lunes, 12 de mayo de 2014

Ignorancia, primitivismo, escasez de vocabulario...



“La palabrota que ensucia la lengua termina por ensuciar el espíritu. Quien habla como un patán, terminará por pensar como un patán y por obrar como un patán, el pensamiento y la acción. No se puede pensar limpiamente, ni ejecutar con honradez lo que se expresa. Hay una estrecha e indisoluble relación entre la palabra, el pensamiento y la acción. No se puede pensar limpiamente, ni ejecutar con honradez lo que se expresa en los peores términos soeces".
Esto dijo el abogado, escritor, político y productor de televisión venezolano Arturo Uslar Pietri (Caracas 1906/2001) en su ensayo “La lengua sucia”.
El trabajo del brillante intelectual termina con una frase axiomática: “Es la palabra lo que crea el clima del pensamiento y las condiciones de la acción”.
El diario La Nación de Buenos Aires publica un interesante trabajo de Guillermo Jaim Etcheverry sobre un tema muy actual: el uso en los medios de comunicación social de un lenguaje basto y grosero, y en infinidad de ocasiones hasta soez.
Esto se ha convertido en algo reiterativo y constante y denigra e infecta un idioma tan claro y tan puro como el español.
Somos pocos los que nos referimos con frecuencia a esta calamidad. Sabemos que nuestra prédica no cae en terreno abonado, que nuestra crítica molesta a más de un… “intelectual a la violeta” de los muchos que piensan que el uso de palabrotas a troche y moche es “cool” y cosa de gente joven.
Pero no importa. Al menos nuestra conciencia no se carga con el peso de no utilizar los medios a nuestro alcance para denunciar las tropelías lingüísticas que han hecho injustamente una “lengua sucia” del castellano.

© José Luis Alvarez Fermosel

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