Salgo a caminar, no por la cintura cósmica
del sur, como reza una canción panamericana.
Voy a la calle, repitiéndome “in mente”
que en la calle está la verdad, aunque no voy en esta ocasión en busca de la
verdad.
Un áspero viento barre los restos de la
tormenta de la madrugada. El cielo se aclara. Al sol le cuesta trabajo
imponerse. Un coche de bomberos, con su dotación, parado junto a una parrilla.
Pregunto:
- ¿Dónde está el fuego?
- En ninguna parte –me responden-. Fue una
falsa alarma.
- Menos mal.
Me encamino hacia la avenida. Una señora
con un gran perro negro. El perro me pone las patas delanteras en el pecho y me
lame la nariz. Juego un rato con él. La señora sonríe. Al cabo, se lo lleva
casi a rastras.
Los árboles estremecidos. Los carteles
publicitarios. Un negro altísimo cargado de carteras de señora que seguramente
vende, o intenta vender en las cafeterías, si es que le dejan.
Un restaurante con nombre inglés. Mujeres
con aire abstraído y niños de la mano, éstos con sus mochilas a la espalda: es
la hora de la salida de los colegios.
Una tienda enorme, un bazar con dos
grandes vidrieras a la calle cierra sus puertas después de casi cien años de
vida y liquida todas sus existencias, según puede leerse en una nota adherida al
vidrio de un escaparate.
Una chica del barrio que dice que es
veinteañera expresa, con bellas palabras, su tristeza en una carta pegada al lado
de la otra.
“Por razones de edad no conocí el bazar
desde sus primeros tiempos, pero cuando lo cierren me dará mucha pena, por la
gente que lo pierde y porque es algo del barrio que desaparece. Tal vez pongan
en su lugar una pizzería, o una tienda de ropa barata”, se lamenta la joven
clienta.
Alguien quiere comprar, y lo dice en un
papel arrollado y pegado a un poste, baldosas, azulejos, cerámicas… ¡e inodoros!
Se ha perdido un caniche de tres años que
responde por Tony, se lee en otro aviso.
Tomo un taxi. El conductor está escuchando
un fragmento de Tristán e Isolda.
- ¿Le gusta Wagner? –pregunto, como si no
estuviera claro.
- ¡Me encanta! ¿Sabe que hace poco hizo
más de doscientos años que nació?
- Creo que nació unos años después de 1800.
- El 22 de mayo de 1813, exactamente. Y murió el 13
de febrero de 1883.
¡Sobresaliente, diez, felicitado!
© José Luis Alvarez Fermosel
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