Este blog dio el año pasado la primicia mundial del escandaloso “affaire” de la gripe porcina o gripe A, que no fue, que no es más ni peor que la gripe común y silvestre de todos los inviernos y no necesita tratamientos especiales, sofisticados ni costosos.
A decir verdad, la llamada gripe A es más benigna que la corriente, demostraron autoridades médicas competentes.
La gripe A fue un montaje, un fraude, y así lo reconocieron y lo denunciaron profesionales, especialistas y medios de comunicación social serios.
Cundió el pánico entre la población, el factor psicosomático causó sus efectos y, como suele ocurrir en estos casos, mucha gente inescrupulosa ganó, es decir, se hizo con grandes cantidades de dinero.
Acerca de las acusaciones que pesaron sobre quienes lanzaron la especie y las posibles sanciones a las que se hicieron acreedores, no se dijo nada, y nada se sabe.
Ahora saltan a la actualidad nuevas, aunque tibias denuncias que implican a laboratorios, industrias elaboradoras de fármacos y a la mismísima Organización Mundial de la Salud (OMS).
Hay que estar muy atento porque –esto es una cuestión de olfato- da la impresión de que está preparándose, de cara al invierno inminente, una nueva campaña.
Y en cuanto se produzcan los primeros casos de la gripe de siempre, ni A ni B, ni porcina ni conejil, volverán la especulación, el fraude, el chanchullo, la corrupción –moneda de curso ilegal tan corriente, en estos tiempos- y pagaremos el pato nosotros, la gente, la gente honrada que ya tendrá bastante con sufrir los incómodos efectos de los resfríos y la gripe como para llenarle la cabeza con malévolas fantasías que involucren a los cerdos, pobres animales que no tienen la culpa de nada.
La gripe A no es una pandemia, es una pamema.
El que avisa no es traidor. ¡Alerta, pues!
A decir verdad, la llamada gripe A es más benigna que la corriente, demostraron autoridades médicas competentes.
La gripe A fue un montaje, un fraude, y así lo reconocieron y lo denunciaron profesionales, especialistas y medios de comunicación social serios.
Cundió el pánico entre la población, el factor psicosomático causó sus efectos y, como suele ocurrir en estos casos, mucha gente inescrupulosa ganó, es decir, se hizo con grandes cantidades de dinero.
Acerca de las acusaciones que pesaron sobre quienes lanzaron la especie y las posibles sanciones a las que se hicieron acreedores, no se dijo nada, y nada se sabe.
Ahora saltan a la actualidad nuevas, aunque tibias denuncias que implican a laboratorios, industrias elaboradoras de fármacos y a la mismísima Organización Mundial de la Salud (OMS).
Hay que estar muy atento porque –esto es una cuestión de olfato- da la impresión de que está preparándose, de cara al invierno inminente, una nueva campaña.
Y en cuanto se produzcan los primeros casos de la gripe de siempre, ni A ni B, ni porcina ni conejil, volverán la especulación, el fraude, el chanchullo, la corrupción –moneda de curso ilegal tan corriente, en estos tiempos- y pagaremos el pato nosotros, la gente, la gente honrada que ya tendrá bastante con sufrir los incómodos efectos de los resfríos y la gripe como para llenarle la cabeza con malévolas fantasías que involucren a los cerdos, pobres animales que no tienen la culpa de nada.
La gripe A no es una pandemia, es una pamema.
El que avisa no es traidor. ¡Alerta, pues!
© José Luis Alvarez Fermosel
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