lunes, 7 de mayo de 2012

Cosas de antes


Volamos mi mujer y yo a Madrid con TAM, una línea áerea brasileña, y regresamos a Buenos Aires con la misma compañía.
La puntualidad, la comodidad y, por encima de todo, la atención al cliente que disfrutamos fue excepcional.
No puedo por menos que dar las gracias, y así lo hago- por escrito, es decir, mediante un e-mail.
A vuelta de correo (electrónico) recibo una primera respuesta que agradece mi gratitud, podríamos decir haciendo un juego de palabras cacofónico, y expresa: Hemos recibido conforme su e-mail y procederemos a la gestión correspondiente para brindarle una contestación a la brevedad. ¡La cereza en el pastel!
No todas las compañías de aviación comercial prestan hoy en día un buen servicio, dicho sea esto entre paréntesis, porque lo que nos interesa destacar es la calidad de TAM y también el hecho de que responde las comunicaciones que le llegan.
Muy poca gente acusa recibo de una felicitación, una dedicatoria, un mensaje de texto, un e-mail, una nota, un recado…
No es que esa gente esté mal educada –por lo menos no lo está pefectamente-, lo peor es que considera que, por su categoría, no tiene que responder, porque eso la hace de menos, la rebaja.
Hay otros  para quienes el silencio equivale a decir que se recibió lo que fuere y que todo está bien.
Si uno se muestra en desacuerdo con este sistema se le dice que no vive al día, que no está al tanto de los usos y costumbres de la sociedad (pos) moderna; es que se quedó en la época en la que se practicaban esas ridiculeces, porque se disponía de mucho tiempo. Hoy hay que ir al grano.
Pero no todo está perdido. TAM y algunos más responden. En todos sentidos.

© José Luis Alvarez Fermosel

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