Califico
de excelente el artículo, titulado Minilenguaje,
que la periodista y escritora Alina Diaconú publicó en la revista de los
domingos del diario La Nación de Buenos Aires el 20 de julio de 2014.
Trata
sobre la influencia jibarizadora (1) de los “gadgets” de la moderna tecnología
de las comunicaciones en el idioma, concretamente en el nuestro: el español,
una lengua tan sonora, tan rica, en la que se han escrito obras geniales de la
literatura universal y que hablan más de 500 millones de personas en todo el
mundo.
Yo
anticipé este infortunio hace tiempo –permítaseme la inmodestia, poco o nada
frecuente en mí-, cuando dije que pronto hablaríamos como Tarzán, pero en la
selva de asfalto, no en la perteneciente a la mona Chita. (Los simios tan de
actualidad, otra vez, por lo menos en el cine.)
No
se pierdan el trabajo de Alina Diaconú, que está muy bien escrito, como todos
los suyos, y además tiene mucha gracia.
(1)
De jibarizar: reducir el tamaño de algo. Para S. Medialdes, las causas de la
jibarización de las lenguas clásicas no están del todo claras. Rodríguez
Adrados considera que “son modas de pedagogos”.
© José Luis Alvarez Fermosel
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