martes, 29 de enero de 2013

Las calles siguen en su sitio



La calle la Palma, 70, 3º 1. En esa dirección se habrían recibido cartas de otro continente, de no haber habido Internet, y por consiguiente correspondencia electrónica.
Cartas como las que llegaban a otra calle de la misma ciudad: Sánchez Preciado, 9 –antes fue 7-, 1º 4.
Cantaba Raphael: A veces llegan cartas…
Os echo mucho de menos… Esto es muy distinto… Quizás el año que viene pueda viajar…
Iba pasando el tiempo. Hasta que la lejanía se hizo carne.
- Mitad emigrante, mitad embajador.
- Es usted muy amable.
- ¿Qué título tiene usted?
- Der Ausgang giebt der Taten ihre Titel? (1)
Se difuminaban paisajes lejanos. El templo de Debod –desde el que se contempla el atardecer como en ningún otro lugar-, los jardines del Campo del Moro (foto), las Vistillas, el parque del Retiro, el paseo de Rosales…
Las calles se iban a otros lados; pero, no: era que se le enredaban a uno en el recuerdo. Las calles siguen en su sitio. Las vimos, y paseamos por ellas alguna vez que fuimos -para volvernos a ir…-.
La calle Cardenal Cisneros. Allí llevamos a la paloma herida.
¿Qué calle será la última por la que uno transite?

Los árboles se metían en los portales…

Los árboles, como decía aquel poeta, se metían en los portales. ¿O el poeta nunca dijo eso y fue una ocurrencia de Adela?
El almendro del jardín florecía siempre antes de tiempo, justo después del deshielo de la última nevada, antes de que llegara la primavera .
La estancia se llenó del olor de la tierra caliente enfriada por el agua. Ginevra la aspiró fuertemente, como un perfume exótico y turbador
Ginevra de Saint Clair –que no tenía nada que ver con la Ginevra de Camelot- había espiado para el Sur en la guerra norteamericana de Secesión. A su término, se instaló en Barataria Bayon, en la Louisiana, en una casa al pie de un enorme roble de cuyas centenarias ramas pendían, como jirones de materializada niebla, grandes masas de “musgo español”.
La novela se titulaba El exterminio de la “Calavera” y su autor era José Mallorquí. Ginevra muere en los brazos de César de Echagüe de un balazo de rifle, en una emboscada tendida por la banda de la Calavera.
El anillo Gladdagh: Let love and friendship reign… (2).
La penumbra de color amatista se ha convertido en una noche profunda.

1) ¿Acaso el resultado no debe decidir cuál ha de ser el título?
2) Que reinen el amor y la amistad.

© José Luis Alvarez Fermosel

sábado, 26 de enero de 2013

Un emblema dentro de un emblema



Si la canción “Alone” de la película “Una noche en la ópera” de los hermanos Marx es, o fue un “hit”, la escena del camarote que ilustra estas pocas líneas es un emblema dentro de un emblema y una de las más hilarantes de la cinematografía cómica mundial.

© J. L. A. F.

Nota relacionada:

Vídeo:

viernes, 25 de enero de 2013

"Alone"



La primera vez que escuché la frase “Alone, alone with sky of romance…” (Solo, solo con cielo de romance…) no sabía que formaba parte de la letra de una canción de la película “Una noche en la ópera”, quizás la más disparatadamente cómica de los hermanos Marx.
Se filmó en 1935 y llegó a España por lo menos diez años después. No me acuerdo de cuando la vi yo. Lo que sí sé es que la vi varias veces, pues la reestrenaban con frecuencia, y tampoco se me escapó cuando volvieron a darla o la proyectaron en un cine club. Ahora la pasan cada dos por tres por televisión.
De chico me gustaban mucho los hermanos Marx, que siguieron gustándome de grande.
No voy a decir nada de “Una noche en la ópera”. Ya se dijo todo lo que se tenía que decir.
Sólo recordaré que fue la sexta película de los hermanos Marx, la primera que filmaron para Metro Goldwyn Mayer después de romper con Paramount y, también, la primera sin Zeppo.
Dirigida por Sam Wood, se considera que fue la mejor estructurada de todas.
Incluye once números musicales. El “hit” fue “Alone”, de Herb Brown –también autor del tema “Singing in the rain”-. Kitty Carlisle y Allan Jones la interpretaron magistralmente.
“Alone” se convirtió en la canción del año (1935).
Hay muchas versiones. Una muy buena se debe a los violines de George Melachrino.
La que he posteado aquí es de Allan Jones e incluye la letra en inglés. No la he traducido porque sé que todos, o casi todos leéis inglés.

© José Luis Alvarez Fermosel

Nota relacionada:

Vídeo:

martes, 22 de enero de 2013

La rueda loca del disparate

En esta rueda loca de insensateces y disparates tan de moda entre jóvenes y no tan jóvenes, consignamos como “dernier cri” el “desafío de la sal y el hielo”.
El nuevo… "juego”, muy popular entre adolescentes, consiste en esparcir sal sobre la piel en cualquier parte del cuerpo, añadir hielo, apretar y resistir la mayor cantidad de tiempo posible.
Según Infobae.com –que cita un artículo del diario chileno El Mercurio sobre el asunto-, al llevar la sal y el hielo el punto de congelación a 17 grados Celsius bajo cero se producen quemaduras muy graves en la piel, que podrían llegar a inmovilizar la parte del cuerpo expuesta a esa tortura voluntaria.
Algunas lesiones se convierten en crónicas. Los hospitales de Argentina y de otros países se abarrotan recibiendo a practicantes de este nuevo “divertimento”.
La actual boga no desplazó a las que cultivan quienes saltan de un balcón a otro en hoteles, se arrojan a la piscina desde los pisos más altos o se precipitan de desde los puentes colgados con cuerdas, llegan casi a la asfixia –no durante el sexo, sino en casa con los amigos, por encapucharse con caperuzas de plástico, o la de las jóvenes diabéticas que dependen de la insulina y dejan de tormarla para mantenerse delgadas.

Ya no se bebe como antes

Tampoco se bebe ya como antes. Los jóvenes de hoy en día, es decir, los pertenecientes a familias de clase media y alta –que son los que tienen dinero- practican el “eyeballing”, consistente en “dividir” el tradicional “shot” de tequila –trago de jóvenes de “disco”-, que se toma con sal y limón: este último se lo echan en los ojos como colirios, la sal se aspira por la nariz y la tequila se bebe.
Lo último de lo último es instilar la tequila, el vodka o la bebida alcohólica que sea por cuanto orificio posee el cuerpo humano: menos por la boca, naturalmente.
Los que sigen a rajatabla estas “modas” o “juegos”, destinados a liberar adrenalina, cuanta más mejor, son legión.
Por fortuna abundan, para nivelar la balanza, jóvenes que se dedican  a estudiar, tienen novia, llevan vida de familia,  practican los deportes de toda la vida y –ellas, sobre todo- no se empecinan en adelgazar hasta caer en la anorexia.   
Son aquellos de quienes se dicen que no son “cool” ni “fashion”, y en los que muchos de nosotros hemos depositado la esperanza de que sean capaces de crear un mundo mejor.

Ese mundo mejor…

Son muchos los jóvenes que se ganan la vida honrada y esforzadamente trabajando en oficinas, talleres, fundaciones y otros que desempeñan desde adolescentes oficios como la albañilería, la pintura de paredes, la plomería, la carpintería o son enfermeros o conducen taxis.
No te piden un trapo nada más llegar como hacen lo mayores, ni abandonan de pronto el trabajo para ir a tomar la ginebrita, ni dejan todo después hecho un desastre. Limpian lo que han ensuciado y se van dejándote la casa como la encontraron.
Quizás ellos y los que estudian, y los que estudian y al mismo tiempo trabajan nos dejen ese mundo mejor con el que soñamos.
Nada bueno podemos esperar, en cambio, de tanto necio, mentecato, badulaque, fatuo, petulante, esnob y tilingo que juega a matarse y acaso un día lo consiga, o mate a alguien para ver si puede cometer el crimen perfecto, como soñaban Leopold y Loeb (1), o a para ver qué se siente.

(1) Estudiantes de leyes de adineradas familias de Chicago que asesinaron en 1924 a Robert “Bobby” Franks, de 14 años, con el único objetivo de cometer un crimen perfecto. Fueron descubiertos, detenidos, juzgados y condenados a cadena perpetua. El prestigioso abogado Clarence Darrow los salvó en su alegato final de la pena de muerte. Loeb murió a los 30 años de 58 heridas que le infligió con una hoja de afeitar en los baños de la prisión su compañero de celda, James Day. Leopold fue indultado después de 30 años de reclusión, rehizo su vida y murió a los 66 años de un infarto de miocardio.

© José Luis Alvarez Fermosel


Nota relacionada:

viernes, 18 de enero de 2013

¡Año tras año, qué cansancio...!



Uno fue y vino de aquí para allá, siempre ligero de equipaje –como dijo Antonio Machado en uno de sus versos-, y no pocas veces también ligero de bolsillo, lo cual no tiene la menor poesía, ni machadiana ni de ningún otro estilo.
Nuestra vida está marcada por idas y venidas, esperas en estaciones y aeropuertos a personas que nunca llegaron, no yendo a aeropuertos y estaciones a los que tenía que haber ido a encontrarse con alguien que acaso no acudiera a una cita concertada sin mucho entusiasmo, después de todo.
- ¿Por qué te fuiste?
- No, si es que no he venido.
Uno ha visto a un sinfín de gente que quería ver y a un sinfín de gente que no quería ver.
Vio ciudades, paisajes, rincones, lugares donde se reúnen hombres y mujeres a contarse sus penas y alegrías, otros donde se bebe y se discute y otros donde se bebe en silencio, cada uno con su copa y sus pensamientos. No es uno de ir a beber solo a los bares.
Uno ha corrido, también. Unas veces delante y otras detrás.
El río Watanay (ilustración), que surca el Cuzco, tiene tres nombres en quechua: “Plunim Waylla”, que significa el amarrador, porque al deslizarse por su cauce va atando paisajes.
Su segundo nombre es más poético: “El caminante de las praderas”, porque sus aguas son lo único que se mueve en la llanura inmensa. El río Watanay fluye por el Cuzco desde antes de la conquista. ¡Lo que habrá visto!
De ahí su tercer nombre: “Watan Watanay”, que quiere decir: “¡Año tras año… qué cansancio!”
 
© José Luis Alvarez Fermosel

jueves, 17 de enero de 2013

Los perros de las estaciones de tren



Los perros de las estaciones de trenes y autocares de larga distancia suelen ser de color canela y tamaño mediano.
Tienen los ojos ambarinos y la mirada resignada y fatalista de quien ya vio todo lo que hay que ver.
Zascandilean entre los viajeros distraídos y rondan la cafetería, a ver si pescan restos de una medialuna o un “sandwich” en el suelo.
Son perros sin dueño, nadie los cuida, carecen de afecto. Pero están hechos a su vida errabunda y bohemia. Al menos gozan de libertad. Y no sufren, como los callejeros.
Los perros se habitúan a vivir esa vida que se llama de perros, que a decir verdad es vida de hombres y no es vida ni es nada.
De raza indefinida, o mezcla de varias, casi todos parecen tener algo de ovejero alemán. Suele verse de vez en cuando un ejemplar más pequeño, de lanas sucias, echado junto a un poste indicador, como si esperara la llegada de un tren que le condujera a un destino mejor.

Nadie se fija en los perros de las estaciones

A alguno de esos perros le da de pronto por seguir a una familia en la que hay un niño al que llevan de la mano, que vuelve la cabeza con ganas de soltarse e ir a acariciar al gozque en la cabeza. Este lo advierte y sigue al grupo, al que termina por abandonar en cuanto ve que gana distancia y pronto desaparecerá de su vista para siempre.
Nadie, o muy poca gente se fija en los perros de las estaciones. Aunque en las cafeterías a las que me referí antes no es raro que alguien les dé de comer, y agua, lo más vital, lo que más les cuesta encontrar.
Es muy posible que el hecho de que nadie repare en los perros de las estaciones de trenes y microbuses se deba a que son pocos, están dispersos en recintos muy amplios y saben cómo ponerse a buen recaudo.
Si fueran más ya se le habría ocurrido a un obispo católico exterminarlos, envenenándolos, por ejemplo, un procedimiento de gran eficacia y precisión para borrar a un ser viviente de la faz de la tierra, muy utilizado por los príncipes de la iglesia en el pasado.
En Punta Arenas, Chile –la ciudad más austral del mundo, entre paréntesis-, el obispo católico Bernardo Bastres impulsó recientemente una masiva matanza de perros sin amo en nombre de Dios.

© José Luis Alvarez Fermosel

lunes, 14 de enero de 2013

Diez segundos


“Las cosas importantes pasan en diez segundos“.
Esto dijo el cantante y compositor español Alejandro Sanz en una entrevista que le hizo, algún tiempo atrás, Emilse Pizarro en la revista de los domingos del diario La Nación de Buenos Aires.
Al final de la entrevista hay una compilación –me parece que hecha por Daniel Balmaceda- de una infinidad de cosas, en varios órdenes, que pueden hacerse en diez segundos.
Si uno se pone a pensar, mientras mira el segundero de su reloj, puede llegar a imaginarse mucho de todo lo que puede hacerse en tan exigua cantidad de tiempo.
El tiempo es más elástico de lo que parece.
Por eso bastan diez segundos para encontrar dinero en el bolsillo, decir que sí, que uno quiere casarse, poner un coche en marcha, que el cajero automático te trague la tarjeta y pasar del chiste a la risa.
En diez segundos fue guillotinada María Antonieta y en el mismo tiempo se consumaron los asesinatos de Mahatma Gandhi, John F. Kennedy y su hermano Robert.

El duelo en el Corral Ok duró menos de treinta segundos

Entre las muertes trágicas y rápidas que hicieron historia se destacan las de Frank y Tom McLowery y Bill Clinton, abatidos por Wyatt Earp, sus hermanos Virgil y Morgan y John “Doc” Holliday en un duelo a revólver disputado cerca del Corral Ok, en la calle Freemont de la sepulcral ciudad de Tombstone (1), Arizona, Estados Unidos, el 26 de octubre de 1881.
El enfrentamiento comenzó poco después de las dos de la tarde y duró apenas 30 segundos. durante los cuales se dispararon 34 tiros de revólver y escopeta, datos que se deben al diario “El Epitafio” –editado entonces por John R. Clum-, cuyos reporteros  contemplaron la sarracina desde las ventanas de la sala de redacción, enfrente del Corral OK.    
Los Earp y Doc Holliday –todos menos Wyatt resultaron heridos, aunque no de gravedad- fueron sometidos a un juicio que se celebró el primero de noviembre de 1891. El magistrado Wells Spicer los declaró inocentes de culpa y cargo.
El duelo en el Corral Ok fue uno de los episodios más resonantes de la historia del Oeste americano. Innumerable películas y relatos lo inmortalizaron. Entre los últimos, una novela experimental del escritor español Camilo José Cela –premio Nobel de literatura 1989-, titulada “Cristo versus Arizona”
  
(1) Piedra de tumba, losa, lápida.

© José Luis Alvarez Fermosel

Notas relacionadas:

Del autor:

viernes, 11 de enero de 2013

Breviario de idiotas



“You must be an idiot…
(Yancey Argo)

“Breviario de idiotas” es un libro que todos deberíamos tener, y releer con frecuencia. La idiotez humana no tiene límites. La humanidad sube todos los días un peldaño más en la escalera de la idiotez, hasta que se llega a la absoluta y total idiocia, en la cual nadie recuerda ya nada, ni siquiera las cosas más elementales, como por ejemplo sentirse diferente de una piedra o un meteorito. Este sería el estado de beatitud, que alguien dijo que es muy semejante al plomo.
Así se despacha Ermanno Cavazzoni en una nota al lector al principio de su libro “Breviario de idiotas”, de 179 páginas, traducido del italiano por Marina Pino y editado en España por Planeta, en la colección Boulevard,
Cavazzoni es profesor de Estética de la Universidad de Bolonia, además de escritor. Colaboró en el guión de la película “La voz de la luna”, de Federico Fellini.
“Breviario de idiotas” se inscribe en la línea de “La historia de la estupidez humana”, el inolvidable clásico de Paul Tabori.
Los editores de Cavazzoni han dicho que en “Breviario de idiotas” encontraron “(…) una escritura serena y sin vanagloria, pues la inteligencia y sus pretensiones forman parte, asimismo, de la universal idiocia que acompaña al género humano durante toda su existencia, e incluso hasta el más allá”.
Publicado hace algunos años, es posible que si no se hizo ninguna edición posterior el libro en cuestión no se encuentre en Buenos Aires. Pero siempre puede uno buscarlo –y quizás encontrarlo- en cualquiera de las inefables librerías de lance de la capital argentina, o en alguna de las tan numerosas y monumentales de Montevideo, si uno viaja a Uruguay. En último caso puede adquirirse online.

© José Luis Alvarez Fermosel

Nota relacionada:

martes, 8 de enero de 2013

De revoluciones y cambios


Las revoluciones no se hacen: llegan. Una revolución es un desarrollo tan natural como el de un roble. Proviene del pasado, sus raíces llegan a tiempos muy remotos.
(Bulwer – Lytton)

El año 2013 traerá cambios, démoslo por hecho. Ojalá que no nos tire también alguna que otra revolución -en el mal sentido de la palabra-, en ningún lugar del mundo, que ya está bastante conflictuado. Quiera Dios que todos los gobiernos hagan buena letra.
Ahora bien, ¿los cambios son revoluciones? Según Disraeli, sí. Lo cierto es que las revoluciones entrañan cambios. Algunos malos, otros buenos. Otros son cambios revolucionarios, lo cual no quiere decir que tengan que ver con las revoluciones propiamente dichas, sino que son muy drásticos.
Revolución es un cambio imperante en las instituciones políticas, sociales, religiosas, etc., de una nación, explica el diccionario.
Hubo revoluciones (políticas) sangrientas, como la francesa, la rusa, las de México. También hubo otras que trajeron cambios muy positivos, como la Revolución Industrial, que en América Latina significó un proceso de industrialización coincidente con la “belle èpoque”. (Ver ilustración de Octavo C. y Sylvia Latorre)
Una de las revoluciones modernas que hizo y sigue haciendo mucho ruido es la tecnológica originada en el Valle del Silicio (1), que en materia de comunicaciones avanza día a día.
Una revolución curiosa –bizarra, diríamos hoy- es la matemática, basada en la rotación de una línea o superficie alrededor de un eje o punto.

Otros cambios

Hablando de cambios, o mejor dicho de intercambios, trueques o permutas, recordamos aquellos entrañables de nuestra niñez.
Te cambio mi canica azul por tu pistola de agua, mi colección de historietas de Mortadelo y Filemón por la tuya de cromos (figuritas) de zoología.
O mi álbum de mariposas –la poesía del movimiento inmóvil y adherida a blancas cartulinas- por tu camión de bomberos rojo con escalera.
Aquellos cambios infantiles…
Ahora, supervivientes de varias revoluciones, nos miramos en antiguos espejos de gastado azogue que nos muestran una imagen borrosa que no recordamos.
Los versos de Mariano Roldán:

… Fue tu principio
Fue tu primer modo de amar…
¡Tú, niño antiguo, suplicando
-casi perdido entre tu sangre-
una sonrisa y una lástima
al hombre nuevo en que creció!

(1) Silicon Valley en inglés, es el nombre de una parte del sur del área de la Bahía de San Francisco, en el norte de California (Estados Unidos): sede de miles de compañías de alta tecnología. entre ellas Apple Inc., eBay, Intel y Yahoo.

© José Luis Alvarez Fermosel

lunes, 7 de enero de 2013

Flor en Marte



Dicen que ha crecido una flor en Marte. La noticia, o la versión no deja de sorprendernos gratamente, por lo que tiene de poético que brote inesperadamente una flor, donde sea.
Este caso –siempre y cuando la especie se confirmara- sería muy singular, no sólo porque señalaría que en Marte podría haber una forma de vida. También porque esa floración cambiaría el perfil de un planeta del que siempre se dijo que de él vendrían los extraterrestres, a invadir el  nuestro con intenciones “non sanctas”.
En tantos relatos de ciencia ficción, Marte, el dios de la guerra en la mitología romana (en la griega es Ares) fue sindicado como un planeta esotérico y amenazador.
Si ahora crecen flores en él, o por lo menos una, es como si Marte quisiera demostrar que puede producir cosas tan inocentes, y tan bellas, como una flor.
Nos place fantasear con la idea de que se despoje al planeta Marte de su mala fama, por el hecho de que en sus áridas praderas de piedra aparezca una flor blanca, como las magnolias.
Ya se encargará la NASA de desmentir la primera hablilla, que responde a las características de enigma espacial, no exento de un contenido florido y poético.
A lo mejor se trata de uno de esos inventos periodísticos de verano, cuando no hay muchas noticias.
En España suele decirse que tal o cual día apareció una serpiente de mar.
En cualquier caso, ¡déjennos soñar, aunque sea sólo por unos días, que Marte está habitado por  marcianos buenos tipos que, para evidenciar su pacifismo, dejan caer una flor en el suelo arenoso de cenizas endurecidas para que la fotografíen!

© José Luis Alvarez Fermosel

sábado, 5 de enero de 2013

De Bankia a Telefónica



Vinieron los sarracenos
y nos molieron a palos.
Dios premia a los malos,
cuando son más 
que los buenos.
(Dicho popular español)

El político y economista español Rodrigo Rato, uno de los protagonistas del escándalo Bankia, imputado judicialmente por varios delitos, se ocupará ahora de los negocios en materia de comunicaciones telefónicas en Latinoamérica y en Europa.
Rato fue vicepresidente segundo del gobierno de España, ministro de Economía entre 1996 y 2004 y director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI) hasta su dimisión el 19 de junio de 2007.
Dirigió el grupo financiero Bankia entre 2010 y 2012. En el año 2O11 cobraba 6400 euros por día. Se fue con 1,2 millones de euros de indemnización. El “affaire” Bankia ha dejado a España sin credibilidad económica.  
La prestigiosa revista de economía y finanzas Bloomberg consideró a Rato el quinto peor CEO de 2012, al ser investigado por falsificación de cuentas, administración desleal, maquinación para alterar precios, fraude y apropiación indebida de fondos en relación con la caída y posterior rescate de Bankia.
También fue imputado en una causa judicial por la Audiencia Nacional. La Fiscalía Anticorrupción le investiga.
Pues bien, la Comisión de Nombramientos, Retribuciones y Buen Gobierno de Telefónica, S. A. aprobó el 4 de enero de 2013 la incorporación de Rodrigo Rato al Consejo de Asesores de Telefónica LATAM y Telefónica EUROPE, que aglutinan los negocios en Latinoamérica y Europa.
Negocios que estarán ahora, entre otras manos, en las de Rato.
Recordemos que ya nos fue mal en Argentina con los españoles en Telefónica, Aerolíneas Argentinas y otras empresas que estuvieron –supuestamente- en manos de gente con las manos limpias.
Sólo Dios sabe lo que puede ocurrir ahora con Rato y otros con las manos sucias.

© José Luis Alvarez Fermosel

miércoles, 2 de enero de 2013

Vale más tener suerte que saber jugar



Viene mi hija María Soledad de Madrid, donde vive desde hace muchos años, a pasar una temporada en Argentina.
Me trae cosas entrañables que estaban en mi casa, y al verlas aquí avivan mil y un recuerdos de mi niñez, mi adolescencia y los primeros años de mi juventud.
Revisando viejos papeles aparece un décimo de la lotería española que se sorteó el 25 de octubre de 1963. Ya en esos tiempos, antes de cumplir veinte años, jugaba a la lotería, influenciado por mi madre, que no se perdía un sorteo…¡y ganaba siempre! Pequeñas cantidades. Pero haciendo cuentas a fin de año resultaba que por lo menos no había perdido dinero.
Yo he tenido siempre mala suerte para los juegos de azar.
Cuando rodaba por esos mundos –mundos con melodía…- jugaba a la lotería y me iba mal. En los casinos el bacará y los dados fueron clementes conmigo y tuvieron a bien proporcionarme algún dinero, de tanto en tanto.
Si bien yo no soy afortunado en el juego –les dejo con la intriga de saber si lo he sido en amores- tengo el don de dar suerte a los demás.
En Argentina, un país con otras estrellas, otra astrología y otra suerte, voy a jugar al 11613 de la lotería local: el mismo número que campea en el décimo comprado hace un millón de años, o sea, cinco minutos, en la lotería Rialto, administración número 15, Avenida de José Antonio, 56, Madrid -se lee en el dorso del billete cuya reproducción por escáner ilustra estos renglones-
Doy por sentado que no sólo no me sacaré la grande, sino que no ganaré ni un duro, diríamos ayer allí.
Jugar vosotros, a ver si os doy suerte. Y si ganais, no dejeis de decírmelo, que me pondré muy contento.

© José Luis Alvarez Fermosel