lunes, 14 de octubre de 2013

El maestro de la intriga



He recibido el encargo de escribir una monografía, o algo parecido, sobre la vida y obra de ese genio del “roman feuilleton” que fue Alejandro Dumas. Y estoy trabajando con gusto, porque personajes de Dumas como el conde de Montecristo, Artagnan y sus amigos, el duque de Saboya, el caballero de Harmental y otros muchos me hicieron pasar muy buenos ratos en mi lejana niñez novelera y soñadora.
- ¡Dumas…! ¿A estas alturas?
- ¡Sí, Dumas! No podemos continuar girando en torno a Schmidt, Clauss Offe, Habermas, los posestructuralistas, los kojevianos, los neoweberianos y otros que también están pasados de moda, si a eso vamos. Hay gente a la que le gusta releer libros que leyó de niño, o de adolescente. Dumas es muy entretenido.
- Dumas, Stevenson, Mark Twain, Joseph Conrad, Bierce...
- ¿Por qué no? Stevenson escribió “La isla del tesoro”, pero también “El club de los suicidas”, y otras obras de no menor densidad. Fue uno de los escritores favoritos de Borges. Conrad también es apto para mayores. Ni que hablar de Ambrose Bierce, que además hizo de su vida una novela, entre paréntesis.
Alejandro Dumas fue un maestro de la intriga, procedente de su indiscutible habilidad técnica. De Montecristo se ocuparon muchos pensadores y escritores de diversas nacionalidades, entre ellos Antonio Gramsci, que vio en el conde a un precursor del Superhombre nitzscheano.

Literatura de corte novelesco

Su literatura de corte novelesco sigue viva en nuestro tiempo. Sus obras se reeditan constantemente y el cine y la televisión las adaptan una y otra vez.
Lo que puede discutirse es la abundancia de su obra original, ya que parece ser, o es, de hecho, que tenía cierta cantidad de “negros”, o “ghost writers” –escritores fantasmas, como los llaman los americanos- que le escribían parte de sus obras. La leyenda los magnificó, menos mal, pobre gente. Todos de buena pluma pero condenados a un eterno anonimato. Probablemente se exageró su número, también.
Lo que sí parece que escribió el solo, sin ninguna ayuda, fue su “Gran Diccionario de Cocina”, que incluye una receta de pata de oso asada y dedica unos párrafos al absenta, el licor maldito de los escritores malditos.
La revista rusa “Knizhol Obezremie” (Panorama Literario) aseguró recientemente que se halló en los viejos archivos del KGB –como se llamaba el Servicio Secreto de la Rusia soviética-, el manuscrito original de una novela de Dumas en la que aparecen el poeta ruso Alexander Puschkin y Edmundo Dantés, protagonista de la que para muchos fue la novela cumbre de Alejandro Dumas, “El conde de Montecristo”.
Pero la obra, si es que existe, todavía no se ha publicado, al menos que  sepamos nosotros.
Y vamos a la anécdota, cuando no. Una anécdota de los “negros” de Alejandro Dumas que he contado en otra parte. La repetiré aquí.
Cuentan que un día Dumas padre preguntó a su hijo –el autor de “La dama de las camelias”-:
- ¿Has leído mi última novela?
- No –contestó el hijo-, ¿y tú?

© José Luis Alvarez Fermosel

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