Cuando
se tiende a ser propinero,vale decir, a dejar buenas propinas, no suelen
plantearse problemas. Lo malo es cuando uno es más bien… conservador. Hay gente
que se gasta en Buenos Aires el equivalente en pesos a 500 dólares americanos
en una comida para cuatro en un buen restaurante, y de ahí para arriba y a la
hora de recibir la cuenta y pagar, en efectivo o con tarjeta de crédito, se le
encoge el corazón al pensar en la propina, que si se ha comido bien y uno ha
sido bien atendido debería ser generosa.
Son
los excesivamente conservadores quienes, en ciertos países, son perseguidos
hasta la calle por los mozos del restaurante en el que dejaron poca propina.
La
nota relacionada de Isidoro Merino puede ser de inestimable ayuda para no
quedar mal a la hora de dejar propina, ni sentar plaza de despilfarrador por la
persona que le acompañe, que suele ser la santa esposa o los hijos
adolescentes.
© J. L. A. F
Nota relacionada:
No hay comentarios:
Publicar un comentario