¿Puede uno ser ministro de un país del
primer mundo, o de cualquiera de los del tercero –que ahora se llaman
emergentes- y no saber bien la tabla de multiplicar, o por lo menos cuánto es
siete por ocho?
Pues parece que en Inglaterra, sí. El
ministro de Economía, George Osborne, no fue capaz de responder a unos
escolares que le preguntaron que cuánto era siete por ocho.
Osborne se salió por la tangente. Salirse
por la tangente significa no decir ni sí ni no, ni blanco ni negro, pero hay
que decirlo con elegancia, como los diplomáticos. La expresión tiene que ver
con la Geometría, disciplina que quizás tampoco domine el ministro.
Si un ministro de Economía –un hombre de
números- no sabe cuánto es siete por ocho, mucho menos lo sabrá uno de Pesca, o
uno de esos a los que no se les da cartera, por lo cual se les llama ministros
sin cartera, pobres. Uno ha sentido siempre cierta conmiseración por ellos.
No tener cartera no es bueno, aunque peor
es tenerla vacía. Muchos ministros la tienen tan llena que estalla, o tienen
varias carteras, todas repletas. Se ve que a esos les pagan muy bien. O que
saben mucho de números.
El ministro laborista Stephen Byers
contestó en 1998 a la pregunta de cuánto es siete por ocho diciendo que eran
cincuenta y cuatro. No dio la respuesta correcta sólo por dos números, lo cual
le valió la comprensión y el apoyo de colegas, correligionarios y amigos. ¡No
acertar por tan poco! ¡Qué rabia!
Las fuentes son la firma de
Investigaciones Flurrish y Mike Ellicok, director de la National Numeracy –una
entidad que se ocupa de fomentar la educación-. El diario La Nación de Buenos
Aires recogió la información y la publicó el tres de julio en su sección de
Sociedad.
Ah, ministros del mundo: siete por ocho
son cincuenta y seis. De nada.
Por la transcripción: © J. L. A. F.
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