¡Cuidado con los Idus de marzo, por
Júpiter!
Julio César murió durante los Idus cosido
a puñaladas al pie de la estatua de Pompeyo, levantada en el Senado romano.
Había llegado, de triunfo en triunfo, a
hacerse amo y señor del mundo mediterráneo. No podía perdonársele tal cosa, así que
después de una vida fecunda y brillante -que incluyó el periodismo: los
Comentarios a la Guerra de las Galias, escritos en un latín claro y purísimo,
constituyen la primera gran nota de la historia-, fue víctima de una
conspiración inicua encabezada por Tulio Címber y Casca, en la que participó
Bruto, ahijado de César. Sabida es la frase de César, dirigida a Bruto, “Tu
quoque, fili?”, y la respuesta del desnaturalizado: “Sic semper, tyrannis”.
En el calendario romano, los Idus caían
en el 15 del mes Martius (marzo), que correspondería al 14 de marzo actual. ¿Qué
eran los Idus? Los días 15 de marzo, mayo, julio y octubre y el 13 del resto de
los meses. Esos eran días de buenos augurios, en los que nada de malo podía
ocurrir. No así en otros.
Julio César fue asesinado en un día maléfico
de los Idus de marzo del año 44 antes de Cristo. Según el escritor griego
Plutarco –autor del libro Vidas paralelas, tan citado por
políticos desde tiempo inmemorial-, César había sido advertido del peligro,
pero hizo oídos sordos a la admonición.
El día de su muerte, cuando se encaminaba
al Senado, llamó a un vidente que le había avisado del grave peligro que le
amenazaba y le dijo, riéndose:
- Ya llegaron los Idus de marzo.
- Sí, pero todavía no se fueron,- le
respondió el vidente.
Aunque el calendario romano fue
reemplazado por el moderno alrededor del siglo III, la mención a los Idus de
marzo siguió haciéndose coloquialmente durante los siglos siguientes, implicita
la referencia a la muerte de César. William Shakespeare, en su obra Julio
César, editada en 1599, clamaba: ¡Guárdate de los Idus de Marzo!
©
José Luis Alvarez Fermosel
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