martes, 29 de mayo de 2012

Comunicación, manías y fobias


Hay mucho de lúdico, o mejor dicho de maníaco en el uso, por no decir el abuso de los gadgets de la supermoderna tecnología de las comunicaciones.
No ya en la oficina, o en casa, hasta en el café, los medios de transporte, la calle, todo el mundo anda con el teléfono móvil, la tableta o lo que sea puesto.
Hay gente que entiende que todas esas cosas no son más que herramientas, no juguetes, y las usa como tales. Y se pregunta si verdaderamente hay tanta necesidad de comunicarse como para estar todo el día, o una buena parte de él hablando por el celular, enviando mensajes de texto y tomando fotografías con aparatos muy distintos de las viejas cámaras y también de las de última generación.
Ya di a conocer en este blog la estremecedora respuesta que me dio un muchacho cuando le pregunté que qué haría si no tuviera teléfono celular: ¡Me moriría!, me respondió en el acto, para añadir inmediatamente que no concebía la vida sin el movi.
Ha surgido otra modalidad de robo al vuelo, específicamente en los transportes de superficie y trenes: la de los teléfonos,  Blackberrries, etc. Ya se ha advertido al público.
La exageración, la desmesura en la utilización de los nuevos instrumentos de comunicación está dando lugar a trastornos mentales como la nomofobia, de la que habla largo y tendido la nota relacionada de Ximena Casas publicada en el diario El Cronista de Buenos Aires.

© J. L. A. F.

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