- El hombre
no es ni ángel ni bestia, y la desdicha quiere que aquel que desea hacer el
ángel haga la bestia. Es peligroso hacer ver al hombre cuán igual es a las
bestias, sin mostrarle su grandeza. Y también es peligroso hacerle ver su
grandeza sin mostrarle su bajeza. Pero es todavía más peligroso ignorar una y
otra. No es menester que el hombre crea que es igual a las bestias o a los
ángeles, no es menester que ignore lo uno y lo otro; pero que sepa qué es lo
uno y lo otro.
- ¿Quién lo
ha escrito, François?
- Un tipo
que nació en mil seiscientos en mi tierra. Un tipo de la Auvernia. Mira, se
llamaba Pascal. ¿Puedo continuar?
- Sí.
- Que el
hombre, por tanto, aprecie su valor. Que se ame, porque hay en él una
naturaleza capaz de bien, pero que no se ame por las bajezas que esa naturaleza
contiene.
(“De nada y
así sea”, de Oriana Fallaci)
Por la transcripción: © J. L.
A. F.
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