Han florecido los
jacarandáes.
He escrito largo y
tendido sobre estos árboles bellísimos y tan dramáticos, en su romanticismo,
que se agostan a los pocos días de florecer, es decir, que se mueren apenas
nacen, como ciertas mariposas noctívagas y azules como ellos.
Por consiguiente, me
limitaré este año a dar oficialmente la noticia y seguir la regla de oro de que
una fotografía vale más que mil palabras.
La foto recoge dos
maravillas de Buenos Aires, los jacarandáes y el Pasaje Barolo, o al menos una
parte de él.
© José Luis Alvarez Fermosel
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