América del Sur fue descubierta por los fenicios en el año 500 antes de Cristo, asegura el profesor Lienhart Delemar, de la Universidad alemana de Bonn.
En cualquier caso, colonos fenicios y hebreos llegaron antes de Cristo a Santiago del Estero, se desprende de reliquias encontradas en esa provincia del norte argentino, a 1.247 kilómetros de Buenos Aires.
En el museo de Santiago del Estero hay restos arqueológicos con inscripciones en lengua fenicia que no difieren de las halladas en otros lugares y de las que fueron autores varios pueblos del Asia Menor que vivieron milenios antes de Jesucristo.
Varios investigadores sostienen que infinidad de reliquias arqueológicas yacen aún sepultadas bajo el inmenso Chaco santíagueño, a la espera de ser descubiertas.
Según estudios realizados por científicos, las inscripciones son idénticas a las encontradas en Perú y en la India y fueron hechas con escritura circular.
Pero, ¿cómo llegaron hace 2.000 años a Santiago del Estero hombres del Asia menor?
Los investigadores parecen haber hallado una pista en inscripciones en Santiago del Estero y la provincia limítrofe de La Rioja. La escritura es de dos tipos: hebreo arcaico y fenicio de Biblos.
Otro elemento que tal vez podría arrojar alguna luz sobre el tema es un banderín de la tribu de navegantes hebreos Zabulón, descubierto también en estas lejanas latitudes del continente americano.
Los científicos pretenden ahora recomponer un "puzzle" casi indescifrable, recurriendo a fuentes bíblicas.
La Biblia dice que el rey Salomón envió una expedición mixta de marineros fenicios y judíos de la tribu Zabulón a buscar oro al país de Orphir.
Cabría entonces la posibilidad de que algún barco de la expedición se hubiera perdido en la compleja singladura y penetrado en el ancho Río de la Plata, navegando río arriba por el Paraná, como hacían los intrépidos nautas que recorrían el Nilo.
Para ayudar a comprender lo difícil que resulta precisar hoy día esos descubrimientos, no vendría mal recordar lo sucedido en Australia.
La revista “Búsqueda” de Buenos Aires, especializada en temas de divulgación y ensayo, aportó ciertos datos de interés a la solemne historia oficial.
“Búsqueda” recordó que Australia fue descubierta en 1601 por un portugués llamado Godinho de Eredia.
En los últimos años -señaló la revista- se han descubierto por lo menos seis yacimientos de objetos fenicios, tres de los cuales aparecieron en la costa oriental de Australia, la más alejada del Viejo Continente.
El también portugués Vasco de Gama encontró en 1498 la vía marítima entre Europa y la India, bordeando África. Los igualmente lusitanos Fernao Pérez y Jorge Alvarez descubrieron la ruta que conduce a China en 1517. Esos dos caminos eran ya conocidos por Oriente y Occidente. Cuando el legendario veneciano Marco Polo llegó a China por tierra entre 1271 y 1295, se encontró con cristianos nestorianos.
Los estudiosos estiman que las inscripciones de Santiago del Estero constituyen uno de los descubrimientos más importantes de los últimos tiempos. Pero todavía no se aventuran a dar una definición concreta.
Hay coincidencia, empero, en que las inscripciones son fenicias, lo que quiere decir que esos colonos vivieron hace miles de años en lo que actualmente es parte de la República Argentina.
A medida que se citan los hechos, la confusión es mayor y el monumental edificio de la historia se tambalea.
La mayoría de los descubrimientos conforma un tablero de ajedrez muy complicado, sobre el que se devanan los sesos meticulosos científicos.
Algunos de ellos, tratando de rizar el rizo, sostienen que son extraterrestres los responsables de las inscripciones jeroglíficas y otras esotéricas zarandajas que complican ahora la vida de los estudiosos.
Pero ésa (la de los extraterrestres) es otra historia, que diría Kipling.
En cualquier caso, colonos fenicios y hebreos llegaron antes de Cristo a Santiago del Estero, se desprende de reliquias encontradas en esa provincia del norte argentino, a 1.247 kilómetros de Buenos Aires.
En el museo de Santiago del Estero hay restos arqueológicos con inscripciones en lengua fenicia que no difieren de las halladas en otros lugares y de las que fueron autores varios pueblos del Asia Menor que vivieron milenios antes de Jesucristo.
Varios investigadores sostienen que infinidad de reliquias arqueológicas yacen aún sepultadas bajo el inmenso Chaco santíagueño, a la espera de ser descubiertas.
Según estudios realizados por científicos, las inscripciones son idénticas a las encontradas en Perú y en la India y fueron hechas con escritura circular.
Pero, ¿cómo llegaron hace 2.000 años a Santiago del Estero hombres del Asia menor?
Los investigadores parecen haber hallado una pista en inscripciones en Santiago del Estero y la provincia limítrofe de La Rioja. La escritura es de dos tipos: hebreo arcaico y fenicio de Biblos.
Otro elemento que tal vez podría arrojar alguna luz sobre el tema es un banderín de la tribu de navegantes hebreos Zabulón, descubierto también en estas lejanas latitudes del continente americano.
Los científicos pretenden ahora recomponer un "puzzle" casi indescifrable, recurriendo a fuentes bíblicas.
La Biblia dice que el rey Salomón envió una expedición mixta de marineros fenicios y judíos de la tribu Zabulón a buscar oro al país de Orphir.
Cabría entonces la posibilidad de que algún barco de la expedición se hubiera perdido en la compleja singladura y penetrado en el ancho Río de la Plata, navegando río arriba por el Paraná, como hacían los intrépidos nautas que recorrían el Nilo.
Para ayudar a comprender lo difícil que resulta precisar hoy día esos descubrimientos, no vendría mal recordar lo sucedido en Australia.
La revista “Búsqueda” de Buenos Aires, especializada en temas de divulgación y ensayo, aportó ciertos datos de interés a la solemne historia oficial.
“Búsqueda” recordó que Australia fue descubierta en 1601 por un portugués llamado Godinho de Eredia.
En los últimos años -señaló la revista- se han descubierto por lo menos seis yacimientos de objetos fenicios, tres de los cuales aparecieron en la costa oriental de Australia, la más alejada del Viejo Continente.
El también portugués Vasco de Gama encontró en 1498 la vía marítima entre Europa y la India, bordeando África. Los igualmente lusitanos Fernao Pérez y Jorge Alvarez descubrieron la ruta que conduce a China en 1517. Esos dos caminos eran ya conocidos por Oriente y Occidente. Cuando el legendario veneciano Marco Polo llegó a China por tierra entre 1271 y 1295, se encontró con cristianos nestorianos.
Los estudiosos estiman que las inscripciones de Santiago del Estero constituyen uno de los descubrimientos más importantes de los últimos tiempos. Pero todavía no se aventuran a dar una definición concreta.
Hay coincidencia, empero, en que las inscripciones son fenicias, lo que quiere decir que esos colonos vivieron hace miles de años en lo que actualmente es parte de la República Argentina.
A medida que se citan los hechos, la confusión es mayor y el monumental edificio de la historia se tambalea.
La mayoría de los descubrimientos conforma un tablero de ajedrez muy complicado, sobre el que se devanan los sesos meticulosos científicos.
Algunos de ellos, tratando de rizar el rizo, sostienen que son extraterrestres los responsables de las inscripciones jeroglíficas y otras esotéricas zarandajas que complican ahora la vida de los estudiosos.
Pero ésa (la de los extraterrestres) es otra historia, que diría Kipling.
© José Luis Alvarez Fermosel
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