domingo, 18 de noviembre de 2012

¡Pobre España!



¡Pobre España! ¡Cómo la están dejando!
Vamos a soñar despiertos: vamos a soñar con que se invente un piloto automático que haga viable la marcha de los países sin que se necesiten políticos para conducirlos –casi siempre a la ruina-.
Alguien dijo que la política, como la prostitución, es un mal necesario. ¡Cuánto mal están haciéndonos a los españoles los políticos que nos gobiernan, es decir, que nos manejan! ¡Cómo si no hubiéramos sufrido bastante!
Ya no se trata de “fachos” ni de “rojos”, ni del PP ni del PSOE. Son los hacedores de las leyes, y quienes las instrumentan, y quienes toman las medidas.
Lo ideal es que el hombre, políticamente hablando, termine por no tener Estado con E mayúscula, estado político, dijo Borges.
Sostuvo Robert Louis Stevenson, un escritor muy admirado por Borges: La política es algo para lo que se supone que no se necesita ninguna preparación.
Ninguna preparación para hacer las cosas a derechas; entiéndase bien: no las cosas hechas por las derechas, o la derecha. El que no sabe lo hace mal, cualquiera que sea su ideología.
Como los petulantes y tiránicos jacobinos presuntamente democráticos que están estirando la vieja piel de toro y van a terminar por romperla. Como los que están dejándola exangüe.
Tienen el poder: los nueve décimos de la ley.
Hay gente que se suicida porque se queda de pronto sin casa, sin trabajo, sin sueldo, sin esperanzas...
Aquellos hombres y mujeres que un día se fueron a España procedentes de otros países, en busca de un futuro mejor, están regresando con la cabeza gacha y los bolsillos vacíos.
Cuando ya no quede nada, cuando se produzca la entropía final estaremos como en “Idiocracia”, una profética película que recomiendo a quienes no la hayan visto en su momento que la alquilen o la compren y la vean. Su acción transcurre en Estados Unidos, pero lo que cuenta puede pasar en cualquier país.
Ya se ha encendido una roja luz que dice: ¡Peligro!

© José Luis Alvarez Fermosel

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