Las notas alegres del pasacalle de los chisperos (1)
de La Calesera se meten en los pulsos en la lluviosa tarde de invierno,
que da pena ver a través de los cristales del balcón.
La Calesera es una zarzuela con letra de Emilio González del
Castillo y Luis Martínez Román y música de Francisco Alonso, universalmente
conocido como el maestro Alonso. Se estrenó en el Teatro de la Zarzuela de
Madrid el 25 de diciembre de 1925 y no ha dejado de reponerse en todas partes desde
entonces. El pasacalle de los chisperos ha quedado como símbolo de la música
española.
Es una historia de amor cuya acción transcurre en el
Madrid romántico, en 1832, para ser exactos. Uno de los personajes es Luis
Candelas, un bandido generoso tan popular en España en su día como Robin Hood
en Inglaterra, Butch Cassidy y Sundance Kid en el lejano oeste de los Estados
Unidos y, más cercano en el tiempo, Salvatore Giuliano en Italia.
Dos mujeres, la tonadillera Maravillas, también
llamada La Calesera y una aristócrata, la marquesa de Albar se
disputan el amor de un político liberal metido a revolucionario, Rafael
Sanabria, que se queda con la marquesa dejando a la pobre Calesera sumida
en la soledad y en la tristeza.
De calesas y caleseros
Una calesa es, o era un carruaje de cuatro, y más
comúmente de dos ruedas, tirado por dos caballos, abierto por delante y
resguardado parcialmente de la intemperie por detrás.
Una variedad, que hoy llamaríamos deportiva, era el
calesín: una calesa ligera de un solo caballo, más consistente que el tílbury,
que se le parecía.
Las calesas y sus aurigas fueron muy notorios y, por
fas o por nefas, se les honró con la letra impresa y la música popular.
Recordemos al torero del pasodoble El relicario, que
“(…) iba en calesa, pidiendo guerra”
cuando vio pasar a la muchacha de la que se enamoró y a la que pidió que
pisara con su lindo pie un trocito de su capote para hacerse un relicario con
él.
Un calesero antipático, o peor, grosero, era el del
artículo ¿Entre qué gentes estamos?, de uno de los mejores, sino el
mejor crítico costumbrista de España: Mariano José de Larra.
Juan Martínez Villergas dedicó a este personaje del
costumbrismo romántico un artículo que tituló: El calesero.
Ni chisperos, ni majos…
Yo no
quiero querer a un chispero
que finge, embustero,
palabras de amor,
y me cansan los majos de plante
que se echan p’alante
fingiendo valor...
que finge, embustero,
palabras de amor,
y me cansan los majos de plante
que se echan p’alante
fingiendo valor...
Canta Milagros Martín con su hermosa voz de soprano.
¡Cómo nos han acompañado, en todas partes, esta zarzuela, este pasacalle…!
¡Cómo nos aviva, estemos donde estemos, la música regocijante de La Calesera
el recuerdo, la nostalgia de un
Madrid que ya no es… aquel Madrid, nuestro Madrid, pero al que seguimos
añorando!
La frase de la última romanza de La Calesera: “Tú
me puedes olvidar, yo jamás te olvidaré…”.
(1) Perteneciente a las clases populares de los
barrios bajos del norte de Madrid durante el Antiguo Régimen y hasta la segunda
mitad del siglo XIX. Se usa como sinónimo de castizo, buen mozo, atrevido.
© José Luis Alvarez Fermosel
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