En 1556 la reina de Inglaterra e Irlanda, María I Tudor -hija de Enrique VIII (1491 /1547) y de Catalina de Aragón (1485 /1536)- de la familia Tudor, que reinó en Inglaterra entre 1485 y 1603, ordenó la ejecución de su rival al trono, Jane Grey, el arzobispo Cranmer y otras 300 personas. A partir de ese momento, los británicos la llamaron Bloody Mary (bloody significa sangriento/a, sanguinario/a. Para los ingleses, bloody, en lenguaje familiar, es un insulto).
En 1921 el barman Ferdinand Petiot del Harry's New York Bar de París, quizás recordando el apodo de María I Tudor, o como dicen otros, en honor a la novia de un compañero que se llamaba Mary, preparó una mezcla de tomate y vodka al 50 por ciento y la bautizó Bloody Mary.
Los clientes protestaron, alegando que mezclar los dos productos por partes iguales era fácil, pero no creativo, y además el resultado aburría. Si vamos a eso, el Destornillador, un combinado a base de jugo de naranja y vodka, también debería ser aburrido, y no lo es. El vodka le da alegría al zumo.
El caso es que Petiot, lejos de desanimarse, aplicó la imaginación para enriquecer el cóctel y decidió incorporarle elementos muy poco convencionales, como sal, pimienta y varias salsas. Las sucesivas catas a las que sometía Petiot a sus parroquianos provocaron un aumento de la heterodoxia, hasta que llegó el día de la aprobación total y quedó instaurado el Bloody Mary, que incorpora, fundamentalmente, jugo de tomate, vodka, zumo de limón y salsa inglesa.
Lo más importante de este cóctel es que la mezcla final tenga tal personalidad que, aun detectándose sus componentes, ninguno "mande" sobre los demás. Hay que tener en cuenta dos posibles excesos: si es de vodka, éste "secará" la mezcla, y si es de tomate, la copa resultará un poco insípida.
El Bloody Mary (foto) es muy bueno para contrarrestar la resaca, aunque según el tratadista español Eduardo Chamorro, el bullshot es el cóctel ideal a esos efectos. Se abren un par de latas de extracto de carne y se vuelca su contenido en un recipiente en el que se pondrá vodka en medidas generosas. Se añade hielo en cubos, se esparce sal de apio y se anima todo con un par de golpes de salsa Perrins.
Con el fernet se prepara también una curiosa receta contra la resaca. Se salpica el interior de un vaso de trago largo con gotas de jarabe de granadina. Después se introduce un poco de hielo y un buen chorro de fernet.
También surte efecto la Marinera que le vimos tomar a Charlton Heston en la película 55 días en Pekin: un jarro de cerveza y un vasito de whisky escocés. Un trago de cerveza y un chupito de whisky.
No hay que seguir, una vez aliviada, o desaparecida la resaca, porque si continuamos pegándole al tarro volveremos a agarrarnos una castaña como un piano de cola.
Fuente:
Libro “¡A comer con gusto! con el Caballero Español".
En 1921 el barman Ferdinand Petiot del Harry's New York Bar de París, quizás recordando el apodo de María I Tudor, o como dicen otros, en honor a la novia de un compañero que se llamaba Mary, preparó una mezcla de tomate y vodka al 50 por ciento y la bautizó Bloody Mary.
Los clientes protestaron, alegando que mezclar los dos productos por partes iguales era fácil, pero no creativo, y además el resultado aburría. Si vamos a eso, el Destornillador, un combinado a base de jugo de naranja y vodka, también debería ser aburrido, y no lo es. El vodka le da alegría al zumo.
El caso es que Petiot, lejos de desanimarse, aplicó la imaginación para enriquecer el cóctel y decidió incorporarle elementos muy poco convencionales, como sal, pimienta y varias salsas. Las sucesivas catas a las que sometía Petiot a sus parroquianos provocaron un aumento de la heterodoxia, hasta que llegó el día de la aprobación total y quedó instaurado el Bloody Mary, que incorpora, fundamentalmente, jugo de tomate, vodka, zumo de limón y salsa inglesa.
Lo más importante de este cóctel es que la mezcla final tenga tal personalidad que, aun detectándose sus componentes, ninguno "mande" sobre los demás. Hay que tener en cuenta dos posibles excesos: si es de vodka, éste "secará" la mezcla, y si es de tomate, la copa resultará un poco insípida.
El Bloody Mary (foto) es muy bueno para contrarrestar la resaca, aunque según el tratadista español Eduardo Chamorro, el bullshot es el cóctel ideal a esos efectos. Se abren un par de latas de extracto de carne y se vuelca su contenido en un recipiente en el que se pondrá vodka en medidas generosas. Se añade hielo en cubos, se esparce sal de apio y se anima todo con un par de golpes de salsa Perrins.
Con el fernet se prepara también una curiosa receta contra la resaca. Se salpica el interior de un vaso de trago largo con gotas de jarabe de granadina. Después se introduce un poco de hielo y un buen chorro de fernet.
También surte efecto la Marinera que le vimos tomar a Charlton Heston en la película 55 días en Pekin: un jarro de cerveza y un vasito de whisky escocés. Un trago de cerveza y un chupito de whisky.
No hay que seguir, una vez aliviada, o desaparecida la resaca, porque si continuamos pegándole al tarro volveremos a agarrarnos una castaña como un piano de cola.
Fuente:
Libro “¡A comer con gusto! con el Caballero Español".
© José Luis Álvarez Fermosel
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