sábado, 31 de enero de 2009

Tres hombres duros

He aquí una estam­pa negra de una España negra -¿de qué época, de qué año, bajo qué régimen…?- cuyo recuer­do, por fortuna, se pierde en el tiempo.
Un hombre pobre -no un pobre hombre- ha cazado fur­tivamente una perdiz en una tie­rra que no es suya. La magra avecilla es la prueba del delito.
La prueba del delito Ese podría ser el título de esta foto­grafía que no hubiera desdeña­do el pintor tremendista español José Gutiérrez Solana convertir en cuadro. Por ese… delito (¿!), guardia civil caminera, lorquiana, se llevará al hombre pobre codo con codo.
Alguien -¿quién...?- tira una foto e inmortaliza la som­bría imagen para siempre; la cuaja en el tiempo, en claroscu­ros terribles e impactantes.
El rostro impávido del reo acusa cierta nobleza.Tiene una expresión de velado, pero laten­te desafío marcado por el oscu­ro cigarro, mantenido a ultran­za en una comisura de la boca.
Sus ropas misérrimas, la pana destrozada del pantalón que de­ja ver la pierna enjuta. Y entre las toscas manos de labrador, es­posadas, la perdiz mínima y desmadejada.
El hombre que va a ir preso guarda una compostura, una se­renidad, incluso una arrogancia contenida, natural, no agresiva, que lo identifica como un hombre duro: de los que no se agachan, de los que mueren de pie.
Los guardias civiles lo flan­quean, un poco a sus espaldas. ¿Se habrá adelantado instin­tivamente el preso, como si adi­vinara que iba a ser el personaje central de la foto, o habrá sido el fotógrafo quien le gritó: "¡Us­té, adelántese!"
Quizá los guar­dias civiles, que jamás retroce­den, lo hayan hecho en esta ocasión como un homenaje no menos instintivo a la dignidad, en la extrema pobreza, del achaparrado y recio campesino, que conserva puesta en la cabeza su gorrilla deforme y sobada, y en la boca prieta, que dibuja una mueca que es casi una sonrisa, su cigarro apagado.
Tres hombres duros en un paisaje duro, en un tiempo du­ro, en un país duro.
Los españoles somos así, siempre lo hemos sido. Duros. Y un poco crueles, por no decir bastante, también.


© José Luis Alvarez Fermosel

4 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Qué imagen! Estoy totalmente de acuerdo con ud. Realmente, me dejó sin palabras. Lo escucho y lo leo siempre. Mi admiración de siempre. Pablo.

Anónimo dijo...

Hombres duros. Hombres rudos. Pero, ¡hombres! Hoy, España, es el primer mundo, con todos los defectos que alguien le quiera encontrar. La pasaron durísimo pero supieron construir mirando hacia adelante. Lo felicito, Fermosel. Tiene la gran virtud de pasearme por todos los sentimientos existentes. Un gran abreazo. Juan Cruz (Mendoza)

Anónimo dijo...

Pablo: te agradezco mucho tu mensaje y tu fidelidad como lector y como oyente. Un abrazo.

Anónimo dijo...

Juan: Muchas gracias por tu felicitación. No sabes cómo me alegro de ser capaz de "pasearte por todos los sentimientos existentes", como tú dices. Un abrazo.