miércoles, 14 de agosto de 2013

Las cosas de Talleyrand



He aquí un par de sentencias de Talleyrand, de las que no perdieron actualidad: Si hay alguien que pueda tener el privilegio de mentir, a los que gobiernan debe corresponder ese privilegio, ya que son los que más y mejor lo hacen. En un país bien gobernado debe inspirar vergüenza la pobreza. En un país mal gobernado debe inspirar vergüenza la riqueza.
Charles Maurice Talleyrand fue obispo, político, diplomático y estadista.
Se plegó a la Revolución Francesa, fue hombre de confianza de Napoleón, presidente del gobierno y con la restauración monárquica, canciller de Luis XVIII de Francia.
Era inteligente, astuto, ingenioso, fue un magnífico diplomático y uno de los más brillantes políticos que Francia y Europa legaron al mundo. Cosechó títulos, fortuna, lauros y honores.
Pero también fue artero, muñidor, hipócrita, poco o nada leal a nada ni a nadie y se le calificó de apóstata y traidor. No fueron pocos los que atribuyeron su prodigiosa carrera política a la traición y el engaño constantes, y no a uno, sino a cinco regímenes políticos. 
Pero en política, cada frase que pronunciaba era una sentencia.

© José Luis Alvarez Fermosel

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