Otra de nuestras prédicas: el ejercicio físico, el que sea, en mayor o menor medida o intensidad, regularmente o no tanto, aeróbico o muscular, en la calle –una buena caminata de por lo menos media hora a paso rápido, cinco días por semana- o en el gimnasio, con aparatos, o mancuernas, o sin ellas, como sea, lo que sea, pero ejercicio, hay que moverse, no estarse quieto.
Caminar, nadar, andar en bicicleta, incluso bailar, cambiar fecuentemente de postura.
El tiempo se saca de donde sea, el tiempo es elástico, uno no puede retenerlo, no dejar que pase -¡por desgracia!- pero sí puede ganarlo en vez de perderlo.
Así que, hombres, mujeres, niños… ¡a mover el esqueleto, que vamos a estar hermosísimos! Y, lo que es mejor, sanísimos.
Nos remitimos a la interesante nota de Fabiola Czubaj, publicada en el diario La Nación de Buenos Aires.
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El tiempo se saca de donde sea, el tiempo es elástico, uno no puede retenerlo, no dejar que pase -¡por desgracia!- pero sí puede ganarlo en vez de perderlo.
Así que, hombres, mujeres, niños… ¡a mover el esqueleto, que vamos a estar hermosísimos! Y, lo que es mejor, sanísimos.
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