“La libertad es poder decir libremente que dos y dos
son cuatro. Si se concede ésto, todo lo demás vendrá por sí solo” (George Orwell)
Es malo para uno y para los demás -creo yo
modestamente-, no ver la realidad como es: fabricarse una realidad para uno, anclarse,
o desarbolarse, mejor dicho, en la irrealidad.
La única verdad es la realidad, dijo Perón. No sé
hasta qué punto ésto es matemáticamente cierto. De cualquier manera, la frase
en cuestión no cayó en la Argentina en
terreno fértil.
Tal vez no haya una sola verdad, sino muchas; quizás
cada uno tenga la suya, distinta de las de los otros, cosa que se oye decir
mucho. Pero la realidad es una sola para todos, de esto no cabe la menor duda.
Jamás olvidaré lo que le escuché decir al escritor peruano –nacionalizado español, residente en
Londres- Mario Vargas Llosa en una asamblea de la Sociedad Interamericana de
Prensa (SIP) celebrada hace poco más de diez años en la ciudad balnearia
uruguaya de Punta del Este.
“La gente no se resigna a aceptar que algo tan
aburrido y pedestre como el sentido común pueda llegar a representar una
virtud, y sigue prefiriendo la irrealidad, por fulgurante y seductora, a la
realidad”, dijo Vargas Llosa.
Por eso medran tantos políticos mesiánicos en América
Latina, donde las sociedades son inmaduras porque sus convicciones democráticas
siguen siendo débiles. Esa inmadurez se basa en la creencia, tan latina, de que
la realidad puede acomodarse a nuestros deseos. De ahí que haya gobiernos
totalitarios maquillados como democracias.
Mezclamos con extraordiaria habilidad los planos de lo
real y de lo imaginario.
El surrealismo viene de lejos. Fue muy aprovechado en
América Latina por escritores como Borges, Cortázar, Carpentier, García Márquez
y otros, cultores a ultranza del realismo mágico, componente esencial de la
literatura latinoamericana y procedente de las primeras narraciones sobre
América en las que abundaban las sirenas, las serpientes de mar, los pulpos
gigantescos, poco menos también que el Adamastor de Camoes (1) y otros seres
que no existían más que en las imaginaciones febriles de quienes las contaban.
Como dijo Vargas Llosa, la costumbre de mezclar lo
verdadero con lo falso tiene entre nosotros una tradición secular.
Vargas Llosa destacó en aquella conferencia un aspecto
al que no siempre se concede la importancia debida: la influencia que tiene la
cultura en la determinación de las relaciones entre la mentira y la verdad, en
lo que es la descripción verídica de un hecho real y una descripción deformada
por factores subjetivos.
Esta tradición, más aún, ese culto a lo irreal, a lo
fantástico hizo que no supieramos organizar bien nuestras sociedades a la hora
de crear riqueza o adecuarnos a la cultura de la libertad.
Giramos en un “maelstron” de mitos, verdades a medias,
mentiras convertidas en verdades a fuerza de repetirse, raras mixturas y
tremendas mixtificaciones que no sólo se admiten como verdades sino como
realidades, lo cual es mucho peor.
El esotérico detective de nombre cabalístico S.F.X. Van
Dusen, creación del escritor estadounidense de origen francés Jacques Futrelle
(2), sostenía: “Dos y dos son cuatro, no algunas veces, sino siempre”.
(1) En la epopeya en verso Os Luisadas, del
gran escritor portugués Luis Camoes, se habla de Adamastor, el monstruo que
encarna el peligro que significan las fuerzas naturales desatadas, que intenta
destruir al navegante Vasco de Gama y su nave al doblar el cabo de Buena
Esperanza.
(2) Nacido en Pike County (Georgia) en 1875 y muerto
en 1912 en el naufragio del Titanic, fue periodista en el Boston American.
Le hizo famoso su personaje más conspicuo: el detective privado S.F.X. Van
Dusen, la Máquina Pensante. Van Dusen, doctor en Derecho, Filosofía, Medicina y
eximio cultor de otras disciplinas era de estatura media y gran cabeza, rubio,
miope, estrafalario y de mal carácter. Resolvía todos sus casos basándose en la
lógica. Apareció en tres novelas y en dos volúmenes de cuentos, uno de los
cuales, El problema de la celda número 13 fue ampliamente difundido en
varias antologías.
© José Luis Alvarez Fermosel
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