lunes, 12 de agosto de 2013

La Calesera


Las notas alegres del pasacalle de los chisperos (1) de La Calesera se meten en los pulsos en la lluviosa tarde de invierno, que da pena ver a través de los cristales del balcón.
La Calesera es una zarzuela con letra de Emilio González del Castillo y Luis Martínez Román y música de Francisco Alonso, universalmente conocido como el maestro Alonso. Se estrenó en el Teatro de la Zarzuela de Madrid el 25 de diciembre de 1925 y no ha dejado de reponerse en todas partes desde entonces. El pasacalle de los chisperos ha quedado como símbolo de la música española.
Es una historia de amor cuya acción transcurre en el Madrid romántico, en 1832, para ser exactos. Uno de los personajes es Luis Candelas, un bandido generoso tan popular en España en su día como Robin Hood en Inglaterra, Butch Cassidy y Sundance Kid en el lejano oeste de los Estados Unidos y, más cercano en el tiempo, Salvatore Giuliano en Italia.
Dos mujeres, la tonadillera Maravillas, también llamada La Calesera y una aristócrata, la marquesa de Albar se disputan el amor de un político liberal metido a revolucionario, Rafael Sanabria, que se queda con la marquesa dejando a la pobre Calesera sumida en la soledad y en la tristeza.

De calesas y caleseros

Una calesa es, o era un carruaje de cuatro, y más comúmente de dos ruedas, tirado por dos caballos, abierto por delante y resguardado parcialmente de la intemperie por detrás.
Una variedad, que hoy llamaríamos deportiva, era el calesín: una calesa ligera de un solo caballo, más consistente que el tílbury, que se le parecía.
Las calesas y sus aurigas fueron muy notorios y, por fas o por nefas, se les honró con la letra impresa y la música popular.
Recordemos al torero del pasodoble El relicario, que “(…) iba en calesa, pidiendo guerra”  cuando vio pasar a la muchacha de la que se enamoró y a la que pidió que pisara con su lindo pie un trocito de su capote para hacerse un relicario con él.
Un calesero antipático, o peor, grosero, era el del artículo ¿Entre qué gentes estamos?, de uno de los mejores, sino el mejor crítico costumbrista de España: Mariano José de Larra.
Juan Martínez Villergas dedicó a este personaje del costumbrismo romántico un artículo que tituló: El calesero.

Ni chisperos, ni majos…

Yo no quiero querer a un chispero
que finge, embustero,
palabras de amor,
y me cansan los majos de plante
que se echan p’alante
fingiendo valor...
  
Canta Milagros Martín con su hermosa voz de soprano. ¡Cómo nos han acompañado, en todas partes, esta zarzuela, este pasacalle…! ¡Cómo nos aviva, estemos donde estemos, la música regocijante de La Calesera  el recuerdo, la nostalgia de un Madrid que ya no es… aquel Madrid, nuestro Madrid, pero al que seguimos añorando!
La frase de la última romanza de La Calesera: “Tú me puedes olvidar, yo jamás te olvidaré…”.

(1) Perteneciente a las clases populares de los barrios bajos del norte de Madrid durante el Antiguo Régimen y hasta la segunda mitad del siglo XIX. Se usa como sinónimo de castizo, buen mozo, atrevido.

© José Luis Alvarez Fermosel

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