martes, 27 de julio de 2010

La vida es sueño

¿Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño:
que toda la vida es sueño
y los sueños, sueños son.

Los versos transcriptos arriba pertenecen a “La vida es sueño”, quizás la obra más representativa de Pedro Calderón de la Barca, uno de los mejores poetas dramáticos de España, que enriqueció con su fecunda imaginación la escena española durante casi todo el siglo XVII.
Nació en Madrid, el 17 de Enero de 1600. Estudió en los jesuí­tas y en la Universidad de Salamanca. Enrolado en el ejército después, sirvió con honra en Italia y Flandes. Felipe IV le nombró poeta de corte a la muerte de Lope de Vega.
A los cincuenta y un años se ordenó de sacerdote. A diferencia de Lope, su vida durante el desempeño del sacerdocio fue ejemplar.
Calderón de la Barca murió en Madrid, en el año 1681. Dispuso que se le condujera descubierto al sepulcro, a fin de que todos los que tanto le admiraron en vida observaran en qué vienen a parar las glorias mundanas.
Calderón de la Barca disfrutó de tanta popularidad como Lope de Vega. Le encomiaron desde el rey hasta el último vasallo de la corte.
Ciertos críticos -entre ellos Moratín, padre-, combatieron la escuela de Cal­derón. Gracias a los trabajos de los eruditos alema­nes Guillermo y Federico Schlegel, que proclamaron hasta la hipérbole la gloria del gran dramático español, éste es considerado como una de las primeras figuras del teatro mundial.
Entre los dramas filosóficos de Calderón descuella “La vida es sueño”, cuya enseñanza consiste en patentizar que las venturas de esta vida son un sueño y que la desgracia suele venir cuando más encumbrados nos hallamos.
Esta obra ha llegado a compararse con el “Hamlet” de Shakespeare, así como algunos han visto una cierta similitud entre “El mágico prodigioso” de Calderón y el “Fausto” de Goethe .
Otras obras de Calderón de la Barca dignas de especial mención son “El mayor monstruo los celos”, “El médico de su honra”, “A secreto agravio secreta venganza” y “El alcalde de Zalamea”.

© José Luis Alvarez Fermosel

No hay comentarios: