domingo, 20 de marzo de 2011

Barrio

Sale el sol. El barrio se ilumina, va cobrando vida. Ya se ve más gente en las calles. Se desperezan los árboles del bulevar. Los niños van al colegio, encorvados bajo el peso de sus mochilas.
Venancio, con su delantal a rayas verdes y negras, abre su taberna, de la que enseguida empezará a salir un vaho con olor a serrín mojado y vino de pellejo (1).
Un poco más allá, la mercería de doña Julia; telas, botones y encajes.
Camiones, trolebuses, taxis, las bocas del metro. Empezó la mañana, hay que moverse.
La tienda de Aquilino, con sus barriles de arenques y el queso manchego nadando en aceite. Apiladas en un extremo del mostrador, las grandes pencas de bacalao seco.
Las Escuelas Bosque y los párvulos con sus delantales blancos. El edificio de la policía, con las garitas pintadas de blanco y la bandera en el mástil.
El chalé del periodista que está casado con una alemana y tiene una perra Doberman.

Indalecio se entrena en el Cerro de los Locos

A Antonio, el pescadero –la cara ancha, cargado de hombros- le gusta mucho el boxeo. Bueno, su hermano Indalecio es pugilista. Se entrena en el Cerro de los Locos.
En seguida, la dehesa, el campo cuajado de pinos; resina y abubillas (2). A la entrada el bar, que parece una casamata y ha extendido la terraza con mesas y sillas de plástico rígido, robándole terreno al cesped.
Los barrios populares tienen una fisonomía, unos rasgos distintivos muy marcados, un gran encanto. Todo el mundo se conoce, no hay problema si uno sale a la calle sin dinero. Los comerciantes fían a las amas de casa.

Con algo de ciudadela…

Con algo de ciudadela, y también de espacio abierto, en el barrio puede uno moverse tranquilamente, sabiendo que está entre personas que conoce y aprecia desde hace muchos años.
Uno echa de menos su barrio cuando está lejos de él y pasan los años. De ahí que sea el “leit motiv” de muchos tangos que lo recuerdan “plateado por la luna”, y si llueve, nunca como en el barrio “(…) las gotas caen en el charco de mi alma…”; vive la esperanza en el Bajo Belgrano, es “azul marino el callejón” y aquel malevo “nació en un barrio con malvón y luna”.
El primer barrio, el barrio de la infancia jamás se olvida.

(1) Odre hecho con una piel de vaca.
(2) Ave semejante a la urraca, aunque con las alas abiertas parece mayor. Pertenece a la misma especie de los martines pescadores y los abejarucos y habita en zonas templadas de Europa, Asia y Africa.

Ilustración:
Eugenio López Berrón

© José Luis Alvarez Fermosel

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