural, pues el tema es apasionante.
Para nosotros, el compendio o tratado por antonomasia de una condición del ser humano tan manifiesta desde que el mundo es mundo, y tan rabiosamente actual, es “La historia de la estupidez humana”, del escritor húngaro Paul Tabori. El libro es un clásico.
Nosotros tenemos un ejemplar, que cuidamos como el oro, de Ediciones Siglo Veinte, de Buenos Aires, de 350 páginas, traducido por Aníbal Leal y con una magnífica introducción de Richard Armour.
El libro no tiene pérdida. Para nosotros es un incunable. Y para mucha gente, nos consta. Lo tenemos siempre en nuestra mesilla de noche. Lo releemos con frecuencia. Y lo recomendamos con entusiasmo.
El autor, al reseñar el tema destaca, entre muchas otras, la estupidez originada por la codicia, la duda, el conformismo, el legalismo, los mitos y mil y una otras formas descaradas o encubiertas.
Expuesta como está a la sátira y a la crítica, la estupidez ha sobrevivido a millones de ataques directos e indirectos; sigue cada vez más vigente, para nuestro pesar, luce triunfante y rejuvenecida. Ya Schiller había observado que hasta los mismos dioses luchan constante e infructuosamente contra ella.
Reproducimos parte del primer párrafo: Este libro trata de la estupidez, la tontería, la imbecilidad, la incapacidad, la torpeza, la vacuidad, la estrechez de miras, la fatuidad, la idiotez, la locura, el desvarío. Estudia a los estúpidos, los necios, los seres de inteligencia menguada, los de pocas luces, los débiles mentales, los tontos, los bobos, los superficiales; los mentecatos, los novatos y los que chochean; los simples, los desequilibrados, los chiflados, los irresponsables, los embrutecidos. En él nos proponemos presentar una galería de payasos, simplotes, badulaques, papanatas, peleles, torpes, bodoques, pazguatos, zopencos, estólidos, majaderos y energúmenos de ayer y de hoy. Describirá y analizará hechos irracionales, insensatos, absurdos, tontos, mal concebidos, imbéciles... y por ahí adelante. ¿Hay algo más característico de nuestra humanidad que el hecho de que el Thesauríts de Roget consagre seis columnas a los sinónimos, verbos, nombres y adjetivos de la "estupidez" y la "sensatez" apenas ocupa una?
Todavía no hemos leído el libro, que viene muy publicitado, como es natural, pues el tema es apasionante.
Para nosotros, el compendio o tratado por antonomasia de una condición del ser humano tan manifiesta desde que el mundo es mundo, y tan rabiosamente actual, es “La historia de la estupidez humana”, del escritor húngaro Paul Tabori. El libro es un clásico.
Nosotros tenemos un ejemplar, que cuidamos como el oro, de Ediciones Siglo Veinte, de Buenos Aires, de 350 páginas, traducido por Aníbal Leal y con una magnífica introducción de Richard Armour.
El libro no tiene pérdida. Para nosotros es un incunable. Y para mucha gente, nos consta. Lo tenemos siempre en nuestra mesilla de noche. Lo releemos con frecuencia. Y lo recomendamos con entusiasmo.
El autor, al reseñar el tema destaca, entre muchas otras, la estupidez originada por la codicia, la duda, el conformismo, el legalismo, los mitos y mil y una otras formas descaradas o encubiertas.
Expuesta como está a la sátira y a la crítica, la estupidez ha sobrevivido a millones de ataques directos e indirectos; sigue cada vez más vigente, para nuestro pesar, luce triunfante y rejuvenecida. Ya Schiller había observado que hasta los mismos dioses luchan constante e infructuosamente contra ella.
Reproducimos parte del primer párrafo: Este libro trata de la estupidez, la tontería, la imbecilidad, la incapacidad, la torpeza, la vacuidad, la estrechez de miras, la fatuidad, la idiotez, la locura, el desvarío. Estudia a los estúpidos, los necios, los seres de inteligencia menguada, los de pocas luces, los débiles mentales, los tontos, los bobos, los superficiales; los mentecatos, los novatos y los que chochean; los simples, los desequilibrados, los chiflados, los irresponsables, los embrutecidos. En él nos proponemos presentar una galería de payasos, simplotes, badulaques, papanatas, peleles, torpes, bodoques, pazguatos, zopencos, estólidos, majaderos y energúmenos de ayer y de hoy. Describirá y analizará hechos irracionales, insensatos, absurdos, tontos, mal concebidos, imbéciles... y por ahí adelante. ¿Hay algo más característico de nuestra humanidad que el hecho de que el Thesauríts de Roget consagre seis columnas a los sinónimos, verbos, nombres y adjetivos de la "estupidez" y la "sensatez" apenas ocupa una?
© José Luis Alvarez Fermosel
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