“Las cosas importantes pasan en diez segundos“.
Esto dijo el
cantante y compositor español Alejandro Sanz en una entrevista que le hizo,
algún tiempo atrás, Emilse Pizarro en la revista de los domingos del diario La
Nación de Buenos Aires.
Al final de la
entrevista hay una compilación –me parece que hecha por Daniel Balmaceda- de
una infinidad de cosas, en varios órdenes, que pueden hacerse en diez segundos.
Si uno se pone a
pensar, mientras mira el segundero de su reloj, puede llegar a imaginarse mucho
de todo lo que puede hacerse en tan exigua cantidad de tiempo.
El tiempo es más
elástico de lo que parece.
Por eso bastan diez
segundos para encontrar dinero en el bolsillo, decir que sí, que uno quiere
casarse, poner un coche en marcha, que el cajero automático te trague la
tarjeta y pasar del chiste a la risa.
En diez segundos fue
guillotinada María Antonieta y en el mismo tiempo se consumaron los asesinatos
de Mahatma Gandhi, John F. Kennedy y su hermano Robert.
El duelo en el
Corral Ok duró menos de treinta segundos
Entre las muertes
trágicas y rápidas que hicieron historia se destacan las de Frank y Tom
McLowery y Bill Clinton, abatidos por Wyatt Earp, sus hermanos Virgil y Morgan
y John “Doc” Holliday en un duelo a revólver disputado cerca del Corral Ok, en
la calle Freemont de la sepulcral ciudad de Tombstone (1), Arizona, Estados
Unidos, el 26 de octubre de 1881.
El enfrentamiento comenzó poco después de las dos de la tarde y duró apenas 30
segundos. durante los cuales se dispararon 34 tiros de revólver y escopeta,
datos que se deben al diario “El Epitafio” –editado entonces por John R. Clum-,
cuyos reporteros contemplaron la
sarracina desde las ventanas de la sala de redacción, enfrente del Corral
OK.
Los Earp y Doc
Holliday –todos menos Wyatt resultaron heridos, aunque no de gravedad- fueron
sometidos a un juicio que se celebró el primero de noviembre de 1891. El
magistrado Wells Spicer los declaró inocentes de culpa y cargo.
El duelo en el
Corral Ok fue uno de los episodios más resonantes de la historia del Oeste
americano. Innumerable películas y relatos lo inmortalizaron. Entre los últimos,
una novela experimental del escritor español Camilo José Cela –premio Nobel de
literatura 1989-, titulada “Cristo versus Arizona”
(1) Piedra de tumba,
losa, lápida.
© José Luis Alvarez Fermosel
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