Muy
poca gente habla inglés en España. Los españoles no tenemos facilidad para
aprenderlo. Y mucho menos, ganas.
Yo
lo estudié –sin el menor aprovechamiento, de puro vago- durante los tres
últimos cursos de mi bachillerato, en el colegio de San José que los hermanos
Maristas tenían en la calle de Fuencarral, 126, de Madrid, donde ahora hay una
tienda de venta de ropa.
Juan
Schramm, uno de los pocos profesores seglares que tenían los frailes, era alemán
de Berlín y dominaba el inglés como su propia lengua. Era un magnífico docente,
además.
Posteriormente,
mi madre me matriculó en el Instituto Británico, también en Madrid. Nos daba
clase Amelia Martín Gamero y González Posada, perteneciente a la “high life”
–ya que estamos hablando del idioma inglés…- española. Creo recordar que tenía
un hermano diplomático.
Poco
tiempo después me fui a Londres, donde no entendía a nadie y nadie me entendía
a mí, hasta que me dediqué a estudiar en serio, a leer los diarios, ver la
televisión, escuchar a los oradores de Hyde Park y hablar con los taxistas. Y
terminé por hablar y escribir inglés correctamente.
Funcionarios y conferencias
Algunos
de mis compatriotas estudiaron inglés y lo aprendieron más o menos como yo. La
mayoría se resistió y continúa resistiéndose a estudiarlo, incluidos los altos funcionarios
del gobierno, que siguen necesitando intérpretes en las conferencias
internacionales.
Desde
1975 hasta hoy ninguno de los cinco presidentes que tuvo España hablaba inglés,
con la única excepción de Leopoldo Calvo Sotelo.
Ahora
empieza a desarrollarse en España una campaña tendente a que todo el mundo, o
la mayor cantidad posible de gente estudie inglés. Veremos si tiene algun
éxito.
Curiosamente,
cuando en una reunión un español habla inglés con un británico, o
norteamericano con un yanqui, interviene enseguida un compatriota que dice que
él hablaba… "la lengua de Shakespeare”, pero que al cabo de diez años de no
practicarla se le ha olvidado; no obstante, se mete en la conversación, diciendo
a lo Tarzán cosas como “you English, no habla Spain?, o “mí entender, pero no
‘speak’”, “España… ‘like’?”.
Al
cabo se calla, por fortuna, pero se torna sombrío, le mira a uno con
resentimiento, piensa que uno está marcado por un sino, o que el Espíritu Santo descendió sobre su cabeza, en forma de llama, y le concedió el don de las
lenguas.
De
mí dijeron que me mandaban siempre de enviado especial porque tenía la
… "suerte” de hablar inglés y otros idiomas.
“Lo
que los demás llaman suerte a mí me cuesta muchas horas de sueño”, dijo una vez
–la frase se me quedó clavada- el gran médico y polígrafo español Gregorio
Marañón.
En
fin, que a ver si de una vez por todas los españoles nos ponemos a aprender
inglés, el idioma del mundo desde hace varios años. Además, es muy fácil.
©
José Luis Alvarez Fermosel
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