miércoles, 6 de junio de 2012

De Rip van Winkle y otras leyendas


¿Cómo iba a saber Rip van Winkle que las colonias se habían sublevado contra Gran Bretaña, que hubo una guerra y el rey Jorge III ya no tenía nada que ver con las colonias en cuestión, si mientras se producía este acontecimiento él dormía en un bosque, a la sombra de un árbol, y continuó haciéndolo durante 20 años?
Rip van Winkle es un personaje -y el título- de un cuento del escritor estadounidense Washington Irving (1783-1859).  
La acción transcurre durante los días previos a la Guerra de Independencia de los Estados Unidos (1).
Rip van Winkle es un aldeano de ascendencia holandesa que se pasa la vida en el bosque, haciéndose por ello acreedor a las regañinas de su mujer.
En uno de sus merodeos, después de correr varias aventuras, se recuesta al pie de un árbol y se queda dormido.
No llega ni siquiera a aproximarse a la marca de la Bella Durmiente, pero duerme durante 20 años. Van Winkle se basa en Los siete durmientes de Efeso -una de las más antiguas leyendas del cristianismo-. Viejos cuentos alemanes inspiraron a Irving otras obras, no menos divertidas.

Un personaje famoso

Cuando despierta, Rip van Winkle retorna a sus pagos dando vivas, o poco menos, al rey Jorge III, sin saber que el monarca no regía ya los destinos de los norteamericanos.
Sus andanzas fueron llevadas al cine, al teatro y la caricatura. La primera película se filmó en 1896. Fue protagonizada por el actor Joseph Jefferson y se guarda en el Registro Nacional de Películas de los Estados Unidos. El hijo de Jefferson, Thomas, continuó el trabajo de su padre en varios films, proyectados  a comienzos del siglo XX.
El pintor John Quidor inmortalizó al personaje en su cuadro El regreso de Rip van Winkle.
Quidor, a quien naturalmente se deben otras obras, fue un pintor romántico que aglutinó en su estilo elementos macabros con otros de carácter histórico y literario. Tiene cuadros en el Museo de Arte de Brooklyn (Nueva York) y en el Smithsonian (Washington).
Fue muy poco estimado en su tiempo –a mediados del siglo XIX-. Se vio obligado a pintar paneles de diligencias y coches de bomberos para subsistir. Murió en 1881 en la más espantosa miseria. Fue amigo de Washington Irving, que le dio tema con sus narraciones para muchos de sus cuadros.

Gotham y el Jinete sin Cabeza

Eximio representante de la literatura costumbrista, Washington Irving fue el primer autor estadounidense que utilizó el humor en sus narraciones y caricaturizó la realidad.   
Apasionado de Nueva York, ciudad a la que rebautizó como Gotham, escribió una parodia que constituyó la primera muestra de la prosa humorística de las letras americanas: Historia de Nueva York desde el Origen del Mundo hasta el  fin de la Dinastía Holandesa, con Dietrich Nickerbocker como protagonista. El personaje se hizo tan popular que descendientes neoyorquinos de antiguos emigrantes holandeses fueron llamados con ese nombre. Gotham. figuró como sinónimo de Nueva York en las historietas de Batman.
Su Jinete sin Cabeza también mereció ser popularizado por el cine en varias películas. La última fue dirigida dirigida por Tim Burton en 1999, con Johnny Depp como actor principal.
Irving, como tantos de sus homólogos, fue periodista –en el Chronicle’s de Nueva York y en la revista Analectic de Filadelfia-.
Estudio abogacía y la ejerció durante algún tiempo. Se desempeñó como diplomático. Vivió 17 años en Europa, con residencia en Dresde, Londres y París y fue embajador durante cuatro años en España (1842–1846).
Allí escribió sus famosos Cuentos de la Alhambra, obra en la que se manifiesta como un gran escritor romántico, recreándose en el detalle y disfrutando con las descripciones, siempre con la mayor sencillez, sin el menor rebuscamiento.

(1) La Revolución Norteamericana, o Guerra de la Independencia, dio lugar a la creación de los Estados Unidos de América. Antes, inmigrantes ingleses habían fundado trece colonias en la costa atlántica del continente americano. Una de las primeras expresiones de identidad nacional fue la creación de milicias coloniales, que surgieron de enfrentamientos con los franceses, dueños de Québec y la Luisiana. Posteriormente se produjeron algunas sublevaciones. La más importante fue el Motín del Té en Boston, en 1773, que causó algunas escaramuzas entre los británicos y las colonias americanas, ya que los representantes de éstas últimas, reunidos en Filadelfia en 1774, habían respaldado a los rebeldes de Boston. En 1775 comenzó la guerra. Los ingleses se perfilaron como ganadores desde el principio. Pero el curso de la contienda experimentó un vuelco favorable a los norteamericanos a partir de su primera gran victoria en la batalla de Saratoga. En 1783, por la Paz de Versalles, Inglaterra reconoció la independencia de las trece colonias –representadas en las trece barras de la bandera estadounidense- según la declaración formulada en 1776.

© José Luis Alvarez Fermosel

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