domingo, 27 de septiembre de 2009

Árbol caído

Iba en un taxi y vi el árbol caído a través de la ventanilla, perlada por la dulce lluvia de la primavera.
Ya no era un árbol, sino un tronco sin ramas, con las raíces al aire, ¡qué impudicia!
Los mismos empleados municipales que se llevaron las ramas, acaso con prematuro florecimiento primaveral, procederían después a levantar el cadáver.
La visión fue relampagueante, pero clara. ¡Qué tristeza! Los árboles mueren de pie, ya lo dijo Alejandro Casona.
El árbol tirado sobre la dura piedra gris de la calle habrá sido desgajado por el viento. Pero, ¿en qué quedamos? ¿Acaso no es el viento amigo de los árboles y juega con sus ramas y sus hojas, que agita afectuosamente en el otoño con su aliento?
En realidad, los árboles son los novios de las farolas eléctricas, que se apagan cuando mueren sus amados.
Los árboles nos dan sombra en el verano, protegiéndonos del sol y sus hojas nos proporcionan el beneficio de la verde clorofila, que sabe a menta.
¿Qué sería de los bulevares sin árboles? Por lo pronto, no existirían los “boulevardiers”, que son tan simpáticos.
Mi madre me hablaba de chico de un poeta modernoso, conocido de la familia, que decía en sus versos que los árboles se metían en los portales las noches de tormenta. No está mal. Los rayos abaten árboles.
Antonio Machado se lamentaba de que a un olmo viejo, hendido por el rayo, el hacha del leñador y el carpintero lo convirtieran en melena de campana.
.

© José Luis Alvarez Fermosel

Sobre manipulaciones perversas

Va la segunda nota sobre los escritores fantasmas de las revistas médicas, un tema que trata exhaustivamente Esther Samper (SHORA) en el medio digital español Soitu.
Dice Samper: “(…) la manipulación o maquillaje de resultados en el estudio de fármacos ha terminado con verdaderos escándalos, dejando a su paso miles de enfermos y muertos”.


Nota relacionada:

“La lacra de los “escritores fantasma”, al descubierto (II)”
(
http://www.soitu.es/soitu/2009/09/25/salud/1253883067_956000.html)

Historia de un retrato postergado

Un documental inconcluso hasta hace poco sobre un personaje de los agitados tiempos políticos de los años 70 en Argentina, acaba de terminarse y se estrenará el lunes 28 de setiembre en la Biblioteca Nacional de Buenos Aires.
El trabajo, de excelente factura, trata de la vida del escritor argentino Haroldo Conti.
La historia de los prolegómenos de un trabajo fílmico por de más interesante y de su culminación constituyen una historia trágica y hermosa al mismo tiempo en la que la vida, los recuerdos, la literatura y el cine se mezclan armónica e inteligentemente.

Nota relacionada:

“Haroldo Conti como legado”
(
http://www.revistaenie.clarin.com/notas/2009/09/23/_-02003935.htm)

sábado, 26 de septiembre de 2009

Disquisición poético-gastronómica

Hay un guiso que no es tal, en realidad, sino una manera de asar mariscos propia de las Dry Salvages (salvages con g porque es inglés): las rocas de Cape Ann, en Massachusetts (al nordeste de los Estados Unidos, sobre el oceáno Atlántico).
Es el clambake, que se cocina junto al mar. Primero se calientan las rocas con antorchas, que es lo más cómodo. Cuando la piedra está casi incandescente, se tienden algas sobre ellas hasta cubrirlas y encima se disponen langostas, almejas, cualquier otro marisco que tengamos a mano –siempre y cuando sea molusco o crustáceo-, y maíz. Se cubre todo con una tela embreada, que hace el efecto de horno. Al cabo, se retira. El resultado no puede ser más satisfactorio.
¿Habrán tomado de la técnica del clambake los chilenos la suya del curanto en piedra, consistente en introducir bajo tierra ardiente carnes, pescados, mariscos, embutidos y verduras y dejar todo así hasta que se cocine? ¿O yanquis y chilenos se sacaron de la manga, cada uno por su lado, esta manera de preparar comida? Lo que parece evidente es que el rudimentario sistema es de procedencia aborígen.
El clambake es uno de los platos más tradicionales y sofisticados de Nueva Inglaterra. De postre, pasteles borrachos embebidos en jarabe de savia de arce. Gastronomía estadounidense.
Otro día hablaremos del chile and beans, un guiso que viene de México y de ahí pasó a los Estados Unidos.
Está bien disfrutar del clambake a la luz de la luna en buena compañía, antes o después –según el gusto del consumidor-, de haber leído algún poema acerca del mar, preferiblemente de T. S. Eliot, que no describe el mar, sino que se lo mete a uno dentro.
Y aquí se me plantea a mí ahora el problema, porque quería cerrar, precisamente, con un poema de Eliot sobre el mar y no me acuerdo más que de un fragmento, y ni siquiera del título. Sepan ustedes disculpar.


El río está dentro de nosotros, el mar está alrededor
de nosotros,
el mar es también el borde de la tierra, el granito
que alcanza, las playas a donde arrojan
sus insinuaciones de una creación anterior y diversa
la estrella de mar, el cangrejo de herradura, el
espinazo de la ballena,
las pozas donde ofrece a nuestra curiosidad
las algas más delicadas y la anémona de mar.
Arroja nuestras pérdidas, la red desgarrada,
la nasa de langostas destrozada, el remo roto
y las pertenencias de extranjeros muertos. El mar
tiene muchas voces,
muchos dioses y muchas voces.




© José Luis Alvarez Fermosel

viernes, 25 de septiembre de 2009

Los escritores fantasmas de las revistas médicas

Esther Samper (SHORA) se refiere en un documentado artículo editado por el medio digital español Soitu, que puede leerse en la nota relacionada, a otra lacra de nuestro tiempo: “un sucio secreto de las revistas de medicina…” –dice textualmente la autora-: los escritores fantasmas cuyos textos salen en publicaciones médicas con la firma de profesionales de renombre; “donde sólo debería haber ciencia, insertan publicidad encubierta”. Por orden de las revistas que los contratan, naturalmente.


Nota relacionada:

“La lacra de los “escritores fantasmas”, al descubierto (I)”
(
http://www.soitu.es/soitu/2009/09/24/salud/1253779842_609057.html)

miércoles, 23 de septiembre de 2009

Los manipuladores

“Se sienten grandes y poderosos…”. Así comienza la enumeración de los cinco “tips” –como creo que se dice ahora, no estoy seguro- referentes a los manipuladores que publica el número 338 de la revista Cómo estar bien, cuya producción de contenidos está a cargo de la periodista Marcela Luza.
A los manipuladores los conocemos casi todos. Pero a fin de que sepa cómo son la pequeña cantidad de gente que todavía no lo sabe, vaya esta nota, cuya fuente es Gente Tóxica, de Bernardo Stamateas. Hay mucho más que contar, desde luego. Pero lo dejamos para otro día.


* Se sienten grandes y podero­sos: intentan demostrarte que ellos saben cómo hacer dinero, un buen negocio, tener una pareja feliz, cómo criar bien a sus hijos, etc. Te van a contar muchas historias en las que siempre serán los héroes y jamás escucharás pala­bras como 'no lo sé' en su boca, ya que aparentan saber todo.
* Tienen doble vida: te dicen una cosa y hacen otra. Aparecen como seductores, amables, elegantes, personas geniales; pero todo es sólo una fachada. Si investigas, verás que en su vida sólo hay 'ex amigos', muchas deudas y resen­timiento.
* Llevan cargas pesadas: para ellos la apariencia es suma­mente importante; si se sienten descubiertos intentarán darte miedo. Después de de hablar con este tipo de gente, no te quedará ni una gota de paz, sino una gran sensación de malestar y temor.
* Tienen envidia: los acosadores, por lo general, no atacan a cual­quiera, buscan gente que es que­rida, que tiene capacidades y reco­nocimiento público. Tu éxito los incomodará y les hará sentir mucha rabia. Ellos saben que tenés potencial, talento, carisma y condiciones que ellos no poseen. ¿Sabes qué es lo que pasa? Los manipuladores te envidian.
* Son improductivos: sus vidas no dan frutos. Si indagas sobre ellos te darás cuenta de que sus historias, las cuales te pare­cían tan fantásticas, son simple­mente eso, historias ficticias, no reales. No hay nada que ellos pue­dan aportarle a tu vida, ya que sus actos sólo los llevan a vivir en más miseria.

De tiranos y pájaros

Una paginita hermosa de Adolfo Bioy Casares (1914-1999), un gran escritor y un gran señor, que escribía a mano con una pequeña pluma estilográfica Pelikan.
Nacido en el seno de una familia acomodada en Buenos Aires, pudo dedicarse a la literatura y, al mismo tiempo, apartarse de figurones, críticos, “filósofos”, esnobs y analfabetos ilustrados que creían que ellos eran la literatura. Los de hoy también lo creen.
Escribió su primer relato, Iris y Margarita a los once años. Pasó por la Universidad, la dejó, siguió escribiendo. Aprendió a hablar y escribir perfectamente inglés, francés y alemán. Fue amigo de Jorge Luis Borges y fue junto con él, firmando con el seudónimo común de Honorio Bustos Domecq, autor de varios cuentos policiales. Se casó con Silvina Ocampo, hermana menor de Victoria. Silvina también escribía, y pintaba.
Bioy tenía un estilo depurado. Le gustaba el género fantástico. Fue defensor de la novela policíaca, lo que le separó de los culturetas de su tiempo, que consideraban menor ese tipo de literatura.
Recibió entre otros premios y distinciones el Cervantes –el Nobel de las letras hispanas-.
No pasó sus últimos años así como precisamente nadando en la abundancia. Podría decirse que murió a los 85 años franciscana y dignamente pobre.
“Sic transit…”.
.

© José Luis Alvarez Fermosel


La salvación
Adolfo Bioy Casares

Ésta es una historia de tiempos y de reinos pretéritos. El escultor paseaba con el tirano por los jardines del palacio. Más allá del laberinto para los extranjeros ilustres, en el extremo de la alameda de los filósofos decapitados, el escultor presentó su última obra: una náyade que era una fuente. Mientras abundaba en explicaciones técnicas y disfrutaba de la embriaguez del triunfo, el artista advirtió en el hermoso rostro de su protector una sombra amenazadora. Comprendió la causa. "¿Cómo un ser tan ínfimo -sin duda estaba pensando el tirano- es capaz de lo que yo, pastor de pueblos, soy incapaz?" Entonces un pájaro, que bebía en la fuente, huyó alborozado por el aire y el escultor discurrió la idea que lo salvaría. "Por humildes que sean -dijo indicando al pájaro- hay que reconocer que vuelan mejor que nosotros".

domingo, 20 de septiembre de 2009

La lengua castellana por Mafalda

Mafalda fue uno de los personajes de ficción más populares y queridos del siglo pasado.
No tuvo tanta prensa ni llegó a tanta gente como los Simpsons. Mafalda salía en historietas, en diarios, en revistas y luego en libros. No fue tan televisiva, ni mucho menos informática.
Pero ya tiene su monumento en vida– de lo que no pueden presumir muchos-: una escultura de 80 centímetros que la representa sentadita en un banco, con un vestido verde y su inconfundible cabellera, en un rincón del populoso y típico barrio de San Telmo de Buenos Aires, a pocos metros del domicilio de su creador, el dibujante de humor y pensador Joaquín Lavado, Quino, quien recibió una reproducción en miniatura de la estatua.
No voy a explicar a Mafalda, ni a Quino. Sería una torpeza. Todo el mundo conoce a una y otro.
Por iniciativa de mi amiga Susan K, una de las primeras personas que se comunicó con este blog y lo sigue haciendo, reproducimos algunas definiciones de Mafalda:

Zorro: héroe justiciero.
Zorra: puta.
Perro: mejor amigo del hombre.
Perra: puta.
Aventurero: osado, valiente, arriesgado.
Aventurera: puta.
Cualquier: fulano, mengano, zutano.
Cualquiera: puta.
Callejero: de la calle, urbano.
Callejera: puta.
Hombrezuelo: hombrecillo, mínimo, pequeño.
Mujerzuela: puta.
Hombre público: personaje prominente; funcionario público.
Mujer pública: puta.
Hombre de la vida: hombre de gran experiencia.
Mujer de la vida: puta.
Puto: homosexual.
Puta: puta.
Héroe: ídolo.
Heroína: droga.
Atrevido: osado, valiente.
Atrevida: insolente, mal educada.
Soltero: codiciado, inteligente, hábil.
Soltera: quedada, lenta, ya se le fue el tren.
Dios: creador del universo y cuya divinidad se transmitió a su hijo varón por línea paterna.
Diosa: ser mitológico de culturas supersticiosas, obsoletas y olvidadas.
Suegro: padre político.
Suegra: bruja, metiche, etc.
Machista: hombre macho.
Feminista: lesbiana.
Don Juan: hombre en todo su sentido.
Doña Juana: la mujer de la limpieza.

Mafalda “dixit”.


© José Luis Alvarez Fermosel

Loa al medalaganismo

El derecho al medalaganismo, cuando uno ha doblado ya el cabo de las tormentas, no puede quitárnoslo nadie.
En tanto en cuanto uno no tenga más obligaciones que las que guste imponerse y pueda vivir sin computadora, sin teléfono móvil, sin televisión y sin reloj, ¿por qué no permitirse el lujo –suponiendo que sea un lujo- de vivir en una guarida completamente anticonvencional, en la que uno pueda ver el cielo desde la cama y en la que se introduzca la naturaleza como una prolongación de los sentidos corporales?
Sobre esta… “filosofía”, que dicen los cursis en estos días nublados de ignorancia y su consecuencia más inmediata, la pedantería, publica el exquisito periodista y escritor español Manuel Vicent una deliciosa columna –como todas las suyas-, titulada La Guarida, en el diario El País de Madrid.
“Cuando no hay solución no existe el problema”, sostiene Vicent que le dijo un viejo “hippie” canoso “(…) a quien sólo le interesaba su función orgánica y no la cáscara”.
Nosotros leímos y repetimos en la radio la columna La derrota de Manuel Vicent tantas veces que se convirtió en uno de nuestros “hits”. Los oyentes nos la pedían una y otra vez. Quizás haya sido lo que yo he leído mejor en voz alta en toda mi vida.
La guarida es una muestra más del talento de Manuel Vicent, que capitanea la avanzadilla, la vanguardia del columnismo de El País y en nuestra opinión es, junto con Juan José Millás, el más original, el más versátil, el más elegante y el naturalista más barroco.
Del escritor valenciano Vicente Blasco Ibáñez –paisano y casi tocayo de Vicent- se dijo que era el último naturalista. Tal vez sea Vicent el último naturalista, o el escritor contemporáneo que le dio al naturalismo la tercera dimensión. Quizás sea ésta una interpretación caprichosa.
El caso es que Manuel Vicent es hoy por hoy uno de los mejores escritores españoles. Acaso la evaluación también sea caprichosa.
Bueno, pues ya está.

© José Luis Alvarez Fermosel

miércoles, 16 de septiembre de 2009

Todo es incierto y confuso

La incertidumbre, la confusión, la Internet, los sitios de descarga… ¡Los libros!
Las copias piratas. Las versiones en pdf para el e-book y hasta en mp3. ¿El tiempo real es puro verso?
Noticia para los escritores –hacedores de best sellers o no-: El Código Da Vinci, de Dan Brown ha vendido hasta ahora 80 millones de ejemplares. Ahí queda eso.
Ahora, su última novela, El símbolo perdido, de la que Random House ha lanzado ya cinco millones de ejemplares en los Estados Unidos, está siendo pirateada en el éter, se dice.
Dan Brown fue enjuiciado varias veces por plagiario, pero ganó todos los juicios.
Sobre Brown, sus obras, su personaje principal, Robert Langdon, las peripecias de los autores de mega sellers en tiempos de la red de redes y varios temas igualmente interesantes se explaya la nota relacionada en la revista Ñ, suplemento del diario Clarín de Buenos Aires.


© José Luis Alvarez Fermosel

Nota relacionada:

“El símbolo perdido (y pirateado)”
(
http://www.revistaenie.clarin.com/notas/2009/09/16/_-02000153.htm)

martes, 15 de septiembre de 2009

La política y el periodismo no se llevan bien

Los periodistas Bob Woodward y Carl Berstein y el actor de cine Robert Redford han coincidido en Nueva York en que la política y el periodismo no suelen llevarse bien. ¡Cómo si no se hubiera sabido desde siempre!
Woodward y Berstein fueron los periodistas del Washigton Post que desentrañaron –al parecer sólo en parte…- el intrincado “affaire” Watergate que le costó a Richard Nixon la presidencia de los Estados Unidos en 1974. Luego escribieron un libro y ganaron el premio Pulitzer. Después se hizo una película con Redford como Woodward.
El actor, director, activista –dice él- y millonario Robert Redford, con la vista tan aguda como los reporteros, vio la posibilidad de hacer una película sobre el “affaire” desde la aparición en el Post de los primeros artículos. Nadie le hizo caso, ni siquiera los periodistas.
Tuvieron que pasar dos años para que, después de que cayera Nixon y Woodward y Berstein recibieran el Pulitzer, se filmara por fin la película, que dirigió Alan Pakula y se tituló Todos los hombres del presidente. Nominada a ocho Oscars, se llevó cuatro.
Robert Redford también tenía razón.
Todo esto, y varias cosas más, se cuentan en la interesante nota relacionada, escrita por Barbara Celis en Nueva York y publicada en el diario El Pais de Madrid.



© José Luis Alvarez Fermosel

lunes, 14 de septiembre de 2009

El periodismo que nos acecha

En esta oportunidad huelga cualquier comentario por mi parte. Me permito únicamente recomendar con entusiasmo la lectura de la nota relacionada, posteada en El guionista despistao. No tiene desperdicio. Y, eso sí, nos mueve a apretarnos el cinturón porque como decimos en España, "vienen mal dadas". ¡Que Dios nos ampare!

domingo, 13 de septiembre de 2009

¡Absuelta!

Sí, señores, la dama del dedo está absuelta. Absuelta por hacer con el dedo un gesto que es más bien grosero, más o menos como el corte de manga.
El tal gesto, en estos días, es un grano de anís, comparado con las cosas que se hacen, se dicen y se escriben en todas partes, incluídas las paredes.
Además, hay otros gestos más groseros. Y, lo que es peor, actitudes que son la quintaesencia misma de la grosería.
Eso por una parte. Por la otra, sabe Dios qué o quiénes habrán inducido a una señora tan fina a levantar su dedo así, más en plan de admonición que de insulto, nos parece a nosotros.
De cualquier modo, es evidente que la señora no ha perdido la calma. Se ve, por la expresión de su rostro, tan armónico, tan delicado, que, eso sí, está contrariada, por no decir airada, pero mantiene la calma y la clase. Sólo una señora con su estilo puede permitirse el lujo de hacer esos ademanes.
Hay como una sintonía en positivo, como una cierta sordina en esta imagen. La dama está enojada, tal vez, y seguramente que con toda la razón del mundo, pero no se ha salido de madre. Levanta el dedo, pero no pierde la compostura.
Da gusto verla tan arregladita, con su elegante blusa blanca y su camafeo. Y el dedo enhiesto.
Por eso, y porque es evidente que, sin un motivo más que justificado, ella hubiera sido incapaz de hacer un gesto que no fuera “beau”, da gusto verla.
Absuelta, entonces. Con todas las de la ley. El suyo es un caso clarísimo de defensa propia sin extralimitación alguna.
Ella, en esa tesitura y con su dedo posicionado, como se dice ahora, luce bien, se ve incluso elegante en su resolución, apenas ligeramente categórica, en su caso.
¡Diga usted que sí, señora!


© José Luis Alvarez Fermosel

Traduttore, traditore

Hace algún tiempo dije en una cena con amigos que iba a limitarme, a partir de ese momento, a leer novelas, ensayos, tratados, informes especiales, lo que fuera, escritos en su idioma original, siempre y cuando dominara la lengua en que estuviera escrita la obra que decidiera leer, claro está; es que las traducciones, salvo algunas, son muy malas, osemos decirlo de una vez por todas.
Pero pasan los días y uno, como no es dogmático en sus decisiones, toma de pronto un libro traducido y se pone a leerlo, sin recordar lo que rabia con los errores-horrores incrustados en esas versiones.
Acabo de releer Iniciación al escándalo (L’affaire), una novela del escritor suizo-italiano Gabriel Veraldi, que en realidad es otra versión de una que había publicado con el mismo título ocho años antes, pero con el seudónimo de William Schmidt.
La venta de la primera novela fue interrumpida por cuestiones políticas. La que yo tengo es la nueva, editada por Barral en Barcelona en 1971.
No voy a dar el nombre de la persona que tradujo la obra. Me limitaré a transcribir los principales errores sintácticos y ortográficos que contiene y a dar alguna explicación, o hacer un breve comentario sin sentido crítico.
En la página 25 se escribe bujía con g.
Dos páginas después se confunde cigarro habano con cigarrillo.
En la página 32 se dice textualmente: “Henneke cogió una de las fotos y la examinó muy de cerca, con gesto de présbita” Las personas que padecen de presbicia, o vista cansada, alejan de sí la foto, el papel o el objeto que quieran ver bien; quienes lo acercan a sus ojos son los miopes.
Otra frase (página 33): “(…) como gusta decir a nuestro Presidente”. Debería haberse escrito: como gusta decir nuestro presidente, o como le gusta decir a nuestro presidente.
En la página 80, un espía revela que durante su entrenamiento aprendió a dar “golpes viciosos”. Probablemente se trata de una mala traducción de la palabra inglesa “vicious”, que quiere decir salvaje, brutal, feroz.
En la página 93 puede leerse que unos personajes andaron, en vez de anduvieron. El mismo error se comete en la página 199, donde se escribe andó en lugar de anduvo. (Resisto la tentación de contar un viejo chiste en el que se hacen juegos de palabras con andó y anduvo).
En un diálogo, en la página 120, un personaje le dice a otro: “Está segura de que yo también diré alguna tontería", cuando tendría que haberse dicho: Esté segura…
En las páginas 127 y 150 se dice detrás suyo y encima suyo por detrás de él y encima de él.
Página 144: “No me gusta abandonar a Rómolo en un país que no conoce la lengua”. Correcto: No me gustaría abandonar a Rómolo en un país cuya lengua no conoce.
Página 188: “El té con limón le hizo entrar el apetito”. Correcto: El té con limón le despertó el apetito.
Para no cansar a los lectores, porque hay más tela para cortar: se dice rectificar cuando se debe decir ratificar, se confunde la corredera de una pistola semi automática con la culata, se dice –como todo el mundo- “el jet set”, cuando es la “jet set” o “jet society” (sociedad, femenino), como el (comité) KGB en vez de la KGB. También se escribe somnolente por somnoliento.
Pues nada, eso…


© José Luis Alvarez Fermosel

Nota relacionada:

“La importancia del ‘cole’ ”
(
http://elcaballeroespanol.blogspot.com/2009/09/la-importancia-del-cole.html)

jueves, 10 de septiembre de 2009

¡A mover el esqueleto!

Otra de nuestras prédicas: el ejercicio físico, el que sea, en mayor o menor medida o intensidad, regularmente o no tanto, aeróbico o muscular, en la calle –una buena caminata de por lo menos media hora a paso rápido, cinco días por semana- o en el gimnasio, con aparatos, o mancuernas, o sin ellas, como sea, lo que sea, pero ejercicio, hay que moverse, no estarse quieto.
Caminar, nadar, andar en bicicleta, incluso bailar, cambiar fecuentemente de postura.
El tiempo se saca de donde sea, el tiempo es elástico, uno no puede retenerlo, no dejar que pase -¡por desgracia!- pero sí puede ganarlo en vez de perderlo.
Así que, hombres, mujeres, niños… ¡a mover el esqueleto, que vamos a estar hermosísimos! Y, lo que es mejor, sanísimos.
Nos remitimos a la interesante nota de Fabiola Czubaj, publicada en el diario La Nación de Buenos Aires.


Nota relacionada:

Gerontología / Los beneficios de caminar, nadar, pedalear y bailarUn estudio confirma que la actividad física prolonga la vida

Fue realizado en tres ciudades del país e incluyó a más de 300 personas de 80 años

> Ir a la nota
lanacion.com Ciencia/Salud Mi?oles 9 de setiembre de 2009

El machismo se extingue

La condición del hombre de macho, de varon de la especie humana desaparecerá pronto. Hace varios años que lo decimos y lo escribimos, basándonos en testimonios propios y ajenos. A nuestros dichos, como se dice ahora, puede restárseles entidad. Al fin y al cabo, nosotros somos periodistas, observadores: testigos que levantan actas.
No se puede desestimar, en cambio, a psicólogos, psiquiatras, neurólogos, sexólogos, semiólogos, antropólogos y otros científicos y especialistas en el estudio del comportamiento humano, que se temen lo mismo que nosotros y lo han expresado públicamente en infinidad de estudios e informes en todo el mundo.
Nosotros hemos recogido en este blog varios de esos análisis e investigaciones, coincidentes todos en que la dilución de la quintaesencia de la masculinidad se convertirá en una realidad que se instalará con todas las de la ley en nuestra delicuescente sociedad en un futuro no muy lejano.
Sugerimos ver la nota relacionada con este asunto, que firman M. Pérez, J. J. Borrás y X. Zubieta en la publicación española Soitu.


Notas relacionadas:

“Hombres: ¿peligro de extinción?”
(
http://www.soitu.es/soitu/2009/08/14/sexo/1250236836_709305.html)

“El varón se extingue”
(
http://elcaballeroespanol.blogspot.com/2009/09/el-varon-se-extingue.html)

El imperio del ocio (y V)

El sabio ruso G. I. Pokrowsi, quien dirigió las grandes excavaciones de Siberia, anunció fantásticos trabajos que podrían parecer increíbles, pero que son viables, como la perforación de un túnel bajo el Himalaya, la dislocación del banco glaciar del Artico, el cierre del estrecho de Bering y otras obras que permitirán enlazar Siberia y Alaska.
En los albores del siglo XXII estaremos obligados a satisfacer nuestras ansias de exotismo con la conquista visual de Marte, Venus o Júpiter.
Sin embargo, la técnica no dejará de ofrecer a los consumidores del ocio inteligente nuevos medios de expansión para el cuerpo y el espíritu. No sólo todo el mundo será dueño de su propio loft, de su chalé en el country y de su bungalow en la playa, sino que podrá descender cuando le venga en gana al Orinoco en su motocicleta submarina, pescar en las Bahamas y retratar a los elefantes marinos con un sofisticado equipo fotográfico propio en el Polo Norte.
Según el biólogo norteamericano Julián Huxley, premio Nobel, el hombre de los tiempos futuros, liberado por las máquinas, podrá consagrarse al fin a una bella forma de expansión interior: practicar las artes, el teatro, la música, la literatura.
En un cuarto de siglo más, el pueblo más atrasado de nuestro tiempo participará en los mismos progresos técnicos que quienes produzcan la cultura para masas. Nadie puede predecir si una metrópoli entera se dedicará a consagrar la gran cantidad de tiempo libre que tendrá a estudiar la obra de Van Gogh, si de la misma se hacen millones y millones de reproducciones para insertarlas en fichas magnéticas de telectores.
Si es muy posible que un provinciano de Asia conozca de esta manera a Van Gogh, el provinciano en cuestión no será un provinciano de ahora, sino un hombre perfectamente ilustrado. Entre otras cosas, por la técnica.
Ahora bien, cuando la automatización haya establecido la edad de las jubilaciones, hombres muy jóvenes ascenderán al poder, de acuerdo con las tendencias generalizadas en los últimos tiempos. Los dirigentes serán más jóvenes, la economía más dinámica y las transformaciones mucho más rápidas.
Dentro de 15 años los octogenarios de ambos sexos no serán gente de mucha edad, sino física y espiritualmente madura, como ahora lo son los de 50 y 60, y las mujeres no habrán perdido su atractivo físico. La vejez será un mito. La medicina, las vacaciones y la industria de la belleza mantendrán sus cuerpos jóvenes y fuertes.
En estos momentos, en Francia, sólo una comunidad sobre cuatro posee una asociación deportiva y los intendentes municipales se quejan del cansancio de una juventud -por otra parte transgresora- que ha hecho un culto de la violencia y el feísmo.
Las nuevas ciudades de absorción de Alemania o Inglaterra carecen de locales apropiados para que los jóvenes puedan encontrarse, en vez de agruparse por casualidad. Todos los expertos están de acuerdo: hay que organizar la civilización del imperio del ocio.
Al cabo de un siglo, hemos conseguido ganar 1.500 horas de trabajo. Conquistamos ya el derecho al ocio inteligente. Ahora ese derecho no ceja de estimular al hombre hacia el descanso y la diversión en fines de semana largos, en el extremo aparentemente más recóndito de un mundo que estará al alcance de cualquiera en todos los sentidos.
En Francia hay cientos de miles de pintores aficionados. La economía mundial ha azotado y borrado muchas fronteras y se están olvidando en casi todo el mundo las rivalidades nacionales de antaño. El ocio inteligente constituye, incuestionablemente, un factor de dinamismo social y de desenvolvimiento humano.
En los próximos años, la tendencia se precipitará. Los hábitos van a cambiar por sí mismos. Pero la revolución del ocio no se abandonará a la improvisación. Hace falta preparar y dirigir su evolución. Por ello, frente a ese futuro que ya alborea en muchos lugares del mundo, médicos, psicólogos, sociólogos y otros profesionales del estudio del espíritu y el cuerpo del ser humano coinciden en que es necesario preparar al hombre para la civilización del ocio; para una nueva forma de vida que llevará al homo sapiens a terrenos no conocidos hasta ahora y le acercará a la felicidad plena, haciendo por fin realidad el viejo lema latino de mens sana in corpore sano.


© José Luis Alvarez Fermosel

miércoles, 9 de septiembre de 2009

El imperio del ocio (IV)

Una encuesta de la UNESCO reveló no hace mucho que cada televidente francés, alemán o belga permanece una media de 15 a 20 horas por semana ante su televisor.
El ejemplo de los Estados Unidos muestra cuál será el porvenir del resto del mundo desarrollado dentro de 20 años. Teniendo en cuenta los fines de semana, el estadounidense medio consagra actualmente cinco horas por día a ver televisión, lo que significa 35 horas por semana. Según los especialistas, este movimiento es irreversible.
Agobiados por las ciudades tentaculares, los ciudadanos sueñan con la evasión que puede brindarles una playa con cocoteros. Y ya comienza a no ser suficiente tumbarse en la arena o pescar en los ríos. Empieza a notarse la imperiosa necesidad de buscar al aire libre nuevos contactos humanos y desintoxicarse moralmente.
Los expertos condenan al veraneante solitario. Ciertas raras especies humanas marcharán muy pronto solas a las estepas del Asia Central, escalarán el Himalaya o buscarán su aventura en Perú.
Las auténticas vacaciones plantearán un problema que tendrán que resolver los clubes de los comités de empresa, o las comisiones internas.
En el 2025 podrá disponerse de una guía mundial de camping a la que no se le escapará un detalle, como ocurre con la actual. Las zonas de recreo estarán marcadas en las costas africanas, en la India, en Alaska. Usted no dejará de tropezarse con un mundo enfervorizado. Su período -bastante largo, por cierto- de vacaciones en el Mar Caspio, por ejemplo, será inolvidable.
El incentivo de los deportes de invierno es todavía más que un simple comienzo en nuestros días, cuando sólo un cinco por ciento de la población europea practica el esquí, aunque cada año aumenta el porcentaje. Muy pronto el esquí será un deporte tan democrático como lo es ahora la natación.
Será lo más normal del mundo que la gente disfrute, por lo menos, de dos prolongados períodos de vacaciones al año: uno en verano y otro en invierno, subiendo además constantemente al avión durante todo el año para pasar los largos fines de semana en los glaciares de Noruega, pongamos por caso.
Esa ruta pasará también a manos de los financieros, para quienes la nieve será oro blanco. Son ellos, precisamente, quienes prevén en los Alpes docenas de ciudades, o complejos vacacionales que se amortizarán en poco más de 20 años, pagando en cuotas mensuales que estarán al alcance de cualquier bolsillo.
Muy pronto, los esquiadores domingueros llegarán de Londres o de La Haya a las ciudades alpinas, dispuestos a saltar de un avión a otro, como quien se pasa de un vagón a otro del subterráneo, para disfrutar del fin de semana en la nieve.


© José Luis Alvarez Fermosel

Nota relacionada:

“El imperio del ocio (III)”
(
http://elcaballeroespanol.blogspot.com/2009/09/el-imperio-del-ocio-iii.html)

El imperio del ocio (III)

En Chicago son suficientes cinco hombres -en la fábrica Raytheon- para producir cuatro aparatos de televisión cada ocho horas. En consecuencia, han pedido que se disminuya su trabajo a 20 horas por semana.
En Dniepropetrovsk (Ucrania), un solo técnico dirige a 80 robots que extraen y transportan automáticamente el carbón. Los mineros liberados por las máquinas han encontrado nuevos empleos que les facilitan el medio de ampliar sus estudios con menos horas de dedicación.
En Decazeville (Francia), los mineros protestaron, tiempo ha. Tenían miedo de la automatización. Temían que el trabajo manual se convirtiera en algo caduco. Todavía no comprendían que ello reportaría la ventaja de la intelectualización de las masas.
Pero hay algo cierto: en el 2.030 las fábricas y las minas estarán casi desiertas, mientras que las oficinas y los centros de investigación bullirán como los hormigueros. Los think tanks, o laboratorios de ideas, se multiplicarán espectacularmente
Al mismo tiempo, alrededor de esta revolución industrial ya ha surgido otra que atañe a la administración y al comercio, que también están automatizados. Las computadoras clasifican, cuentan, restan, deciden. Sustituyen implacablemente a los planteles de funcionarios.
El economista Alfred Sauvy afirma: “Ni un solo sector escapará a la acción de las máquinas. La producción será tremendamente elevada y el nivel de vida aumentará tres veces y media en la Europa de las postrimerías del siglo XXI.”
No se trata de una simple profecía. La futurología del ocio nos acecha. Los niños que ahora tienen 10 años encontrarán perfectamente natural, cuando sean hombres hechos y derechos, disponer de ocho horas de libertad creativa diaria y tres días de asueto por semana.
La gente podrá jubilarse entre los 40 y los 50 años, sobre una esperanza de vida de por lo menos 90 años. No se trata de una profecía: la futurología del ocio nos acecha.
“Ahora bien, ¿qué hará la gente con tanto tiempo libre?”, se pregunta el sociólogo Joffre Dumazedier. Las zonas verdes de las ciudades serán condenadas irremisiblemente ante el avance de los pueblos-tentáculos. Si no se preservan los ríos de los epicentros industriales, la pesca -deporte que actualmente distrae a tantos millones de seres en el mundo- no será más que un simple recuerdo. Lo mismo pasará con el golf.
Las personas mejor dotadas intelectualmente sentirán la fiebre de aumentar su cultura. Los más iletrados querrán ilustrarse. En menos de 30 años, multitudes de adultos se volcarán al estudio. Como prevén ya los especialistas en la materia, los empleos técnicos absorberán las tres cuartas partes de los efectivos de la industria.
Estamos en trance de vivir una formidable revisión de nuestras costumbres. Antes -y todavía- se leían novelas en solitario, se salía con la novia o la esposa, uno iba al café y se reunía en él con cuatro amigos. La cultura de las masas será más colectiva dentro de 20 años.
Los televidentes participan ya en sus propias casas de las ceremonias públicas. El ocio grupal organizado por las empresas, las municipalidades y los clubes dará paso a una nueva era.
En un sólo año, Nueva York y Washington han creado más de 500 cine clubes y 750 bibliotecas gratuitas. París ha lanzado 50 casas de juventud y un sólo club ha difundido 75.000 entradas de teatro y conciertos.
Muy pronto la Mundovisión, uno de los consorcios televisivos internacionales, habrá multiplicado el número de cadenas nacionales e internacionales por 20 o por 30.



© José Luis Alvarez Fermosel

martes, 8 de septiembre de 2009

El imperio del ocio (II)

Todos los habitantes del planeta tierra nos sentiremos muy pronto obligados a dirigir nuestros sueños de exotismo hacia la conquista de otros mundos.
Mientras tanto, la ciencia y la técnica no cesarán de ofrecer a los súbditos del imperio del ocio nuevos medios de expansión para el cuerpo y, lo que es más importante, para el espíritu.
La expectativa de vida aumenta con el paso del tiempo. Se calcula que para dentro de 10 ó 15 años el promedio de vida será de 85 años. Y no se descarta que se pueda llegar a vivir 120. El problema es que para esas fechas la humanidad tendrá mucho tiempo libre.
Hace algunos años, el entonces ministro norteamericano de Trabajo, Williard Witz, anunció públicamente en Washington ante 200 corresponsales llegados del mundo entero que poco después del año 2.000 se trabajarían 20 horas por semana. Acababa de anunciar la revolución del ocio.
Poco después se instalaba la RCA 31 en la sala de máquinas de The Angeles Times. Se trataba de una linotipia eléctrica ante la cual no era necesario que se sentara ningún tipógrafo. Ella sola componía una columna del periódico en 17 segundos. Y en una hora tenía listas 36.000 líneas.
Cuando los dirigentes del New York Times adoptaron esa misma máquina, 3.000 tipógrafos se declararon en huelga. Ahora, con la informática, todo eso es historia.
"Las máquinas han terminado por sustituir a los hombres", dijo el ministro Witz al dirigente de los huelguistas Bertran Power. Tenía razón.
Cuando el obrero lionés Joseph Jacquard inventó en 1802 el bastidor de tela, su máquina suprimió el trabajo de cinco de sus colegas sobre 10 que integraban el equipo. Entonces se trabajaba cerca de 70 horas semanales y no había vacaciones de ninguna especie.
Los tejedores acabaron por aceptar la máquina de tejer. La revolución impuesta por la mecánica aportaría, años más tarde, el derecho a dos semanas de vacaciones pagadas por cada año de trabajo.
La segunda revolución industrial provocada por la energía eléctrica alargó las vacaciones a tres semanas. La tercera revolución que surgió con la presencia de la mecanización, permitió ofrecer a la mayoría de los obreros franceses cuatro semanas de descanso al año.
El hombre trabajaba 70 horas por semana y vivía poco más de 40 años promedio. Dentro de 20 años, la aventura de los tipógrafos norteamericanos será casi prehistórica.
Esto, que parecía una utopía, está convirtiéndose en realidad. Los expertos han convenido en ello. Los propios técnicos, incluso. Los próximos 25 años trastocarán la vida del planeta.
Las futuras generaciones que comiencen a ver la luz en esa época veranearán en la luna (¿balneario termal, quizás?) y protestarán por la lenta burocracia cibernética de la corporación interplanetaria.
Tal vez serán miembros de una federación general africana, latinoamericana o asiática y testigos de la curación del cáncer y el descubrimiento de una vacuna contra el SIDA. Eso será también la revolución del ocio.
Hace ya bastantes años, el sindicalista norteamericano Walter Reuter contemplaba en la Ford las primeras máquinas automáticas dedicadas a la fabricación de automóviles.
- ¿Cómo hará usted para obligarles a pagar las cuotas sindicales?- preguntó uno de los directores de la fábrica.
Reuter contestó:
- Si ustedes tratan de llegar a la desocupación, tropezarán con un difícil problema: no podrán vender los automóviles. Los economistas han afrontado con astucia este problema. Saben que si la automatización reduce los operarios, condena asímismo a que las industrias pierdan su clientela.
La única solución, a juicio del economista francés Jean Fourastier, es aumentar los sueldos y reducir el horario de trabajo. Los países industriales están amenazados con la espada de Damocles que significa esta sentencia.


© José Luis Alvarez Fermosel

lunes, 7 de septiembre de 2009

El imperio del ocio

No mucho después de la mitad del tercer milenio habremos construído ciudades bajo el mar, declaró recientemente un sabio norteamericano de los laboratorios de la firma Martin.
El científico formuló el anuncio de la inminente conquista de los fondos submarinos, que seguirá a la de los espacios siderales.
No se trata de ciencia ficción. Quizás muy pronto pueda edificarse una casa submarina a 300 metros de profundidad en la bahía de Villefranche, en la Costa Azul, a fin de ofrecer un refugio a los buzos.
Los expertos afirman que la maestría de los elementos será de aquí a poco más de 10 años uno de los trazos característicos de un nuevo imperio: el imperio del ocio.
Los turistas descenderán a zonas abismales en batiscafo y se pasearán confortablemente a 4.000 metros bajo el mar para visitar las nuevas estaciones submarinas.
La gente podrá seguir en esos establecimientos curas de reposo e ingerir alimentos desconocidos en la superficie. Para los paseos se utilizará el cabriolet submarino.
Pero no sólo viajar al fondo del mar será algo normal y corriente en el tercer milenio. También iremos al fondo de la tierra. Experiencias subterráneas en Nevada (Estados Unidos), acaban de abrir el camino a las excavaciones bajo la corteza terrestre.
Uno de los técnicos, Gerald Johnson, ha dicho: ”En poco tiempo más dispondremos de explosivos nucleares perfectamente apropiados y seremos capaces de horadar el suelo hasta profundidades insondables”.
Una sola de esas explosiones puede volatilizar 8.000 metros cúbicos de golpe y tapizar de fibra de vidrio las paredes de la caverna formada.
Una nueva dimensión se ofrecerá a los hombres: las profundidades de la tierra. En algunos lugares, el globo terráqueo recordará a un gigantesco queso de Gruyère.
Minas, centrales nucleares, laboratorios y estaciones térmicas surgirán como hongos después de la lluvia y se constituirán en atracciones turísticas.
En menos de 25 años se habrán instalado centros espaciales denominados Islas Satélites de la Estratosfera alrededor de todo el mundo.
Los especialistas norteamericanos de la NASA, los rusos y el ingeniero francés René Serger estudian las próximas instalaciones, en las cuales vivirán y trabajarán los astronautas, los biólogos y los astrónomos.
Gracias a los observatorios astronómicos edificados sobre tales estaciones, y de acuerdo con las afirmaciones del astrónomo Arthur G. Lowell, profesor de la universidad de Manchester (Inglaterra), pronto podremos conocer los confines más remotos del universo tan bien como los de nuestra propia casa.
La vuelta al mundo desde las plataformas espaciales equivaldrá a las vacaciones de hoy en la playa o en la montaña. Nuevas técnicas -la propulsión nuclear y el dominio humano sobre las balas del espacio, controladas en el seno del pasillo de las ondas- harán posible este viaje.
El biólogo Boris Klossovski, de la Academia de Medicina de Moscú, ha constatado ya hace tiempo que las células vivas puestas a bordo de las cápsulas espaciales se aligeran y rejuvenecen con una rapidez pasmosa.
Es posible anticipar -ha dicho el científico- que en un futuro no muy lejano tengamos clínicas satelizadas, a las cuales irán a reponerse y descansar pacientes aquejados de diversas enfermedades.
Dentro de muy poco se hablará con toda seriedad de ofrecer a la gente curas de rejuvenecimiento en las estaciones espaciales.
Para esa fecha, los parajes naturales descubiertos en las entrañas de la tierra, en las alturas estratosféricas o en la inmensidad azul del universo nos resultarán familiares.
De aquí a poco más de una década, las llanuras y las costas de Europa se verán consteladas de alas de todos los tamaños y colores. El mito de Icaro se convertirá en realidad.
Muchos jugarán a ser peatones del aire. Esperamos dominar la propulsión muy pronto, dijo editorialmente no hace mucho la revista Nature.
Aparece ya como evidente que dentro de muy poco tiempo el imperio del ocio catapultará a las multitudes a una intensa circulación por todo nuestro planeta. El aerobús popular transporta ya fácilmente a centenares de viajeros y cerca de 100 toneladas de peso adicional por el aire.
Quizá para mediados del siglo XXI exista ya un puente entre el estrecho de Mesina y el de Gibraltar.
Las autopistas super elevadas de casi todos los países de Europa habrán sido ya tendidas y se podrá enfilar la ruta París-Roma a 350 kilómetros por hora con toda seguridad.
Los constructores ya se han puesto de acuerdo: los automóviles serán mañana limpios y silenciosos. Tras el coche de turbina, dentro de poco estará en danza el coche eléctrico.
Los norteamericanos piensan en utilizar para los coches combustibles químicos fusionados. En las estaciones de servicio del futuro se podrán pedir, por ejemplo, veinte cubos de reacción. Y se proporcionará al usuario un paquete de pequeñas cápsulas sólidas que garantizarán 3.000 kilómetros/hora de autonomía.
Pronto no habrá un solo kilómetro cuadrado de cualquiera de los cinco continentes que no haya sido hollado por el pie del hombre. La curiosidad de la gente será insaciable.
Una escena cada vez más frecuente anuncia ya esta mentalidad del imperio del ocio. En el paisaje bíblico de Neguev (Israel) los socios del Club Mediterráneo atraviesan el desierto en pantalón corto para visitar las minas del rey Salomón.
No son ricos terratenientes, sino simples funcionarios, o modestos cuellos blancos de Nimes, Bruselas, Boston o Madrid.
Cada región del orbe será pronto tan conocida como los barrios céntricos de las actuales ciudades.
Ya los esquimales y los papúes siguen los mismos partidos de fútbol por la Mundovisión; pero pronto se acostumbrarán a vivir en el mismo tipo de casas prefabricadas y se desplazarán en los mismos automóviles que utilizará la civilización avanzada.


© José Luis Alvarez Fermosel

Ejemplo de amistad poco convencional

Los animales siguen dándonos la gran lección de convivencia y amistad.
La cabra (macho) Eddie y la jirafa (del mismo sexo) Gerald se han hecho amigas en un zoo de Bristol (Inglaterra), en el que unos veterinarios decidieron hacer una agrupación que en principio pareció rara y enseguida pasó a ser entrañable y divertida, pues la jirafa y la cabra, a pesar de las diferencias de especie, tamaño y otras, se han hecho inseparables.
Comen y beben de la misma escudilla, juegan y pasan una buena parte de su tiempo juntos, para gran diversión de los visitantes del zoológico, cuyas autoridades se han anotado un tanto al dar por sentado que una jirafa y una cabra podían compartir un espacio y una vida, y llevarse bien. Lo que no pueden hacer muchas personas.
Además, Gerald y Eddie han salido en los periódicos, o por lo menos en uno, porque el diario británico The Sun ha publicado una serie de fotos de los dos nuevos amigos del parque zoológico de Bristol. Los dos han salido muy bien. Son fotogénicos.
Reciban Eddie y Gerald el homenaje entusiástico que merece la amistad, tan difícil de lograr entre los seres humanos.
El gran humorista español Enrique Jardiel Poncela dijo: “La amistad, como el diluvio universal, es un fenómeno del que todo el mundo habla, pero que nadie ha visto con sus propios ojos.”
Ahí están Gerald y Eddie para contradecirle: una jirafa y una cabra.


© José Luis Alvarez Fermosel

El varón se extingue

Es evidente que los claros y rotundos síntomas de feminización del hombre, explicados y difundidos no sólo por este humilde servidor de ustedes, sino también por relevantes estudiosos de la conducta humana y otros científicos, constituyen los prolegómenos de la extinción del hombre como macho de la especie humana.
El fundamento de este hecho tremendo está dado en un exhaustivo trabajo que publica Alvaro Colomer en el suplemento dominical Magazine del diario El Mundo de Madrid y que puede leerse en la nota relacionada.
El texto es un poco largo, pero no tiene desperdicio. Hay que leerlo desde el principio hasta el fin. Yo lo hice. Se me pusieron los pelos de punta. Menos mal que la cosa no es inmediata.


Nota relacionada:

“Así llegaremos a un mundo sin hombres”
(
http://www.elmundo.es/suplementos/magazine/2009/519/1251982074.html)

domingo, 6 de septiembre de 2009

Pequeño artilugio letal

Interpol (Policía Internacional) volvió a llamar la atención sobre la que se considera el arma perfecta de los piratas aéreos.
Se trata de una pistola que tiene la forma de un llavero muy barroco. Accionada por aire comprimido, carga dos balas de calibre 32 corto, mide 7,6 centímetros de longitud y 2,5 de anchura y es un arma mortal si se dispara a corta distancia a la cabeza o el corazón.
Incorpora tres botones, uno de los cuales funciona como seguro y los otros dos como gatillos.
Pasa fácilmente los controles de seguridad en los aeropuertos porque puede ser dejada a un lado del detector de metales junto a objetos de uso personal, como bolígrafos, encendedores, anteojos y monedas.
Tampoco puede ser vista por rayos equis, salvo que se proyecten en su máxima intensidad.
Interpol alertó hace algún tiempo a 177 países adscriptos a esa organización de seguridad internacional, después de haberse denunciado que la pistola-llavero había sido detectada en aeropuertos del Reino Unido, Australia y Grecia.
El arma, al parecer, es de fabricación búlgara y cuesta sólo 20 euros.
The New York Times informó que la pistola es de fácil adquisición en varios países del sur de Europa.
Surgió hace 10 años. Se da por sentado que desde entonces hasta ahora experimentó modificaciones que la hicieron todavía más letal.
La fabricación de armas cada vez más sofisticadas, el armamentismo y el tráfico de esos poderosos ingenios que causan la muerte y la destrucción continúan siendo una temible constante en el siglo XXI.

© José Luis Alvarez Fermosel

sábado, 5 de septiembre de 2009

La importancia del "cole"

La importancia del colegio, donde se imparten las enseñanzas primaria y secundaria, es vital.
De un buen colegio, público, privado, de frailes, seglar, como sea, se sale con una muy provechosa instrucción. Siempre y cuando uno aprenda lo que le enseñen, como es natural.
Un buen bachillerato es casi una licenciatura en cultura general ¡Lástima que la enseñanza esté ahora tan mal en todas partes! Antes era otra cosa.
En la Universidad no te enseñan a expresarte bien, a tener una buena sintáxis, a no cometer errores ortográficos. No es de su incumbencia.
En las facultades se enseñan materias específicas: Historia, Derecho, Ingeniería, Veterinaria…
Los catedráticos y los ayudantes de cátedra no tienen tiempo ni ganas de analizar la sintáxis ni la ortografía de las pruebas escritas de los alumnos. Van al fondo de la cuestión. Es lo suyo.
Podrán llamar la atención a un alumno que cometa regularmente gruesos errores de diccción, o que no sepa redactar, pero no van a crear un plan, o un curso especial para repetir materias que ya se dieron en la secundaria.
Por eso muchos universitarios, muchas personas con título, con enseñanza terciaria cursada y aprobada, hablan mal o escriben con faltas de ortografía. Tuvieron mal “cole”. No les enseñaron bien, o ellos no aprendieron. Luego se informaron, leyendo los diarios. Son gente informada, eso sí.
La enseñanza en Argentina, reconozcámoslo, mal que nos pese, no es buena, ni lo ha sido en los últimos veinticinco o treinta años. De ahí que muchos… intelectuales –como ellos gustan llamarse-, que pasaron por una o varias facultades, no sepan conjugar bien algunos verbos y no hablen con la debida corrección, ni escriban como Dios manda.
Son capaces de disertar en el café durante media hora sobre la filosofía de Kant, o de hablar maravillas sobre William Faulkner -que tanta influencia ha ejercido siempre sobre los escritores latinoamericanos- pero, por caso, no hablan ninguna lengua extranjera, ni siquiera inglés: el idioma comodín, el idioma del mundo hoy en día. No es culpa de ellos. Lo repetimos: tuvieron mal “cole”.
Muchos suplieron las deficiencias de la enseñanza secundaria estudiando por su cuenta, o leyendo, pero los que escriben, en sus novelas, ensayos o artículos incluyen casi siempre uno, o varios errores sintácticos y ortográficos, tal vez no muy importantes, pero errores al fin. Se le escaparon al corrector, otro que bien baila.
Un buen colegio es una base tan sólida como para sentirse firme sobre ella y proyectarse con soltura y seguridad a la vida…a continuar aprendiendo.


© José Luis Alvarez Fermosel

miércoles, 2 de septiembre de 2009

Más sobre cerveza, algo de café y clericó de sidra

Carlsberg, el cuarto grupo cervecero mundial, acaba de lanzar la segunda edición de una cerveza de gran reserva, de 37,5 centilitros y 8,70 grados, que se venderá a 344 dólares (270 euros) la botella, decorada por el artista chileno-danés Marco Evaristo, el mismo que expuso unos peces rojos en un museo dinamarqués en los años 90 y dejó a elección de los visitantes apretar un botón para matarlos. Las cosas de estos tiempos.
Más agradable es revelar que en Viena, la ciudad de los cafés por antonomasia, un inspanner es un café negro, doble, con crema batida. Lo mismo, pero con leche condensada, se llama kleiner brauner. El habitual café con leche español en Viena es el brauner. Al capuchino italiano se le llama melange, es decir, café con leche espumosa. Los vieneses lo piden mucho y se sirve con el consabido vaso de agua. En un buen local, lo normal es pedir el denominado 1-2-3-4: un capuchino, dos vasos de agua, tres diarios y cuatro horas para leerlos. Un cortado es un kapuziner.
Para el calor que suele en hacer en invierno en la surrealista ciudad de Buenos Aires, nada mejor que un buen clericó de sidra, que se hace con una botella de sidra, media de vermú blanco seco, un litro de agua mineral con gas y frutas de estación, las que sean, cortadas en dados.



© José Luis Alvarez Fermosel

Lo absurdo, lo ridículo, lo bobo

También el sentido lúdico, con lo importante que es, se adultera y se diluye en el posmodernismo en extravangacias, delicuescencias y ridiculeces con connotaciones de culo al aire, y no pedimos perdón porque nos servimos del castellano castizo y popular para expresar nuestros pensamientos, no del alambicado lenguaje de los culturetas del museo del guante.
Jugar -no nos referimos a los juegos de azar- nos es sólo cosa de niños. Benditas sean las personas mayores que, con lo difícil que está todo, sienten de vez en cuando la necesidad de jugar, conservan su sentido lúdico y le dan rienda suelta y juegan, y gastan bromas –no pesadas-, y cuentan chistes, y luchan a brazo partido, de mentirijllas, con su hijo, o con un perro, revolcándose en un prado en verano, bajo un sol esplendoroso.
El bebé ya camina torpemente con sus piernas gordezuelas, y dice papá con su lengua de trapo. El gato se nos sube al hombro de un salto y nos muerde delicadamente la oreja.
Correr, saltar, nadar, regarse con una manguerra, jugar al escondite, a la mancha, moverse sin tregua ni pausa, aunque las viejas articulaciones crujan…
En lo que se refiere a los juegos entre mayores nosotros preferimos los eróticos, jugados entre adultos de distinto sexo. Hoy se practican muy poco, y muy mal.
En este mundo “cool” y bobo proliferan ahora otros juegos que para un correoso y bronco especimen carpetovétonico como uno son una verdadera gilipollez.
Finlandia compite ahora oficialmente con regularidad y entusiasmo para ver quién hace más el ridículo. Véase la nota que sigue publicada en el diario La Nación de Buenos Aires.


© José Luis Alvarez Fermosel
Nota relacionada:

Ultima páginaFinlandia, meca mundial de las competiciones absurdas

Desde lanzar un teléfono celular hasta sentarse en un hormiguero

> Ir a la nota
lanacion.com Espectáculos Lunes 31 de agosto de 2009