Junto con la palabra búnker, que detona otra
vez en época de elecciones, se escucharon hace unos días, y siguen escuchándose
por doquier extranjerismos, las palabras mal dichas de siempre y algunas
nuevas, como mafiosidad.
Siguen gozando del gusto general las ya clásicas,
la editorial, por (el artículo) editorial, primer vez por primera vez, mu por muy, toos
por todos, confrontación –que ya ha hecho callo- por enfrentamiento, cruce por choque o encararse con y ser funcional por ser afecto.
Hay más, mucho más y peor, pero no es cuestión de aburrir
con textos largos.
Eso sí, lo que llama la atención –por lo menos a un
servidor- es que quienes se expresan peor son casi siempre políticos y gentes
que se supone instruídas, algunas pasadas por una o más universidades; otros son
pensadores, ensayistas, editorialistas; otros cargan sin esfuerzo con el
sambenito de… filósofos.
¿Habrán oído de chicos en sus casas hablar a sus
mayores como hablan ellos hoy ahora y aquí? ¿Habrán tenido mal “cole”, malos
maestros?
Recomiendo la lectura del artículo de Graciela
Melgarejo de La Nación publicado hace unos días, que va a continuación. En
realidad, recomiendo todo lo que escribe Graciela Melgarejo.
© José Luis Alvarez Fermosel
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