jueves, 6 de noviembre de 2008

Los chicos con los chicos...

Se justifica, siempre se ha justificado que los jóvenes hablen en un idioma, por así llamarlo, suyo, muy particular, una lengua que en realidad es una jerga, o un argot que, como la risa, va por barrios, es decir, que en determinadas zonas de la ciudad se habla de una manera y en otras de otra, según el nivel económico social.
Ese modo de expresarse casi siempre produce simpatía y, en muchas oportunidades, aquí y en Pekín, los no tan jóvenes adquieran alguno de esos términos y los usan por estar a la moda: una de las obsesiones de estos tiempos pormodernos que soplan por doquier. El “marketing” también hace lo suyo, para qué vamos a negarlo.
Así que carta blanca para los jóvenes, a los que zarandeamos tanto, a veces pasándonos de rosca, y a los mayores un poco de sentido del ridículo –lugar del que no se regresa-, que hacerse el chico no queda bien.
Nosotros, los grandes, tenemos las malas palabras tan en boga, tan difundidas a toda hora, vengan a cuento o no, sobre todo por conductores y columnistas de radio y televisión.
Peor es la forma gramaticalmente incorrecta de expresarse y la introducción de latiguillos y ripios que empobrecen y afean nuestra hermosa lengua. Están presente en todas partes.
El esnobismo imperante ha hecho sentar últimamente patentes de corso a expresiones como: obvio u obviamente repetido hasta la saciedad, como que y la “vedette”: ¡A ver…!, dicho con un tono imperioso o displicente, como si quisiera decirse: “¿A ver si me entendéis lo que quiero decir, manga de bobos!”.
La palabra obvio, como la expresión ¡A ver!, es correcta, lo que irrita es la constante reiteración; lo mismo pasa con éste, digamos, nocierto, cómo se llama, cómo es y otras. Como que no es correcto gramaticalmente hablando; en todo caso, habría que decir como si, y no cada veinte segundos.
A continuación, lo último que he cosechado en estos días en los medios y en otros lugares:
Floristería por florería, pasivar por desactivar, completud por plenitud, bendicionar por bendecir, desaveniencia por desavenencia, convalescencia por convalecencia, ficcional por ficticio o algo relativo a la ficción, ficcionalizar por hacer ficción, lesión ligamentaria por lesión de o en los ligamentos, arribamiento por arribo, compite por compete, produjieron por produjeron, esfigie por esfinge o efigie, lo traigo a acotación por lo traigo a colación, multicidad por multiplicidad, tendencial por tendencioso, cartelizar por fijar carteles o señalizar, rediticio por redituable, especificidades por especificaciones, exceptó por exceptuó, extensar por estirar y prensable por noticioso.
Hay muchas más, pero tampoco es cuestión de cansar al lector. Ya volveremos.


© José Luis Alvarez Fermosel

Notas relacionadas:

“Los jóvenes hablan raro, pero eso refleja una sociedad plural”
http://www.diarioperfil.com.ar/edimp/0309/articulo.php?art=10783&ed=0309
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http://www.diarioperfil.com.ar/edimp/0309/articulo.php?art=10785&ed=0309

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