viernes, 14 de noviembre de 2014

El 11 ligero, un coche de película



Aquel auto subía, bajaba, llaneaba por todas las rutas deslizándose, en vez de circular, como una pieza de satén  que se desenrollara sobre el asfalto.  
Sólido, flexible, funcional, cómodo, barato. El Citroën 11 ligero hizo historia.
La Citroën quiso lanzar al mercado un auto pequeño, no una catedral rodante. Y se lo encargó a André Lefébvre, que venía de la aviación. De la carrocería se encargó el escultor italiano Flaminio Bertoni.
El tándem Lefébvre-Bertoni crearía años más tarde el popular dos caballos, también para  Citroën. El 11 ligero entró en la historia el 25 de julio de 1957, después de fabricarse 759.123 unidades.
El chasis y la carrocería autoportante formaban un todo indivisible. Se reducía así el peso del vehículo y se hacía más estable, al bajarse la altura y, por tanto, el centro de gravedad.
El Citroën 11 ligero era un sedán de tracción delantera, carrocería monocasco, barras de torsión y motor con válvulas en cabeza y cuatro cilindros lubricados.
El modelo 11 tenía una potencia máxima de 46 caballos a 3.800 revoluciones por minuto y tres velocidades -la primera no sincronizada-, dirección de cremallera, frenos de tambor hidráulicos en las cuatro ruedas y neumáticos y ruedas Michelin Superconfort. Su velocidad máxima era de 136 kilómetros por hora, aproximadamente.

De película

El 11 ligero salió en el cine. Era el coche que utilizaba la policía secreta en varios países europeos, entre ellos España y Francia.
Detectives de traje oscuro y sombrero flexible los tripulaban en “Brigada Criminal”, una película española filmada bajo la dirección de Ignacio F. Iquino –precursor del cine policial barcelonés-, con José Suárez y Soledad Lance encabezando un reparto que incluía luminarias de la época como Maruchi Fresno, Isabel de Castro y Fernando Vallejo.
La película –un “thriller”-, que se estrenó en 1950, tiene características de documental. El crítico Felipe Cabrerizo la calificó de atrayente e innovadora y destacó que “(…) puso de moda  en España el rodaje en escenarios naturales, siguiendo la escuela ‘verista’ del policial norteamericano”.
En “To catch a thief” (“Para atrapar a un ladrón”), Hitchcock le dio a Grace Kelly otra oportunidad para lucirse, esta vez nada menos que con Cary Grant.
La película se estrenó en 1955. Ganó un Oscar a la mejor fotografía y fue seleccionada dos veces por la mejor dirección y el mejor vestuario.
Su rodaje en la Costa Azul francesa le dio a Grace Kelly la oportunidad de conocer al príncipe Rainiero de Mónaco y casarse con él, convirtiéndose así en princesa.
En una escena de la película un 11 ligero con policías de civil persigue por la serpenteante Grande Corniche a la “coupé” deportiva que lleva a John Robbie, “El Gato” (Grant), ex ladrón de joyas y la hermosa muchacha norteamericana que le conquistó (Kelly).
El 11 ligero transportó a policías -¿por qué no a algún ladrón, también?-, arrulló a recién casados y a matrimonios de toda la vida con su sinfonía de pistones y émbolos; llevó a gente madura y no tanto, a ricos y pobres, a ciertos golfos de poca fortuna, a universitarios hijos de papá…
En fin, “a tout le monde”.

© José Luis Alvarez Fermosel

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