jueves, 13 de febrero de 2014

Historia de una caricatura



Habíamos terminado de almorzar –tarde, por supuesto- en una parrilla de la calle Corrientes, creo que “La Churrasquita”, antes de su modernización. Llovía en Buenos Aires.
Estábamos los de siempre, Amengual, “Poroto” Botana, Eduardo Saglul, Hellén Ferro, Alejandro Sáez Germain, Luis Fontana... Helena Serrot no había sido de la partida ese día.
Yo tenía frente a mí a Lolo Bourse Herrera, que parecía un poco ensimismado.
De pronto, metió la mano en un bolsillo de su “blazer”, sacó un cabo de carbonilla y empezó a hacerme una caricatura sobre el rectángulo de papel de estraza que habían puesto los camareros en la mesa, a guisa de mantel.
La caricatura es soberbia, como puede verse, si bien algunos opinan que Lolo le imprimió a mi rostro un cierto toque mefistofélico.
Me han hecho varias caricaturas a lo largo de mi vida, pero yo creo que ninguna tan buena como la del querido Lolo, amigo durante muchos años y compañero de correrías nocturnas por una ciudad de Buenos Aires de broma y drama, con barrios sin sofisticar, como ahora Palermo (Palermo Viejo, Palermo Hollywood, Palermo Soho…), menos hoteles de lujo, más intensa y más ilustrada que la de ahora.

“Gentleman” y bohemio

Lolo fue una mezcla de “gentleman” británico, bohemio rioplatense con “panache” y un hombre con mucha calle. Era culto, tenía gracia y un sentido del humor a veces punzante, que junto con su humildad no lograba opacar sus grandes valores artísticos de dibujante, pintor, escultor y escritor. Era, además, un conversador ingenioso y brillante.
Teodoro Alberto Bourse Herrera –Lolo para los amigos- nació en Salto (Uruguay), de distinguida familia y se afincó en Buenos Aires, donde murió en 1997, a los 83 años.
Sus dibujos se publicaron en los diarios argentinos Crítica, La Prensa, El Hogar, Mundo argentino y en la reaparecida (1982) Caras y Caretas, entre otras muchas publicaciones. Diseñó las portadas de la revista Planteo, una revista de opinión que reunió varias firmas iliustres, y tuvo una vida larga.
Fue autor de varias imponentes esculturas de Carlos Gardel y de los óleos de los 21 próceres que firmaron la Carta de Constitución de la Organización de Estados Americanos (OEA) en Bogotá, el 30 de abríl de 1948, expuesta al inaugurarse en 2002 la Galería de Próceres de Uruguay.
Ilustró con dibujos al carbón las biografías de Rubén Darío, Rómulo Gallegos, Gabriela Mistral, Juan Montalvo, Ricardo Palma y otros contenidas en el libro Maestros de América, Rostro y Pensamiento.
No se le vio nunca un atisbo de vanidad, a pesar de ser un artista de gran categoría.
Fue un lujo para su país de adopción, donde dejó muchos amigos que, como yo, le evocan con frecuencia.

© José Luis Alvarez Fermosel

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