Ha muerto Nelson Mandela, Madiba para su pueblo. Un líder libertario
que queda en la historia como un hito. Fue, como en su poema favorito, “Invicto”,
señor de su destino y el capitán de su alma. Quizás el epitafio que se grabe en
su tumba pueda ser el poema en cuestión del escritor inglés William Ernest
Henley.
Lejos de la noche que me envuelve
como un pozo, negra de polo a polo,
agradezco al dios que exista
por mi espíritu inconquistable.
como un pozo, negra de polo a polo,
agradezco al dios que exista
por mi espíritu inconquistable.
Atrapado entre las garras de esta
circunstancia
No hice un gesto de dolor ni lloré en voz alta
Ante las puñaladas que me deparó el azar
Mi cabeza sangra, pero no se inclina.
No hice un gesto de dolor ni lloré en voz alta
Ante las puñaladas que me deparó el azar
Mi cabeza sangra, pero no se inclina.
Más allá de este lugar de ira y lágrimas
no se avecina más que el horror de la sombra,
Pero la amenaza de los años por pasar
me encuentran y me encontrarán sin miedo
no se avecina más que el horror de la sombra,
Pero la amenaza de los años por pasar
me encuentran y me encontrarán sin miedo
Ya no importa cuán estrecha sea la puerta
ni cuantos castigos acumule.
Yo soy el señor de mi destino
Yo soy el capitán de mi alma.
ni cuantos castigos acumule.
Yo soy el señor de mi destino
Yo soy el capitán de mi alma.
Este poema fue el predilecto del heroico
y sufrido líder pacifista sudafricano Nelson Mandela, quien ocupa un sitial de
honor en la historia universal por haber terminado con el oprobio del
“apartheid”.
Mandela tuvo siempre consigo el poema
durante sus 28 años de cárcel.
En un momento de la película “Invictus”, dirigida por Clint Eastwood, con
Morgan Freeman como Mandela, éste se lo da a Matt Damon, que personifica a
Francois Pienaar, capitán de la selección sudafricana de rugby que ganó el
campeonato del mundo en 1995. Fue un discurso de Theodore S. Roosevelt lo que
Mandela dio a Pienaar al entregarle el trofeo.
El 24 de junio de 1995, los “Springboks”
de Sudáfrica, capitaneados por Pienaar, obtuvieron la Copa Mundial de Rugby al
derrotar a los “All Blacks” de Nueva Zelanda por 15 a 12 en el estadio Ellis
Park de Johannesburgo.
Mandela, luciendo una camiseta de los
“Springboks”, entregó la copa a Pienaar; y a continuación, el discurso de
Roosevelt. El jugador dijo al recibirla que no era sólo para los 60000 aficionados
que abarrotaban el estadio Ellis Park, sino para 43 millones de sudafricanos.
Esa afirmación fue considerada como un
simbólico punto final de la campaña lanzada por Mandela contra la ignominiosa
segregación racial en Africa del Sur.
La película “Invictus” se basa en el
libro “Playing the enemy” (Jugando con el enemigo) del escritor inglés John
Carlin.
©
José Luis Alvarez Fermosel
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