domingo, 29 de marzo de 2009

Yo tristeo, tú tristeas, él tristea...

El "dulce mal de andar" del que hablaba Blomberg (1) -que uno dis­fruta en lugar de pade­cer- le ha llevado a uno casi de un extremo del mundo a otro, relacionándole con toda clase de gente y familiarizándole con idiomas, dialectos, jergas, folklore y costumbres que uno guarda celo­samente -o, al menos, su recuer­do-, como un cazador de maripo­sas sus leves, aéreos trofeos captados en escorzo, o como un filatélico sus estampillas pegadas en álbumes.
Siempre me interesó el argot, o las germanías. En las tres Américas se entreveran armónicamente expresiones y dichos muy coloridos, algunos de ellos un poco melancólicos y otros graciosos.
Cada país latinoamericano es dueño de su argot, que en Argentina se llama lunfardo, en Brasil yirria, en Perú replana, en México hampa, en Chile coa y en Honduras, malespín.
César Tiempo (2) nos recuer­da que dos formidables narradores indoamericanos que usan un fuerte lenguaje popular, Icaza (3) y Salarrúe (4) supieron dotar de una luz cegadora a la jerga de sus personajes.
Al hombre de la calle, al pue­blo, al indio se le ocurren de repente cosas magníficas, también en materia de idiomas, germanías y expresiones.
Caminaba yo un día por una calle de Arequipa, la Villa Hermosa de la Asunción, fundada por Francisco Pizarro. Un indiecito con un poncho color tierra dormitaba, sentado en el suelo, con la espal­da apoyada en un muro de adobe. Fulgía la tarde, toda morada de buganvillia.
Me vio pasar, mirán­dome con el rabillo del ojo semicerrado. Me detuve y le pregunté: "¿Qué haces?" "Pues ya lo ve, patrón, aquí estoy, tristeando", me respondió. Había convertido la tristeza en verbo: yo tristeo, tú tristeas,él tristea...
Agustín de Foxá me contó que una viejecita boliviana le dijo una vez, a orillas del lago Titica­ca: "Caballero: pruebe estas fresas, son galanas", como en el verso final de un último terceto. (De una isla que lleva el mismo nombre que el lago y está dentro de él, salieron, según la tradición, Manco Cápac y Mama Ocllo.)


(1) Héctor Pedro Blomberg: escritor argentino (1889-1955). Autor de La puerta de Babel, La canción lejana y Bajo la cruz del Sur.
(2) César Tiempo: seudónimo de Israel Zeitlin. Periodista y escritor argentino nacido en Ucrania en 1906 y muerto en Buenos Aires en 1980. Fue autor de poesías y obras de teatro. Entre las últi­mas sobresalieron Clara Better vive y Pan criollo.
(3) Jorge Icaza: narrador ecua­toriano (1906-1978) cuya novela Huasipungo analiza la explotación de los aborígenes por las empresas extranjeras. Otras obras suyas son: El Chulla Romero y Flores, En las calles y Atrapados.
(4) Salvador Sallarúe (1899-1975): escritor salvadoreño que cultivó con éxito el cuento y la novela corta. Escribió, entre otras obras, Cuentos de barra, Trasmullo y La espada.


© José Luis Alvarez Fermosel

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