viernes, 27 de septiembre de 2013

La mala ortografía descalifica socialmente



La mala ortografía tiene un tremendo poder descalificador social, afirma el actual titular de la Academia Nacional de Educación, Pedro L. Barcia, que fue presidente de la Academia Argentina de Letras durante diez años.
Entrevistado -junto a varios gramáticos de nota- por Daniela Blanco, de Infobae, Barcia añade: “La inclusión social comienza por el lenguaje, y si usted es un disminuido verbal para expresarse es un ciudadano de segunda”.  
Ya en 1999 decía María Elena Walsh que “(…) la indigencia de lenguaje, como resultado del desbarajuste educativo, determina que el vocabulario de los jóvenes se reduzca a una decena de palabras amputadas”.
Y añadía: “No están muertos, o no los han matado todavía, pero su elocución es de moribundos, un balbuceo terminal”.
El trabajo de Daniela Blanco, de rigurosa actualidad, no tiene desperdicio. Hay que leerlo de cabo a rabo. Por eso lo transcribimos al pie de la letra, con la tranquilidad de saber que  nuestra prédica a favor del uso correcto del idioma español, tan maltratado, sobre todo en los medios audiovisuales -¡aunque parezca mentira!-, no es una manía, o un capricho, o un caballito de batalla
Es una preocupación, cada vez más grande, que se debe a algo incomprensible, indignante, tanto más cuanto que, como también observaba María Elena Walsh, los desposeídos de la fortuna, los campesinos, las gentes humildes suelen expresarse con toda corrección, se saben de memoria lo que tienen que comunicar y lo comunican perfectamente, por lo cual nadie deja de entenderlos. Muchos porque son provincianos o procedentes de países hispanohablantes, otros disfrutaron de una excelente enseñanza primaria.
“El desmadre lingüistico procede de gente relativamente educada, en general de clase media, que discursea sin sospechar hasta dónde es predador del idioma”, recordaba la inteligente escritora, compositora y cantante argentina.

© J. L. A. F.

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