No
fue un invento, ni siquiera una exageración nuestra la revelación de la
existencia del macho posmoderno, o macho posmo y la descripción de su manera de
ser y andar por la vida. Lo que hicimos, en todo caso, fue retratar al
personaje en clave de humor.
La
generación ni ni, los adultescentes,
los que acusan el síndrome Peter Pan son
cada vez más numerosos. Ya llegan a 1.300.000, el 20 por ciento de la población
argentina de jóvenes.
El
efecto que causan en la sociedad se ha calificado de nocivo.
No
ya nosotros, la Organización Mundial de la Salud (OMS), la universalmente
conocida revista científica inglesa The
Lancet, expertos del Murdoch
Children’s Research Institute de Melbourne (Australia) y un sin fin de estudiosos de ciencias sociales de Argentina y
otros países vienen ocupándose del tema desde hace tiempo.
Las
notas relacionadas del diario porteño Clarín, el de mayor tirada de Argentina, se
refieren a las últimas investigaciones realizadas en una buena parte del mundo,
que arrojan resultados inquietantes considerando, además, que los límites de la adolescencia se han
corrido, con efectos tan desastrosos en lo social, quizás, como los
corrimientos de tierras en lo que a sismos y movimientos telúricos se refiere.
©
J. L. A. F.
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