jueves, 25 de octubre de 2012

Instantánea



La pareja es de una distinción verdaderamente notable. Hacía tiempo que no se veía a nadie parecido, en ningún sitio. Nada tan opuesto al esnobismo, la cursilería y el tilingaje dominantes.
Los dos son muy mayores. Ella viste un traje negro de corte impecable, con botones que parecen hechos de tagua (1). Un reloj sencillo pero caro. Puede ser un Zenith. Unas pulseras de plata muy originales.
El lleva una chaqueta de género a cuadros Ghen Urquhart en tonos verdes y azules, tan inglesa que podía haber sido comprada en Savile Row (2); la camisa es de un delicado color verde agua y el pantalón más oscuro; desde donde estoy yo no puedo ver los zapatos de ninguno de los dos, pero seguramente están acordes con las respectivas “tenues”. Prendas caras, exclusivas, magníficamente llevadas.
Los dos fueron rubios de jóvenes, se nota enseguida. Ella lleva ahora el pelo teñido del mismo color, o parecido al de su juventud. El luce airosamente su pelo blanco, todavía abundante, más bien corto. Los dos tienen los ojos muy claros.
Han pedido café. El se lleva la taza a la boca con mucha lentitud. Ella está muy pendiente de él, de todos los detalles.
¿Cuántos años llevarán juntos? ¿Cuál será su nacionalidad? No hablan, así que no se sabe cuál es su lengua materna. Tienen un aspecto más sajón que latino, pero eso no quiere decir nada. Pueden ser argentinos. En Argentina hay gente distinguida.
No parecen turistas –o en todo caso viajeros, que no es lo mismo-; se mueven al ralenti con la soltura que tiene en todas partes la gente de mundo. Callados, integrados al ambiente del pequeño café del centro de la ciudad, que vende alfajores en bolsas amarillas.
Terminan sus cafés. Paga ella. El está ensimismado, ausente. Se levanta con parsimonia y se dirige hacia la salida. Se inclina ligeramente y deja que ella salga primero. Veo por la ventana que él anda muy despacio. Quizás haya estado enfermo, o lo esté, ojalá que no.
El café se queda sin gracia, sin nadie con estilo. Las voces, el ruido. La gente compra alfajores en el mostrador.

(1) Madera procedente de árboles de ciertas selvas tropicales y en particular de Panamá. Es tan dura y tan resistente que se utiliza, en vez del marfil, para hacer piezas de ajedrez. Se usó también para confeccionar botones de trajes de alta costura.
(2) Centro de la moda masculina británica e internacional en Mayfair, Londres.

© José Luis Alvarez Fermosel

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