domingo, 8 de febrero de 2009

¡Riámonos, diantre!

Sí, hombre -o mu­jer- ríase usted, que la vida es bella, y siempre da motivo para reirse, a pe­sar de todo.
Fíjese usted, de cuando en cuando, en las cosas positivas de la vida que, como las brujas…, que las hay, las hay.
Reírse, además, activa la frio­lera de cuatrocientos mús­culos en la cara. Y produce una sensación de bienestar, ya que libera endorfinas.
Esto lo dicen científi­cos a los que hay que hacer caso, y no a esos otros que sostienen que llorar es bueno porque aclara la voz, lava la cara y descon­gestiona el cerebro. ¡Far­santes! Reírse, y no llorar, es lo bueno.
Hágase amigo de la gen­te que cuenta chistes, vaya a ver películas cómicas, frecuente el trato de perso­nas graciosas, que también las hay, como las brujas; lea a los humoristas, que para eso se desviven escribiendo cosas cómicas, o dibujando esos entrañables persona­jes de historieta de los que nos hacemos amigos.
No sé trata de ser irres­ponsable, o de no tomarse en serio las cosas serias, sino de darse una tregua a uno mismo, hacer una pau­sa, darle la batalla al estrés, gastar alguna broma de tanto en tanto -siempre que no sea pesada-, tomarse uno mismo el pelo, divertirse, vaya.
No es tan difícil. Hay que proponér­selo. Hay que hacer una suerte de ejercicio de retroalimentación, porque si todo está difícil, si nada va como tiene que ir..., pues razón de más para armar­se de optimismo y de fuer­za para presentar pelea, que a lo mejor no hay que presentarla porque todo se arregla por las buenas.
Reírse es sanísimo, ya digo, y no es tan difícil. Hay que probar. Si no se consi­gue a la primera, insista­mos. Busquemos la situación, el detonante, la lectura, el dicharacho de ese rico tipo que dice cosas tan graciosas por la radio o la televisión, la compañía de esa persona que exage­ra como un andaluz o que tiene verdadera vis cómica.
Dibujemos al menos una sonrisa en nuestra cara, tan seria, todos los días. Un po­quito cada vez. Se puede, ya verá usted. Es cuestión de intentarlo, de tener fe en uno mismo.
Otros lo hacen. Otros, mucha gente se ríe con ganas. Y eso no quiere decir que no tenga problemas, que no sufra.
En su­ma, que hay que reírse a raja bonete, como se dice en Argentina.


© José Luis Alvarez Fermosel

Nota relacionada:

“Habría que reírse más”
(
http://elcaballeroespanol.blogspot.com/2008/03/habra-que-reirse-ms.html)

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