Habíamos terminado de almorzar –tarde, por
supuesto- en una parrilla de la calle Corrientes, creo que “La Churrasquita”,
antes de su modernización. Llovía en Buenos Aires.
Estábamos los de siempre, Amengual, “Poroto”
Botana, Eduardo Saglul, Hellén Ferro, Alejandro Sáez Germain, Luis Fontana... Helena Serrot no había sido de la partida ese
día.
Yo tenía frente a mí a Lolo Bourse
Herrera, que parecía un poco ensimismado.
De pronto, metió la mano en un bolsillo de
su “blazer”, sacó un cabo de carbonilla y empezó a hacerme una caricatura sobre
el rectángulo de papel de estraza que habían puesto los camareros en la mesa, a
guisa de mantel.
La caricatura es soberbia, como puede
verse, si bien algunos opinan que Lolo le imprimió a mi rostro un cierto toque
mefistofélico.
Me han hecho varias caricaturas a lo largo
de mi vida, pero yo creo que ninguna tan buena como la del querido Lolo, amigo
durante muchos años y compañero de correrías nocturnas por una ciudad de Buenos
Aires de broma y drama, con barrios sin sofisticar, como ahora Palermo (Palermo
Viejo, Palermo Hollywood, Palermo Soho…), menos hoteles de lujo, más intensa y más
ilustrada que la de ahora.
“Gentleman” y bohemio
Lolo fue una mezcla de “gentleman”
británico, bohemio rioplatense con “panache” y un hombre con mucha calle. Era
culto, tenía gracia y un sentido del humor a veces punzante, que junto con su
humildad no lograba opacar sus grandes valores artísticos de dibujante, pintor,
escultor y escritor. Era, además, un conversador ingenioso y brillante.
Teodoro Alberto Bourse Herrera –Lolo para
los amigos- nació en Salto (Uruguay), de distinguida familia y se afincó en
Buenos Aires, donde murió en 1997, a los 83 años.
Sus dibujos se publicaron en los diarios argentinos
Crítica, La Prensa, El Hogar, Mundo argentino y en la reaparecida
(1982) Caras y Caretas, entre otras muchas publicaciones. Diseñó las
portadas de la revista Planteo, una revista de opinión que reunió varias
firmas iliustres, y tuvo una vida larga.
Fue autor de varias imponentes esculturas
de Carlos Gardel y de los óleos de los 21 próceres que firmaron la Carta de
Constitución de la Organización de Estados Americanos (OEA) en Bogotá, el 30 de
abríl de 1948, expuesta al inaugurarse en 2002 la Galería de Próceres de
Uruguay.
Ilustró con dibujos al carbón las
biografías de Rubén Darío, Rómulo Gallegos, Gabriela Mistral, Juan Montalvo,
Ricardo Palma y otros contenidas en el libro Maestros de América, Rostro y
Pensamiento.
No se le vio nunca un atisbo de vanidad, a
pesar de ser un artista de gran categoría.
Fue un lujo para su país de adopción,
donde dejó muchos amigos que, como yo, le evocan con frecuencia.
© José
Luis Alvarez Fermosel
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