viernes, 4 de junio de 2010

El asiento del alma

La glándula pineal, o epífisis –llamada también “tercer ojo” por los monjes tibetanos-, es un órgano secretor del tamaño de un guisante, que pesa entre 100 y 200 miligramos y está situada en el techo del diencéfalo, en la fosa pineal, es decir, en el centro del cerebro.
Esta glándula segrega una sustancia llamada melatonina, que es el antioxidante endógeno (formado en el interior del organismo) más potente que se conoce. Coordina y regula los ritmos biológicos, potencia y estimula el sistema inmune y ayuda a prevenir enfermedades graves –incluído el cáncer-.
Profesionales de la Medicina de reconocida solvencia afirman desde hace tiempo que, además, la melatonina mejora la actividad sexual, favorece la función glandular, regula el sueño, calma la tensión y el estrés e intensifica la sensación de bienestar.
Científicos, filósofos, investigadores y estudiosos de diversas disciplinas se ocuparon desde siempre de la glándula pineal.
Se sabe de su existencia al menos desde el año 300, gracias a los médicos griegos Herófilo de Calcedonia y Erasístrato de Ceos, a quienes se debe la denominación de pineal por su parecido a una piña.
La obra de estos sabios de la antigua Grecia desapareció con la destrucción de Alejandría por Julio César, pese a lo cual algunos de sus conocimientos trascendieron gracias a las citas de autores posteriores, entre ellos Galeno.
En el siglo XVII, el filósofo y matemático francés René Descartes –el padre de la crítica del conocimiento- llamó a la glándula pineal “el asiento del alma” y se refirió a ella como activador psíquico y somático.
Lo cierto es, siempre según los científicos, que además de producir melatonina la glándula pineal controla todos los centros neuroendocrinos del hipotálamo y, en consecuencia, todos los factores liberadores e inhibidores que hacen funcionar el organismo.
El hipotálamo es una glándula que se ubica también en el diencéfalo, en el suelo de la fosa pineal. Se la considera centro integrador del sistema nervioso autónomo o vegetativo y regulador del equilibrio dinámico del organismo.


© José Luis Alvarez Fermosel

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