Dicen que ha crecido
una flor en Marte. La noticia, o la versión no deja de sorprendernos
gratamente, por lo que tiene de poético que brote inesperadamente una flor,
donde sea.
Este caso –siempre y
cuando la especie se confirmara- sería muy singular, no sólo porque señalaría que
en Marte podría haber una forma de vida. También porque esa floración cambiaría
el perfil de un planeta del que siempre se dijo que de él vendrían los
extraterrestres, a invadir el nuestro con
intenciones “non sanctas”.
En tantos relatos de
ciencia ficción, Marte, el dios de la guerra en la mitología romana (en la
griega es Ares) fue sindicado como un planeta esotérico y amenazador.
Si ahora crecen
flores en él, o por lo menos una, es como si Marte quisiera demostrar que puede
producir cosas tan inocentes, y tan bellas, como una flor.
Nos place fantasear
con la idea de que se despoje al planeta Marte de su mala fama, por el hecho de
que en sus áridas praderas de piedra aparezca una flor blanca, como las
magnolias.
Ya se encargará la
NASA de desmentir la primera hablilla, que responde a las características de enigma
espacial, no exento de un contenido florido y poético.
A lo mejor se trata
de uno de esos inventos periodísticos de verano, cuando no hay muchas noticias.
En España suele
decirse que tal o cual día apareció una serpiente de mar.
En cualquier caso, ¡déjennos
soñar, aunque sea sólo por unos días, que Marte está habitado por marcianos buenos tipos que, para evidenciar su
pacifismo, dejan caer una flor en el suelo arenoso de cenizas endurecidas para
que la fotografíen!
© José Luis Alvarez Fermosel
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