He aquí una estampa negra de una España negra -¿de qué época, de qué año, bajo qué régimen…?- cuyo recuerdo, por fortuna, se pierde en el tiempo.
Un hombre pobre -no un pobre hombre- ha cazado furtivamente una perdiz en una tierra que no es suya. La magra avecilla es la prueba del delito.
La prueba del delito Ese podría ser el título de esta fotografía que no hubiera desdeñado el pintor tremendista español José Gutiérrez Solana convertir en cuadro. Por ese… delito (¿!), guardia civil caminera, lorquiana, se llevará al hombre pobre codo con codo.
Alguien -¿quién...?- tira una foto e inmortaliza la sombría imagen para siempre; la cuaja en el tiempo, en claroscuros terribles e impactantes.
El rostro impávido del reo acusa cierta nobleza.Tiene una expresión de velado, pero latente desafío marcado por el oscuro cigarro, mantenido a ultranza en una comisura de la boca.
Sus ropas misérrimas, la pana destrozada del pantalón que deja ver la pierna enjuta. Y entre las toscas manos de labrador, esposadas, la perdiz mínima y desmadejada.
El hombre que va a ir preso guarda una compostura, una serenidad, incluso una arrogancia contenida, natural, no agresiva, que lo identifica como un hombre duro: de los que no se agachan, de los que mueren de pie.
Los guardias civiles lo flanquean, un poco a sus espaldas. ¿Se habrá adelantado instintivamente el preso, como si adivinara que iba a ser el personaje central de la foto, o habrá sido el fotógrafo quien le gritó: "¡Usté, adelántese!"
Quizá los guardias civiles, que jamás retroceden, lo hayan hecho en esta ocasión como un homenaje no menos instintivo a la dignidad, en la extrema pobreza, del achaparrado y recio campesino, que conserva puesta en la cabeza su gorrilla deforme y sobada, y en la boca prieta, que dibuja una mueca que es casi una sonrisa, su cigarro apagado.
Tres hombres duros en un paisaje duro, en un tiempo duro, en un país duro.
Los españoles somos así, siempre lo hemos sido. Duros. Y un poco crueles, por no decir bastante, también.
Un hombre pobre -no un pobre hombre- ha cazado furtivamente una perdiz en una tierra que no es suya. La magra avecilla es la prueba del delito.
La prueba del delito Ese podría ser el título de esta fotografía que no hubiera desdeñado el pintor tremendista español José Gutiérrez Solana convertir en cuadro. Por ese… delito (¿!), guardia civil caminera, lorquiana, se llevará al hombre pobre codo con codo.
Alguien -¿quién...?- tira una foto e inmortaliza la sombría imagen para siempre; la cuaja en el tiempo, en claroscuros terribles e impactantes.
El rostro impávido del reo acusa cierta nobleza.Tiene una expresión de velado, pero latente desafío marcado por el oscuro cigarro, mantenido a ultranza en una comisura de la boca.
Sus ropas misérrimas, la pana destrozada del pantalón que deja ver la pierna enjuta. Y entre las toscas manos de labrador, esposadas, la perdiz mínima y desmadejada.
El hombre que va a ir preso guarda una compostura, una serenidad, incluso una arrogancia contenida, natural, no agresiva, que lo identifica como un hombre duro: de los que no se agachan, de los que mueren de pie.
Los guardias civiles lo flanquean, un poco a sus espaldas. ¿Se habrá adelantado instintivamente el preso, como si adivinara que iba a ser el personaje central de la foto, o habrá sido el fotógrafo quien le gritó: "¡Usté, adelántese!"
Quizá los guardias civiles, que jamás retroceden, lo hayan hecho en esta ocasión como un homenaje no menos instintivo a la dignidad, en la extrema pobreza, del achaparrado y recio campesino, que conserva puesta en la cabeza su gorrilla deforme y sobada, y en la boca prieta, que dibuja una mueca que es casi una sonrisa, su cigarro apagado.
Tres hombres duros en un paisaje duro, en un tiempo duro, en un país duro.
Los españoles somos así, siempre lo hemos sido. Duros. Y un poco crueles, por no decir bastante, también.
© José Luis Alvarez Fermosel
4 comentarios:
¡Qué imagen! Estoy totalmente de acuerdo con ud. Realmente, me dejó sin palabras. Lo escucho y lo leo siempre. Mi admiración de siempre. Pablo.
Hombres duros. Hombres rudos. Pero, ¡hombres! Hoy, España, es el primer mundo, con todos los defectos que alguien le quiera encontrar. La pasaron durísimo pero supieron construir mirando hacia adelante. Lo felicito, Fermosel. Tiene la gran virtud de pasearme por todos los sentimientos existentes. Un gran abreazo. Juan Cruz (Mendoza)
Pablo: te agradezco mucho tu mensaje y tu fidelidad como lector y como oyente. Un abrazo.
Juan: Muchas gracias por tu felicitación. No sabes cómo me alegro de ser capaz de "pasearte por todos los sentimientos existentes", como tú dices. Un abrazo.
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