He aquí un par de sentencias de Talleyrand,
de las que no perdieron actualidad: Si hay alguien que pueda tener el
privilegio de mentir, a los que gobiernan debe corresponder ese privilegio, ya
que son los que más y mejor lo hacen. En un país bien gobernado debe inspirar
vergüenza la pobreza. En un país mal gobernado debe inspirar vergüenza la
riqueza.
Charles Maurice Talleyrand fue obispo,
político, diplomático y estadista.
Se plegó a la Revolución Francesa, fue
hombre de confianza de Napoleón, presidente del gobierno y con la restauración
monárquica, canciller de Luis XVIII de Francia.
Era inteligente, astuto, ingenioso, fue un
magnífico diplomático y uno de los más brillantes políticos que Francia y
Europa legaron al mundo. Cosechó títulos, fortuna, lauros y honores.
Pero también fue artero, muñidor,
hipócrita, poco o nada leal a nada ni a nadie y se le calificó de apóstata y
traidor. No fueron pocos los que atribuyeron su prodigiosa carrera política a
la traición y el engaño constantes, y no a uno, sino a cinco regímenes
políticos.
Pero en política, cada frase que
pronunciaba era una sentencia.
© José Luis Alvarez Fermosel
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