Abril es el mes más cruel, dijo el poeta
T. S. Eliot, norteamericano por nacimiento e inglés por adopción, en su poema
“La tierra baldía”.
En “Marina”, otro de sus poemas, cita sin
más a junio y setiembre.
No tengo yo a Thomas Stearns Eliot
(1888/1965) en mi santoral. Pero que no se rasgue el intelectual de guardia en
el día de hoy las vestiduras, que están muy caras.
Me gustan de Eliot su “Four Quarters” y su
“The Dry Salvages”. Sobre este último poema el escritor español Manuel Vázquez
Montalbán pone en boca de uno de los personajes de su novela “Galíndez” que
Eliot le mete a uno el mar dentro, sin necesidad de describirlo.
“The
Waste Land” es a mi juicio una larga y oscura composición que oscila entre la sátira
y la profecía y refleja la desilusión de la generación de la posguerra, la
primera (1914/1918).
Su complejidad estructural es una de las
razones por las cuales “The Waste Land”, escrita en 1922, si la memoria no me
es infiel, se convirtió en la piedra de toque de la literatura moderna: un
poético contrapunto del endiosado “Ulises” de Jame Joyce, escrito el mismo año.
Por ahí, por Joyce, por Ezra Pound andaba
Eliot. Para mí Pound es superior, pero esa es otra historia.
No se sabe cuál es exactamente el origen
de la palabra abril, que da nombre al cuarto mes del año. Hay varias versiones
al respecto, pero yo me quedo con la que dice que abril viene del griego
“aphros” (espuma) a través de la forma “aphrilis”, nombre parecido a
“Aphrodita”, el nombre heleno de la diosa mitológica que los romanos llamaban
Venus.
En el norte, de donde yo vengo, en abril
se afirma la primavera que empezó el 21 de marzo y florecerá, lujuriante, en
mayo. En el sur el otoño está en su apogeo durante el mes de abril y muestra
toda su belleza multicolor y serena.
Abril suele ser un mes lluvioso. Se dice:
“En abril, aguas mil”.
La piedra preciosa de abril es el diamante
y su flor la margarita. Su música, naturalmente, es “Otoño” de “Las cuatro estaciones” de Vivaldi
y “Abril en Portugal”.
Este mes calmo, color vino de Oporto, es
ideal para comenzar un idilio o un libro de versos, en ninguno de los cuales se
diga que abríl es el mes más cruel.
© José
Luis Alvarez Fermosel
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